SI ALGUNO TIENE SED, VENGA A MÍ BEBA (Devocional No. 079)
(Pastores
Gonzalo y Andrea Sanabria)
Jesús ofrece
agua, pero es una diferente, pues la natural sacia por un momento, pero la que
el Señor ofrece produce vida eterna. El texto de hoy nos dice: “en el último
día de la fiesta”, cuál? Nos habla de la fiesta de los Tabernáculos, era tiempo
de cosecha, y recordaban su peregrinaje por el desierto, donde Dios les dio
agua (pero recordemos que al rato tenían sed de nuevo). El agua que Jesús ofrece es agua de vida eterna, que sacia la necesidad de Dios en el ser humano...
SI
ALGUNO TIENE SED, VENGA A MÍ BEBA (Devocional No. 079)
“En
el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz,
diciendo: Si alguno tiene sed,
venga a mí y beba”, Juan 7:37.
Los sacerdotes en
tiempos de Jesús tenían por costumbre acarrear agua de la fuente de Siloé
(muchos los acompañaban) en una jarra de oro para derramarla sobre el altar en
el templo, después de haber entrado por la puerta de Agua, pero el último día de
la fiesta esto se omitía, todos lo sabían, y es en éste marco cuando Jesús hace
la invitación, captando la atención de todos.
El Espíritu Santo
renueva y sacia la sed del sediento. Hay muchas aguas y ríos, aguas
contaminadas, sucias, turbias y aguas limpias, diáfanas y cristalinas. La
Biblia, en el Libro de Apocalipsis nos enseña del río en el cielo: “un río limpio de agua de vida, resplandeciente como
cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero… es un río de sanidad,
multiplicación, vida abundante, los árboles a sus orillas son de abundante
fruto…”.
Jesús es nuestra fuente inagotable de vida, por eso hace la invitación:
“venga a mí y beba”. Dios sabe que requerimos de esa agua para vivir, pues
cuando el ser humano no la puede beber, su perspectiva de vida es escaza, su
visión a lo eterno es borrosa, su fuerza se agota, y su ser desfallece en el
caminar terrenal.
Para hacer la voluntad y la obra de Dios debemos mantener claro que es Dios mismo quien nos da su fuerza y poder para hacerlo. No es con ejército ni con fuerza, sino con su Santo Espíritu.
Para hacer la voluntad y la obra de Dios debemos mantener claro que es Dios mismo quien nos da su fuerza y poder para hacerlo. No es con ejército ni con fuerza, sino con su Santo Espíritu.
Cuáles son los
requisitos para beber del Espíritu?
Están expresados
en el mismo pasaje de Jn. 7:37-39
1.
Creer en él,
2.
Acercarse a él,
3.
Tener sed de
Dios.
La obra del Espíritu Santo en el creyente es comparada aquí con la
obra de los ríos que emanan de una fuente de agua viva. Es aquella fuente que
nunca se agota, los ríos que de ella salen, producen vida, limpian, transforman
el árido paisaje en hermosos valles y verdes montañas, generan vida
continuamente. Es lo que Dios nos ha regalado por su Espíritu: vida,
renovación, limpieza, transformación, a él sea la gloria por su amor y bondad.
Reflexión final: Dios es bueno, y por eso entrega al hombre el maravilloso don del
Espíritu Santo, no por méritos humanos, sino por la gracia en Cristo Jesús. Por
su Espíritu podemos vivir, ser transformados, y avanzar hacía el plan divino. Dios gracias por tu amor y bondad.
Te invitamos a
leer:
SUSCRÍBETE GRATIS y recibe los devocionales en tu e-mail, sólo HAZ CLICK AQUÍ
Síguenos en las redes sociales:
Síguenos en las redes sociales:
http://www.facebook.com/GonzaloyAndreaSanabria,
https://twitter.com/GonzaloAnzola y https://plus.google.com/104340810973099597133/posts
https://twitter.com/GonzaloAnzola y https://plus.google.com/104340810973099597133/posts
Comentarios
Publicar un comentario