DIOS NO HA DESECHADO SU PLAN CONTIGO (Devocional 024).
Devocional 024 (Pastores Gonzalo y Andrea
Sanabria).
DIOS NO HA DESECHADO SU PLAN CONTIGO.
“Apacentando
Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a
través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el
Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza”, Éx. 3:1-2a...
Han pasado cuarenta años desde que Moisés
huyó de Egipto, y se ha refugiado en la tierra de Madián, está casado con
Sefora, y tiene un hijo a quien le puso por nombre: Gersón, cuyo significado es
“forastero soy en tierra ajena” (Éx. 2:22), y expresa en buena manera lo que
estaba Moisés viviendo: estaba muy lejos de su pueblo, en tierra extranjera, no
volvió a ver a sus padres, y vive con nostalgia en su corazón.
Ahora es pastor de ovejas, y son muy
importantes los detalles que la Escritura nos brinda, por ejemplo nos dice que:
eran “las ovejas de Jetro su suegro” (no eran de él, entonces aunque habían
pasado muchos años no le había ido muy bien), y también nos dice el texto: las
“llevó a través del desierto”, de manera que hablamos de un camino difícil:
calor de día, mucho frio de noche, peligros, soledad, etc. Pastorear ovejas a
través del desierto no era cosa fácil.
Considerando que para Moisés han pasado
cuarenta años, tiene familia, vive muy lejos de la tierra de sus padres y es
pastor de ovejas, seguramente en su mente y corazón ya no laten con fuerza
aquellos sueños de ser un libertador, un gran líder y un poderoso instrumento
de Dios. Probablemente los había olvidado. Pero Dios no, aunque había fallado, aunque estaba en un desierto, aunque tenía ochenta años de edad, Dios no lo había desechado, ni lo había olvidado.
La Escritura nos dice que Moisés “llegó
hasta Horeb, monte de Dios”, la palabra Horeb significa: desolado, seco,
desierto. La Biblia lo califica como “monte de Dios”, lugar de manifestación
divina. Es un lugar donde no hay muchas voces, ni distracciones, soledad en la
que Dios se manifiesta, y a la cual a veces nos lleva para escuchar sólo Su voz
y en medio del “desierto” donde reconocemos nuestra débil condición.
Dios se le aparece a Moisés en el desierto,
a sus ochenta años, en un escenario y modo que ninguno de nosotros esperaría.
Pero así es Dios, se manifiesta cuando él quiere, y dónde él quiere (de acuerdo
a Su perfecta voluntad), él es el Señor, Dios todopoderoso y soberano.
Moisés (por el fracaso del pasado) huía de la gente, de grandes responsabilidades, de cualquier posible liderazgo, pero no podía huir y esconderse de Dios. Por eso el salmista dice: “¿a dónde huiré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?
Moisés (por el fracaso del pasado) huía de la gente, de grandes responsabilidades, de cualquier posible liderazgo, pero no podía huir y esconderse de Dios. Por eso el salmista dice: “¿a dónde huiré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?
Reflexión
final: Cuando hemos
cometido errores significativos en nuestra vida o ministerio, o hemos
experimentado decepciones, somos tentados a huir, a no intentarlo de nuevo, o
pensamos en olvidar lo que un día soñamos.
Sin embargo, la Escritura nos enseña que Dios es restaurador por excelencia, él no desecha a sus hijos y vuelve a convocarlos a su plan celestial, animándolos y depositando en ellos Su poder. Adelante, acércate al monte de Dios (quiero decir a Su presencia) y él te hablará y te enviará con un nuevo nivel de gloria.
Sin embargo, la Escritura nos enseña que Dios es restaurador por excelencia, él no desecha a sus hijos y vuelve a convocarlos a su plan celestial, animándolos y depositando en ellos Su poder. Adelante, acércate al monte de Dios (quiero decir a Su presencia) y él te hablará y te enviará con un nuevo nivel de gloria.
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