JESÚS TRANSFORMA TU CRISIS
Cuando en
nuestro caminar aparece la adversidad, el cansancio ha logrado su efecto
devastador, y la fe en Dios es atacada por los dardos del enemigo, el corazón
del creyente tiende a desfallecer. Es allí cuando el Señor viene y nos
recuerda: “No temas, porque yo estoy contigo, no desmayes porque Yo soy tu Dios”,
y vemos entonces que en nuestra debilidad somos fuertes, porque él se engrandece
cuando reconocemos que sin Dios nada podemos hacer…
“Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y
postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa; porque tenía
una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la
multitud le oprimía” Lc. 8:41-42.
El contexto nos enseña: que Jesús había salido de Galilea, y venía de
Gadara, volvía seguramente a Capernaúm, su ciudad en Galilea. Los habitantes lo
conocían y también Su poder, y lo esperaban con alegría. Para ver la acción de
Dios a nuestro favor es necesario depositar nuestra confianza en el poder del
Señor.
Debemos considerar la condición de Jairo: era principal de la sinagoga (Administrador
del orden en sinagoga), tenía un corazón humilde (pues se postró a los pies del
Señor y le rogó), y su única hija estaba enferma de muerte, y desde esa
condición manifiesta su fe buscando al Señor. Te invito a leer: “El Señor Es Mi Fortaleza”.
Sin embargo el principal de la sinagoga tuvo que superar algunos
obstáculos. Consideremos algunos: la incredulidad, y junto con ésta, el temor,
el desánimo y la inconstancia. Vemos que vino uno y le dijo: “tu hija ha
muerto, no molestes más al Maestro”, la incredulidad se contagia, y estaba
produciendo temor y desánimo en Jairo. El
orgullo fue otro impedimento a vencer, pues a diferencia de muchos principales,
Jairo se humilló delante del Señor y fue bendecido con el favor de Dios.
Otro obstáculo a superar fue la multitud que rodeaba y seguía a Jesús,
no era fácil llegar al maestro. Pero, a pesar de todo Jairo perseveró y confió
en Dios. La fe va de la mano con la perseverancia. En la casa lloraban y se
lamentaban por la muerte de la niña, pero el Señor Jesús declaró una palabra
diferente, él habló de vida cuando todos hablaban de muerte, las personas de fe
hablan diferente.
La fe en Dios nos permite ver la victoria sobre la burla y el
menosprecio, porque Dios premia la fe de sus hijos. Recordemos que Cristo es la
resurrección y la vida, y tiene el poder para levantar a los muertos, y restaurar
lo que se ha dañado. Él puede levantar al que ha caído, el Señor hizo el
milagro, y todos quedaron asombrados, maravillados, aunque la mayoría no creía
que fuera posible, nunca olvidemos que “lo que es imposible para los hombres,
es posible para Dios”. El Señor Jesucristo sigue sanando, salvando, liberando, él
es mismo ayer, hoy, mañana y siempre.
Reflexión final: Nuestro Dios es todopoderoso, no hay
ninguna cosa difícil para él, confía, persevera, sigue avanzando a pesar de los
obstáculos, Dios no se tarda él hará su obra.
(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria)
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