LLAMAMIENTO DE LEVÍ

LLAMAMIENTO DE LEVÍ
(Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria)

En una de las grandes batallas de la Guerra Civil, en Estados Unidos, un recluta que había perdido su compañía durante una gran confusión, se aproximó tímidamente al general Sheridan y le preguntó que ha dónde debía entrar. “¿Entrar?”, rugió el general con una voz de trueno tan terrible que aterrizó al ya asustado recluta; “entra a dondequiera; se está combatiendo en todas las líneas de batalla”. 

No preguntes ¿Dios, quieres que te sirva? La respuesta es demasiado evidente, Jesús lo dijo: “la mies es mucha y los obreros pocos”…




LLAMAMIENTO DE LEVÍ

Después volvió a salir al mar; y toda la gente venía a él, y les enseñaba. Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió”, Mr. 2:13-14. 

Jesús continúa llamando obreros hoy. Hablemos acerca de Leví, era el mismo Mateo, cobrador de impuestos. Leví significa: unido, asociado a él. Es un término que denota adhesión, unión, el que une a los suyos, al nacer indica la esperanza de que el nuevo miembro renueve la unión familiar y amor de los cónyuges. 

Pero su nombre no aplicaba en su vida, pues cómo cobrador de impuestos de Roma (era un publicano, éstos exigían sumas superiores al valor de los impuestos para pagarse ellos mismos, excluidos de la sociedad hebrea, llamados gentiles, y pecadores, considerados traicioneros del pueblo), era aborrecido por el pueblo hebreo (entonces no propiciaba la “unión”).

Es llamado luego Mateo (seguro al venir a ser discípulo de Jesús), cuyo significado es: “don de Dios”; “regalo de Dios”; y “recompensa”, Dios transforma a alguien que cobraba los impuestos a los hebreos, en bendición y don para ellos mismos, pues el posterior ministerio del apóstol Mateo fue dirigido a  los judíos. Dios tiene el poder de transformar todas las cosas, y aún tornar la maldición en bendición.




Dios no hace acepción de personas. Jesús lo llamó: “sígueme”, Mateo tuvo que tomar una decisión, porque ante el llamado de Jesús cada uno toma su decisión. Mateo “levantándose, le siguió”, y Mateo pasa de publicano a discípulo, llega a convertirse en apóstol y escritor de uno de los evangelios. 

Nuevamente vemos a Dios, “quien lo necio del mundo escogió, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia”. 

Para Dios es más importante la disposición que la preparación, pues ésta viene en el proceso. Ellos fueron primero discípulos que se dispusieron a seguir a Jesús, y luego fueron los apóstoles del Cordero. 


(Te invito a leer: Sermones escritos para predicar).  
                
Reflexión final: Dios en su gran amor diseñó grandes planes para cada uno de nosotros, y por eso cada uno debe responder con un corazón dispuesto a su llamado, sin temor, pues finalmente es Dios mismo quien hará la obra a través de cada uno.

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