(Pastores
Gonzalo y Andrea Sanabria)
Israel transita
por el desierto, y ante la adversidad del camino y “cansados del maná” se
quejan contra Dios y contra Moisés. Ésta murmuración dio origen a tristes
resultados, serpientes ardientes aparecieron en abundancia y empiezan a morder
al pueblo de Dios.
Es muy significativa la expresión “pueblo de Dios”, pues
aunque seguían al Señor dieron lugar al enemigo con su murmuración y rebelión
de corazón. Por eso, con razón la Escritura nos enseña que la murmuración da
lugar al destructor. Por eso hablemos siempre palabras de bendición que
edifique a los oyentes…
LA SERPIENTE BRONCE (Devocional No. 093)
“Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que
mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel” Números 21:6.
Debemos concluir
que los resultados están determinados por la fe, o por la ausencia de ésta. La
fe promueve la manifestación del poder de Dios.
Lo vemos por todas partes en
las Escrituras, por ejemplo cuando Noé creyó fue salvado de las aguas; cuando
Abraham creyó fue justificado por Dios; Moisés por la fe vio como el mar rojo
se abría; por la fe los amigos de Daniel no se quemaron en el horno de fuego,
por la fe en las palabras de su Padre Jesús resucitó al tercer día, por la fe
sanó a los enfermos y liberó a los cautivos; entonces la fe promueve la
manifestación de la gloria de Dios.
La murmuración o
calumnia en contraste con la fe, declara fracaso, ruina, miedo, desvirtúa el
poder de Dios, derriba la fe de otros y aún hace dudar a los hijos de Dios. Las
palabras negativas son un enemigo de la fe, recordemos que Pablo por el
Espíritu dijo: “Creí, por lo cual hablé”.
Nosotros creemos, por lo cual
hablamos palabras de Dios, no mintiendo acerca de nuestras dificultades, sino
confiando en Dios que siempre nos guarda y sabe lo que hace (Respecto a esa
confianza total en Dios te invitamos a leer “Dios Ordena a Abraham que Sacrifique a su Hijo Isaac”).
La incredulidad
da lugar a la acción destructora del enemigo. El texto dice: “Jehová envió
serpientes ardientes”, literalmente venenosas, la misma Escritura enseña que el
“desierto era grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de
escorpiones” (Deut. 8:15), y el Señor los había guardado de éstos animales,
pero ahora ellos habían activado en su contra las serpientes por su pecado.
“Murió mucho
pueblo” dice el texto, a veces Dios permite el dolor en nuestras vidas para que
nos acerquemos a él. Tengamos en cuenta que en el vrs. 5 ya el pueblo lo habían
declarado, pues habían dicho: “para que muramos en este desierto”. Definitivamente
nuestras palabras activan cosas a nuestro favor o en nuestra contra, eso
depende de las palabras que hablemos (sobre el poder de las palabras te
invitamos a leer: “Declara Bendición”).
Dios da
instrucciones a Moisés para construir una serpiente de bronce, “Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y
ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá”
Números 21:8.
Esta serpiente de bronce (el bronce es un metal que en la Biblia
simboliza juicio), es figura de Aquel que fue levantado en una cruz, y murió
llevando todo el juicio, y ahora todo aquel que en él creyere será salvo y no
ira a condenación eterna.
Reflexión final: Dios desea
derramar bendiciones sobre su pueblo, siempre guardarlo y levantarlo en alto.
Por eso, procuremos ser fieles y con gozo hacer su voluntad, él nos conduce al
mejor lugar.
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