EL MANÁ PAN DEL CIELO (Devocional No. 042)
Devocional No. 042 (Pastores Gonzalo y Andrea
Sanabria)
“Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el
pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo
pruebe si anda en mi ley, o no”, Éxodo 16:4. Te invitamos a leer este interesante estudio
El maná, pan celestial:
El maná, pan celestial:
Ésta provisión
sobrenatural de Dios para su pueblo en el desierto es uno de los grandes
milagros del Antiguo Testamento. Lamentablemente el contexto en el que se
origina éste milagro no es una respuesta de Dios a la oración, ni a la adoración,
ni al clamor de su pueblo, sino que dice la Escritura: “Israel murmuró”.
Aunque Dios iba delante de ellos, los defendía y grandes señales había hecho, Israel no estaba agradecido, ni confiado en él, más bien expresa su inconformidad quejándose y murmurando ante la voluntad de Dios. (Evitemos la murmuración, pues Dios siempre sabe lo que hace, cuando y como).
Aunque Dios iba delante de ellos, los defendía y grandes señales había hecho, Israel no estaba agradecido, ni confiado en él, más bien expresa su inconformidad quejándose y murmurando ante la voluntad de Dios. (Evitemos la murmuración, pues Dios siempre sabe lo que hace, cuando y como).
Dios esperaba que
Israel confiara en él, pues los había sacado de Egipto con grandes señales, y
los llevaba a la tierra prometida de una manera sobrenatural. Nosotros debemos
confiar en Dios, pues él sabe de dónde nos ha sacado y sabe a dónde nos quiere
llevar (Dios lo sabe todo).
Dios habla a Moisés, no sólo porque era quien estaba a cargo, sino porque era un corazón sensible en el desierto (Recordemos que el sol endurece el barro, pero ablanda el hielo. A veces ante el difícil camino algunos corazones se endurecen, pero Moisés mantuvo un corazón sensible a Dios).
Dios habla a Moisés, no sólo porque era quien estaba a cargo, sino porque era un corazón sensible en el desierto (Recordemos que el sol endurece el barro, pero ablanda el hielo. A veces ante el difícil camino algunos corazones se endurecen, pero Moisés mantuvo un corazón sensible a Dios).
Dios le dice a
Moisés: “hare llover pan del cielo”, aunque eso nunca antes había ocurrido,
aunque hacer llover en el desierto ya era difícil, y hacer llover pan era algo
único y humanamente imposible, Moisés confió plenamente en las palabras del
Señor.
Es interesante tener en cuenta el pan en tiempos de Moisés, algunos alargados, redondos, de tamaño personal y familiar, de color café oscuro y claro, y él pudo imaginárselos así, pero el maná pan del cielo era “como semilla de culantro (cilantro), blanco, y su sabor como hojuelas con miel” (Éx. 16:31). Concluimos entonces que aunque Dios siempre hace lo que dice, no siempre lo hace como nos lo imaginamos.
Es interesante tener en cuenta el pan en tiempos de Moisés, algunos alargados, redondos, de tamaño personal y familiar, de color café oscuro y claro, y él pudo imaginárselos así, pero el maná pan del cielo era “como semilla de culantro (cilantro), blanco, y su sabor como hojuelas con miel” (Éx. 16:31). Concluimos entonces que aunque Dios siempre hace lo que dice, no siempre lo hace como nos lo imaginamos.
(Semillas de cilantro)
Estaban en el
desierto de Sin, cuyo nombre significa arbusto. Éste era el panorama: arena y
arbustos, claro era difícil, y allí es donde debemos usar y caminar con los
ojos de la fe, ver por encima de las circunstancias, creer lo que Dios ha
dicho, pues adelante estaba la tierra que fluye leche y miel, tierra de
abundancia y bendición, para por allí era temporal y formativo.
Dios da instrucciones
respecto a la manera de recoger el maná: “recogerá diariamente la porción de un
día” y en esto serían probados. Dios nos prueba, él espera que caminemos en su
ley, es la prueba de la obediencia. Para Dios la obediencia es más valiosa que
miles de sacrificios, pues ante Dios no es posible negociar la obediencia por
obras religiosas.
El maná fue
temporal, fue la provisión de Dios en el desierto para Israel. Pero Jesús dijo:
“Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Yo soy el pan
vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para
siempre” (Jn. 6:49, 51). Que bendición!
Cristo es nuestra provisión para la eternidad y para nuestro ahora, podemos comer de él sin medida, él es nuestra vida y fortaleza, quien “come de este pan vivirá para siempre” (Jn. 6:58).
Cristo es nuestra provisión para la eternidad y para nuestro ahora, podemos comer de él sin medida, él es nuestra vida y fortaleza, quien “come de este pan vivirá para siempre” (Jn. 6:58).
Reflexión final: Dios
tiene cuidado de nosotros como cuidó de Israel en el desierto, e igualmente nos
quiere llevar a la tierra de bendición, es decir al lugar de su perfecta
voluntad. Dios es nuestro proveedor, y la más grande provisión ha sido su Hijo
mismo: Jesucristo, el pan vivo que descendió del cielo. Gracias, amado Jesús
por tu obra, permítenos alimentarnos de ti cada día. Amen.
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Gracias Pastores por el tiempo que se han tomado y por cada conocimiento que han transmitido de manera clara en esta página de gran edificación para nuestras vidas. Les bendecimos en el nombre de Jesucristo para que el Altísimo les siga usando a una dimensión mayor espiritual en su voluntad.
ResponderBorrarDios te bendiga. Muchas gracias por tus palabras las cuales nos animan en éste servicio al Señor Jesucristo. Gracias por tu apoyo. Bendiciones.
BorrarBien
BorrarGracias por que mees una buena reflexión gracias por lo que an durado crearla verdaderamente gracias franklin perez
BorrarMuchas gracias Franklin Perez por tus comentarios. Bendiciones.
BorrarEspoderoso mensaje Dios habló á mí vida
ResponderBorrarMuchas gracias por dejarnos tu testimonio. Dios te bendiga.
BorrarQue bendicion nos edifica y es de bendicion para nuestro ministerio
ResponderBorrarDios te bendiga y muchas gracias por dejarnos tu comentario.
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