ZACARÍAS Y ELISABET, PADRES DE JUAN EL BAUTISTA

ZACARÍAS Y ELISABET, PADRES DE JUAN EL BAUTISTA
(Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria)

El Espíritu Santo obra de manera particular, transformando a cada uno de nosotros. Consideremos el caso de Elisabet, la esposa de Zacarías, madre de Juan bautista. Elisabet significa: Dios es mi plenitud. 

Recibe la visita de María, Elisabet tiene seis meses de embarazo aprox. y fue llena del Espíritu Santo y “exclamó”, vemos en el libro de los Hechos que cuando el Espíritu venía sobre una persona hablaba en lenguas, profetizaba o daba alabanzas a Dios, que importante es ver esto, pues nos enseña que una de las cosas que hace el Espíritu es transformar nuestra manera de hablar...




ZACARÍAS Y ELISABET, PADRES DE JUAN EL BAUTISTA

“En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre”, Lucas 1:39-42

Elisabet era una esposa muy buena (Dice la Biblia que eran irreprensibles, ella era fiel a su marido, lo respetaba, no lo menospreciaba), sin embargo faltaba la llenura del Espíritu Santo, y esto la llevó a un nuevo nivel espiritual y de comunión con Dios.   

El esposo: Zacarías (Lucas 1:62-68). Zacarías significa Dios se ha acordado. Era un sacerdote, había sido ungido para servir a Dios, era un buen esposo (No culpaba a su esposa por no tener hijos, ni la maltrataba, procuró siempre el bienestar de ella, fue un hombre fiel a su esposa, nadie veía a Zacarías en confianzas con otras mujeres…). Ahora tiene una nueva  experiencia con el Espíritu Santo y es usado por Dios para profetizar. 

El hijo: Juan (el bautista), Lucas 1:13-15. Él bebe fue lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre Elisabet. Por la ciencia hoy, sabemos de las capacidades del bebe en el vientre: ve, oye (recuerda que la Biblia dice que cuando Juan tenía seis meses saltó en el vientre al escuchar la voz de María). Entonces los hijos deben ser ministrados desde el vientre, pues son simiente de Dios. 

En Lucas 1:80 dice que “el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel”, vemos dos facetas de crecimiento: la natural y la espiritual, dice el texto: “se fortalecía en espíritu”. 




Desde niño conoció las Escrituras, y sus padres lo guiaban por el propósito de Dios, sería el profeta precursor de Cristo (el niño no era un problema, ni una carga, Juan significa: gracia o misericordia de Dios, Juan era un regalo de Dios). 

A veces hay cismas entre padres e hijos, ofensas mutuas, hijos que se rebelan contra sus padres, padres que hieren y lastiman a sus hijos, y el llamado de Dios es a perdonar, y caminar con Su sabiduría.

Reflexión final: Dios desea lo mejor para tu familia, permítele ministrar tu corazón, él trae Su amor para que ames, perdones y se restaure tu hogar. Cuando damos lugar a la obra del Espíritu Santo en casa, todo puede cambiar.  




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