LA OBRA DEL PARACLETOS EN EL CRISTIANO
(Pastores
Gonzalo y Andrea Sanabria)
Jesús no dejo
solos a sus discípulos, les envió el Consolador. La obra del Espíritu Santo en
cada uno de nosotros es maravillosa. Al leer el Libro de los Hechos vemos las
cosas que el Espíritu Santo hizo con ellos, los grandes milagros, maravillas, y
señales entre el pueblo.
Pero ante todo, podemos ver las grandes transformaciones de Dios en las vidas de los apóstoles, por ej: el indeciso e inconstante Pedro, no solo se convierte en el líder del avivamiento en Jerusalén que gano miles de almas para Cristo, sino en un hombre valiente, osado y firme…
Pero ante todo, podemos ver las grandes transformaciones de Dios en las vidas de los apóstoles, por ej: el indeciso e inconstante Pedro, no solo se convierte en el líder del avivamiento en Jerusalén que gano miles de almas para Cristo, sino en un hombre valiente, osado y firme…
LA OBRA DEL PARACLETOS EN EL CRISTIANO:
“Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en
mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he
dicho”, Juan 14:26.
A. Acompañamiento: Recordemos
que la primera expresión del significado de Consolador, del griego Parakletos,
es uno que acompaña, que está al lado. El temor que vino sobre los discípulos,
al saber que Jesús se iba, es el que viene muchas veces al creyente ante un
futuro incierto, pero así como los discípulos del Señor por el poder del
Espíritu Santo avanzaron y vencieron, nosotros podemos avanzar y vencer.
B. Enseñanza: Jn.
14:26. “Él os enseñará”, él hará las veces de maestro, pues es el enviado de
Dios al creyente para que sea instruido. No sólo me revela la Biblia, sino que
me enseña e instruye acerca de la vida en el espíritu, para caminar en
victoria. Es nuestro maestro en el día a día.
C.
Da testimonio:
Jn. 15:26. Consideremos primero el término “testimonio”, del griego marturéo (raíz de la palabra mártir, aquí
podemos recordar a aquellos que murieron dando testimonio de Cristo), término que además significa: testificar, ser testigo, afirmar, ratificar,
hablar favorablemente, aprobar.
Conclusión: Ante todo esto podemos ver no sólo la realidad de la batalla, sino que además vemos que somos soldados, equipados con las armas y la autoridad de Dios para vencer. Tengamos siempre presente: Mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo.
El testimonio del Espíritu Santo a nuestro espíritu humano renacido, requiere silencio, mansedumbre, anhelo de ser oído (ser percibido en el espíritu), por eso es llamado aquí también: el Espíritu de verdad, para que el creyente no sea engañado por el padre de mentira: el diablo. Debemos ser guiados por Dios.
Conclusión: Ante todo esto podemos ver no sólo la realidad de la batalla, sino que además vemos que somos soldados, equipados con las armas y la autoridad de Dios para vencer. Tengamos siempre presente: Mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo.
El testimonio del Espíritu Santo a nuestro espíritu humano renacido, requiere silencio, mansedumbre, anhelo de ser oído (ser percibido en el espíritu), por eso es llamado aquí también: el Espíritu de verdad, para que el creyente no sea engañado por el padre de mentira: el diablo. Debemos ser guiados por Dios.
D. Santificar y
revelar la herencia de Dios en Cristo, Jn. 16:7-15. El Espíritu Santo convence
al mundo de su condición pecadora, pero también redargüye al creyente cuando va
por malos caminos. El Espíritu Santo no habla por su propia cuenta, sino que
habla lo que oye decir al Padre y al Hijo, y revela la herencia del Padre para
sus hijos.
Reflexión final: El Espíritu
Santo es el Consolador enviado por el Padre y por el Hijo, ha venido para
guiarnos a toda verdad, para enseñarnos, aconsejarnos y para revelar la
herencia de los hijos de Dios en Cristo Jesús.
Conclusión: Ante todo esto podemos ver no sólo la realidad de la batalla, sino que además vemos que somos soldados, equipados con las armas y la autoridad de Dios para vencer. Tengamos siempre presente: Mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo.
Conclusión: Ante todo esto podemos ver no sólo la realidad de la batalla, sino que además vemos que somos soldados, equipados con las armas y la autoridad de Dios para vencer. Tengamos siempre presente: Mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo.
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