VICTORIA SOBRE EL DESTRUCTOR

EL ÁNGEL DESTRUCTOR
(Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria)

Recordemos que Jesús dijo: “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”, la voluntad de Dios para nosotros es vida abundante, el propósito del enemigo es todo lo contrario. 

No podemos ignorar las estructuras demoníacas, sus maquinaciones, ni sus agentes: demonios, principados y potestades… Pero Dios ha dado a su Iglesia el equipamiento y estrategias para vencer estos seres y poderes de las tinieblas…



VICTORIA SOBRE EL DESTRUCTOR

I.   QUIÉN ES EL DESTRUCTOR?   

Es un ángel equipado para ejecutar el juicio divino (Éxodo 12:21-23).  

“Y Moisés… les dijo: Sacad y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua... y el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana. Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir”.

Nota: En este pasaje podemos ver varias cosas:

1.  Israel sería librado por la fe en la sangre del cordero.

2.  Este juicio vendría sobre los egipcios (por su idolatría, ocultismo, opresión y rebelión al mandato divino: “deja ir a mi pueblo”) y no sobre los hebreos.

3.  Quien juzga es Dios, pero para la ejecución del juicio usa al destructor.

4.  Su nombre en hebreo es shajat y traduce: destructor, heridor, el que corrompe la moral, el que arruina, el que deja muerte y destrucción.

Dios tiene dominio sobre todos los espíritus (1 Reyes 22:21-23).

“Salió un espíritu y se puso delante de Jehová,  y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo: ¿De qué manera? Él dijo: Yo saldré, y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Y él dijo: Le inducirás, y aun lo conseguirás; vé, pues,  y hazlo así. Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, y Jehová ha decretado el mal acerca de ti”.

Nota: En el cielo hay una corte o tribunal, donde Dios está sentado en su trono y juzga conforme a su palabra y misericordia, mientras tanto en la tierra en Israel hay mentira, engaño, falsa profecía, anhelo de poder terrenal, unión con las tinieblas y permisividad con el espíritu jezabélico (Acab era el rey y su esposa era Jezabel con todo su culto a los baales…). 

Todo esto dio lugar a las tinieblas, pues “se había decretado mal contra Acab” y contra esa batalla. Es importante recordar aquí que Dios ha dispuesto la armadura espiritual para que su pueblo camine en victoria.     



 
II.  POR QUÉ PUEDE DESTRUIR?              

Los hijos de Dios deben caminar en el marco de la legalidad divina.

En los ejemplos anteriores vemos que Egipto e Israel habían dado lugar a la acción de las tinieblas (las leyes divinas actúan sobre el cristiano y el no cristiano; los principios divinos actúan sobre el pueblo de Dios y el que no es pueblo de Dios). 

Vivir a la luz de los principios de Dios, caminar en ellos y obedecerlos, es legalidad. El enemigo se mueve en la ilegalidad, y cuando ésta aparece, las tinieblas tienen derecho legal a actuar. Conocer y moverse en os principios de la guerra espiritual es vital.     

La fe en la sangre del cordero, protegió a los hebreos.

Sus familias no fueron tocadas por el destructor, sus hijos no perecieron, fueron librados de la angustia que los egipcios vivieron, salieron de la esclavitud y con muchos dones y riquezas. Si la sangre del cordero (animal y terrenal) hizo esto, cuánto más la sangre del Cordero perfecto y celestial? 

Por eso dice: “no por sangre de machos cabríos, ni de becerros, sino por su propia sangre… Cristo es mediador de un mejor pacto, hecho sobre mejores promesas” (Heb. 9:12 y 8:6).  

La murmuración en el desierto permitió al destructor su acción en medio de Israel (1 Cor. 10:10).

“Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor”.

Este pasaje nos enseña varias cosas muy importantes:

1.  Destructor: del gr. Olothreutes, cuya raíz traduce: arruinar, matar, exterminar (llamado también el ángel destructor).
2.  La murmuración de Israel dio lugar a la acción destructora, Núm. 16:41-50

Mucho tiempo atrás Israel venía caminando en murmuración contra Dios y su voluntad, y aquí se activa el ángel destructor. Pero, qué es la murmuración?
Es literalmente “decir algo en tono bajo”, “gruñir”, “queja”, “criticar”, “renegar”, en este caso contra Dios y su voluntad (con razón la Biblia dice: “la vida y la muerte están en poder de la lengua”. 

Hermanos estamos sentados juntamente con Cristo en lugares celestiales = gobierno, autoridad. Nuestras palabras ordenan, decretan, activan). Si la murmuración da lugar al destructor, la bendición da lugar a Dios (bendice tu familia, tu trabajo, tu servicio…).




III.   FUNDAMENTOS DE LA VICTORIA SOBRE EL DESTRUCTOR:        

Fe en la obra redentora del Cordero de Dios (Heb. 11:28).                       

“Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre,  para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos”.

Cristo nos ha librado de la condenación eterna (la sangre de Cristo fue el precio), y “hemos sido trasladados del reino de las tinieblas al reino de su amado Hijo” (Cristo nos ha liberado del reino de las tinieblas y su opresión), entonces la sangre = arrepentimiento, y la victoria en la cruz = poder y autoridad. Ésta victoria fue sellada con la resurrección de Jesucristo.     

Alabanza y verdad en nuestra boca.

“No murmuréis” como ellos, que perecieron por el destructor, recordemos que Jesús viene de la tribu de Judá y era la tribu que marchaba adelante por el desierto (Judá significa alabanza), no debían quejarse, ni murmurar, sino alabar a Dios, dar gracias y avanzar en las palabras del Señor, porque éstas son las actitudes que te permiten heredar la tierra prometida, la tierra de la abundancia.

Conclusión: No demos lugar al destructor con nuestras quejas o murmuración, acudamos a la sangre del Cordero que nos limpia de pecado y con autoridad saquemos a nuestro enemigo de la casa, y bendigamos nuestra familia, trabajo y demás, y con fe y alabanza avancemos hacia lo que Dios ha planeado, que es bueno en gran manera.

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