EL CRISTIANO ES TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO
Hoy día los nacidos de nuevo en Cristo somos templo del Espíritu Santo, somos casa o tabernáculo de Dios. Esto implica que estamos consagrados o dedicados para el Señor y que sólo él con su presencia es quien debe llenar éste templo o casa. Dios mismo expresa el deseo de llenar al creyente con la presencia del Espíritu Santo, por eso nos aconseja: “no os embriaguéis con vino en lo cual hay disolución, más bien sed llenos del Espíritu Santo”…