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DECLARA BENDICIÓN (Devocional 020)


Devocional Semanal No. 020, Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria

DECLARA BENDICIÓN

Y respondió José a su padre: Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí. Y él dijo: Acércalos ahora a mí, y los bendeciré”. Gén. 48:9.

Que hermoso cuadro: Jacob en su vejez, José su hijo, Efraín y Manasés sus nietos. Vemos aquí tres generaciones, al leer la Biblia vemos que Dios es un Dios de generaciones, por ejemplo a Moisés Dios dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob”. Dios desea que nosotros lo sigamos, y también todos nuestros descendientes. La Escritura nos dice muchas cosas de los hijos, veamos algunas por ejemplo: 




1.   “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre” (Sal. 127:3).
2.   “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas… y vuestros jóvenes verán visiones” (Joel 2:28).
3.   “Instruye a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma” (Prov. 29:17).
          
En el texto de hoy, José dice: “son mis hijos que Dios me ha dado aquí”. Ni siquiera en broma debemos poner en duda quienes son nuestros hijos, y expresarlo delante de ellos y de otros es muy importante, pues su identidad es afirmada. 

José reconoce que son un don del cielo, que Dios se los ha dado y honra al Señor declarándolo. Concluimos entonces que los hijos no son un problema, ni un obstáculo, sino una bendición de Dios, a través de la cual Dios quiere perpetuar su Nombre.  

Por supuesto, a veces en su proceso de formación, se originan dificultades, que requieren la sabiduría de Dios en los padres. Dios nos encomienda instruirlos en Su camino, conducirlos hacía el propósito divino, y para lograr esto, definitivamente tenemos que hacer equipo con Dios, pues el desafío es grande. Qué bueno que Dios es Padre, Jesús es Hijo, y el Espíritu Santo está con nosotros para ayudarnos.

Jacob como patriarca y líder de la familia, impone sobre Efraín y Manasés sus manos y abre sus labios para bendecirlos, declara palabras de bendición, de multiplicación, crecimiento y devoción a Dios. 



Esto debemos hacerlo con nuestros hijos, orar por ellos, ministrarlos y profetizar palabras de bendición sobre sus vidas, pues los padres tienen la autoridad de Dios sobre sus hijos para hacerlo. Si en el pasado hubo palabras de maldición sobre los hijos, pues ahora en Cristo, es el tiempo de cancelar esas palabras ociosas y declarar palabras de bendición y victoria sobre ellos.   

Reflexión final: Dios diseñó la familia, el matrimonio y la continuación de la vida a través de los hijos. Son ellos para nosotros un regalo de Dios, que debemos cuidar y formar con responsabilidad ante los ojos de Dios, animándolos y guiándolos al propósito divino, conscientes de que somos un modelo de vida para ellos.  




Te invitamos a leer:
     1.  ¿QUÉ ES LA FE? 
     2.  EL GOZO DE DIOS 
      

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