LOS FILISTEOS CAPTURAN EL ARCA Y DAVID LA TRAE DE NUEVO

LOS FILISTEOS CAPTURAN EL ARCA Y DAVID LA TRAE DE NUEVO
(Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria)

Hoy día hay muchas religiones, muchas maneras, métodos, filosofías, todas ellas pretenden presentar o explicar a Dios, o desplazarlo, pero una cosa es segura, sólo Jesucristo, es el camino, la verdad y la vida, fuera de él, no hay acceso a la presencia de Dios, y ésta debe ser valorada, cual más grande tesoro. 

El Arca de Dios (símbolo de la presencia divina) fue raptada por los filisteos en tiempos del profeta Samuel, pero traerla de nuevo fue el deseo y proyecto del rey David (es curioso pues el rey Saúl nunca pensó en hacerlo), pero para David esto era fundamental, pues una buena administración requiere la dirección del Señor y el respaldo sobrenatural de Dios…




LOS FILISTEOS CAPTURAN EL ARCA Y DAVID LA TRAE DE NUEVO

“Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló. Cuando los filisteos oyeron la voz de júbilo, dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento. Y los filisteos tuvieron miedo, porque decían: Ha venido Dios al campamento…”, 1 Sam 4:5-7.

1. El arca del pacto fue construida por dirección divina, ubicada en el Lugar Santísimo del tabernáculo, es símbolo de la presencia de Dios, e iba delante de Israel por el desierto. Dios instruyó a Moisés para construir el tabernáculo. 

El arca era un cofre de madera revestido de oro, y contenía las tablas de la ley, una medida de maná y la vara de Aarón que reverdeció, era considerada también cómo un símbolo de poder y victoria.  

El Arca fue raptada por los filisteos, “Pelearon, pues, los filisteos, e Israel fue vencido, y huyeron… y cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie. Y el arca de Dios fue tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finees”, 1 Sam. 4:10-11. 

Al observar los capítulos anteriores, encontramos las razones de ésta derrota y pérdida del arca: religión e inmoralidad en el sacerdocio (Elí y sus hijos), y ausencia de un verdadero culto a Dios (el pueblo estaba alejándose de Dios). Es interesante ver que según el vrs. 11 fue en tiempos de Elí, Ofni y Finees que el arca fue raptada, sus nombres nos dejan ver varias cosas:




a) Elí significa: elevado, ascendido. Fundamentalmente, sugiere movimiento desde un lugar bajo a otro más alto (Elí halló gracia a los ojos de Dios, y fue honrado recibiendo el sumo sacerdocio, pero con el tiempo cayó en la religión).

b) Ofni significa: pugilista, uno que pelea con los puños (es figura de aquel que conociendo la voluntad de Dios, se rebela contra ella).

c)  Finees significa: boca de serpiente, palabra de víbora (nos habla de aquel que presta su boca para que el enemigo hable a través de él).
 
La gloria de Dios se aparta de Israel, “Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Traspasada es la gloria de Israel! por haber sido tomada el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su marido. Dijo, pues: Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios”, 1 Sam. 4:21-22 (Icabod significa: “la gloria ha partido”, “la gloria se ha apartado”, “sin gloria”). 

A veces nosotros vivimos un Icabod, hablo de servicios por rutina, oraciones religiosas, servicio aparente, motivos egoístas y carnales, deshonestidad en el corazón pero con palabras religiosas en nuestra boca. 

Jesús lo dijo: “con sus labios me honran, pero su corazón está lejos de mí” (En la sinagoga en tiempos de Jesús a veces se besaba el rollo de la Ley antes de ser leído, pero era un mero formalismo religioso). No es posible hacer una obra genuina para Dios sin el Espíritu Santo.



2.  Para el rey David el arca fue fundamental. 

En contraste, para el rey Saúl el arca no fue prioridad. Saúl es elegido rey, y reinó por cuarenta años, y durante todo su reinado no mostró interés por el arca del Señor, no se preocupó por restaurar la gloria de Dios. Es decir, durante su reinado en el templo hubo sacerdocio, pero no estuvo el arca (figura de un servicio religioso sin presencia de Dios), no fue prioridad para Saúl. 

Él se preocupó por sostener su reinado y ganar el favor de la gente, menospreciando el favor de Dios. Saúl pues, es figura de la religión, de las apariencias, de la popularidad, de un gobierno sin Dios, de un gobierno sin gloria, de un gobierno construido en las capacidades del hombre, sin Dios.

David manifiesta su amor por Dios, “y traigamos el arca de nuestro Dios a nosotros, porque desde el tiempo de Saúl no hemos hecho caso de ella”, 1 Crón. 13:3. David expresa su pasión por la presencia de Dios, tiene un profundo anhelo de ver la manifestación de la gloria divina. Éste hombre ha aprendido que un buen gobierno se hace de la mano de Dios. 

David tiene un corazón sincero, humilde, desea agradar a Dios, fue un hombre que amó la presencia de Dios y la comunión con el Espíritu Santo, por eso dijo: “no me eches de tu presencia, y no quites de mi tu Santo Espíritu” (cabe destacar la gran vivencia con el Espíritu Santo que David tenía, pues aún no había comenzado el ministerio del Espíritu, como fue desde Hechos 2). Para David la adoración y la música eran un complemento muy importante.

3. Consideremos ahora los principios fundamentales para traer la presencia divina (el Arca):

a) Santificación:y les dijo: Vosotros que sois los principales padres de las familias de los levitas, santificaos, vosotros y vuestros hermanos, y pasad el arca de Jehová Dios de Israel al lugar que le he preparado”, 1 Crón. 15:12. Qué es santificarse? 

El término hebreo traduce también: consagrarse, dedicarse, purificarse. Acto o estado por el cual personas o cosas se apartan para el culto a Dios, se consagran o se «hacen sagradas» para el culto a Dios. Recordemos que hoy día somos sacerdotes para nuestro Dios, es decir que éste llamado es también para nosotros.

b) Seguir el modelo divino:pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto no le buscamos según su ordenanza.”, 1 Crón. 15:13. David reconoce que la primera vez lo habían hecho mal. Aunque los motivos eran buenos, no se hizo a la manera de Dios, recordemos que Uza murió en esa ocasión. Sin duda la adoración que agrada a Dios es la que se hace a su manera.

c) Amor por Dios: Recordemos aquí, que David significa: amado, querido, elegido de Dios, y también: uno que ama. David amaba a Dios, amaba su presencia, y sin duda es imposible alcanzar y vivir la presencia de Dios, sin pasión por él.

Conclusión: Dios envió a su Hijo para llevarnos a él, ha enviado a su Santo Espíritu para que nos instruya y acerque más a Dios. El Señor anhela darse a conocer a sus hijos, él nos anhela celosamente.

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