LOS DOCE ESPÍAS DE ISRAEL
(Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria)
Dios ya había
decretado la entrega de la tierra prometida a Israel, y ellos vinieron a Moisés
para enviar espías a Canaán, pero su propósito no fue una estrategia para la
guerra, sino para ver sí era posible la conquista. Ellos querían medir las
posibilidades, lo vemos porque al final se lamentan por la grandeza de los
gigantes y la altura de las murallas de las ciudades cananeas.
Esto nos recuerda que la fe obedece a Dios, aunque el camino tenga gigantes y los muros a derribar sean fuertes, pues no se trata de nuestra fuerza sino del poder de Dios operando en sus hijos...
Esto nos recuerda que la fe obedece a Dios, aunque el camino tenga gigantes y los muros a derribar sean fuertes, pues no se trata de nuestra fuerza sino del poder de Dios operando en sus hijos...
LOS DOCE ESPÍAS DE ISRAEL
“Y vinisteis a mí todos vosotros, y dijisteis: Enviemos
varones delante de nosotros que nos reconozcan la tierra… Y el dicho me pareció
bien; y tomé doce varones de entre vosotros, un varón por cada tribu. Y
se encaminaron… y reconocieron la tierra. Y tomaron en sus manos del fruto del
país, y nos lo trajeron… y dijeron: Es buena la tierra que Jehová nuestro Dios
nos da” Deut. 1:22-25.
La fe
camina por encima de los sentidos naturales, la fe nos lleva a caminar aunque
el camino sea difícil. Los espías hebreos reconocen la buena tierra, pero no
creen que la puedan conquistar. Ellos fueron a ver la tierra, porque: “le
pareció bien a Moisés” y a ellos (vrs 23), pero lo que hicieron fue desanimarse
y desanimar al resto del pueblo.
Lo que ellos estaban haciendo no le pareció bien a Dios, pues esto era incredulidad y desconfianza. Los espías no creyeron que Dios les daría la victoria sobre el enemigo, ellos no avanzaron en la perfecta voluntad de Dios.
Lo que ellos estaban haciendo no le pareció bien a Dios, pues esto era incredulidad y desconfianza. Los espías no creyeron que Dios les daría la victoria sobre el enemigo, ellos no avanzaron en la perfecta voluntad de Dios.
Ellos pensaron
más en los obstáculos que en el poder de Dios. El razonamiento humano produce
duda, murmuración y rebelión, Deut. 1:26-27 “…no quisisteis subir, fuisteis
rebeldes al mandato de Jehová; y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Jehová
nos aborrece...”. Esta porción nos hace reflexionar en varias cosas: Vieron
a los gigantes, pero no veían la grandeza de Dios.
Consideraron las grandes murallas, pero no el poder de Dios. La muralla más grande no era la de Jericó, sino la de su incredulidad. Dieron más lugar a la duda, que a la fe en las promesas de Dios. La fe en Dios derriba gigantes y las más grandes murallas, Deut. 1:28-29 (Las estrategias para derribar gigantes puedes leerlas en: “Victoria sobre los Gigantes”).
Consideraron las grandes murallas, pero no el poder de Dios. La muralla más grande no era la de Jericó, sino la de su incredulidad. Dieron más lugar a la duda, que a la fe en las promesas de Dios. La fe en Dios derriba gigantes y las más grandes murallas, Deut. 1:28-29 (Las estrategias para derribar gigantes puedes leerlas en: “Victoria sobre los Gigantes”).
No
escuches las voces incrédulas y temerosas, escucha a Dios y esfuérzate haciendo
su voluntad. Los gigantes amenazan con su voz, con su tamaño y menosprecian las
palabras de Dios, pero nuestra fe perseverante los verá al final caer, como
cayó Goliat ante la fe y valor de David. La fe nos hace testigos y protagonistas
de los milagros de Dios.
Moisés
declara: “Jehová vuestro Dios, el cual va delante de
vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las
cosas que hizo por vosotros en Egipto” Deut. 1:30.
Es como si Moisés dijera: “No miren el tamaño de los gigantes, miren la
grandeza de Dios.
Recuerden todo lo que él ha hecho, derrotó a faraón y su imperio, abrió el mar rojo y murieron miles de soldados egipcios, Amalec y sus miles fueron derrotados (Puedes leer la derrota de Amalec en: “La Guerra Contra Amalec” ). Dios hizo milagros sorprendentes en medio del desierto y ante sus enemigos, y todo esto lo ha hecho no para volver atrás, sino para conquistar ahora lo que Dios ha planeado.
Recuerden todo lo que él ha hecho, derrotó a faraón y su imperio, abrió el mar rojo y murieron miles de soldados egipcios, Amalec y sus miles fueron derrotados (Puedes leer la derrota de Amalec en: “La Guerra Contra Amalec” ). Dios hizo milagros sorprendentes en medio del desierto y ante sus enemigos, y todo esto lo ha hecho no para volver atrás, sino para conquistar ahora lo que Dios ha planeado.
Reflexión final:
Dios conduce a su pueblo, y lo lleva su destino. Quizá el camino tenga algunos
obstáculos a superar, pero Dios ha prometido a su pueblo la victoria, él es
fiel y no fallará, avanza, no dejes de caminar, él Señor va contigo.
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Gracias damos a Dios por lo que hace. Muchas gracias por seguir nuestras publicaciones. Bendiciones Jollie.
ResponderBorrarPreciosas palabras que ayudan, alientan, y confirman la grandeza de Dios. Sea su Ministerio bendecido cada segundo de sus vidas. Gracias por llevar siempre la palabra de Dios más allá de lo que podemos entender. Dios los bendiga.
ResponderBorrarPreciosas palabras que ayudan, alientan, y confirman la grandeza de Dios. Sea su Ministerio bendecido cada segundo de sus vidas. Gracias por llevar siempre la palabra de Dios más allá de lo que podemos entender. Dios los bendiga.
ResponderBorrarGracias por tu comentario Sandra, es valioso para nosotros. Salomo 20:1-3 "Que el SEÑOR te responda en el día de la angustia. Que el nombre del Dios de Jacob te ponga en alto. Que desde el santuario te envíe ayuda, y desde Sion te sostenga. Que se acuerde de todas tus ofrendas, y halle aceptable tu holocausto".
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