LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS (Devocional No. 058)
(Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria)
Que
tremenda fue la conversión de Saulo de Tarso, el celoso fariseo, perseguidor de
la iglesia de Cristo, pero cuando se encontró con Jesús, dijo: “¿Señor, que
quieres que yo haga?”, y luego Pablo llevó el evangelio por varios países de
Asia y Europa el resto de su vida.
Éste hombre fue transformado por Dios... Un encuentro con la gloria de Dios inevitablemente nos transforma (transfigura)...
Éste hombre fue transformado por Dios... Un encuentro con la gloria de Dios inevitablemente nos transforma (transfigura)...
LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS
“Pero os
digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la
muerte hasta que vean el reino de Dios. Aconteció como ocho días después de
estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. Y
entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido
blanco y resplandeciente”. Lucas 9:27-29.
La comunión con Dios
nos transforma. Cuando el Reino de Dios se establece en un corazón, en una
ciudad o en una región, hay una transformación. En el vrs. 27 Jesús ha dicho
que algunos de ellos iban a ver el Reino de Dios antes de morir (algunos creen
que para ver y participar del Reino de Dios, hay que morir primero, pero no es
así). Jesús llamo a sus tres discípulos más cercanos, los que compartían con él
momentos muy íntimos, y fueron testigos del Reino.
El
resplandor espiritual es el resultado de la comunión con Dios. El A.T. nos enseña que cuando Moisés
descendía del monte Sinaí, después de estar con Dios, su rostro resplandecía En
tiempos de Jesús, los escribas y fariseos no tenían ése resplandor, porque la religión
no transforma al hombre.
La
gloria de Dios nos transforma (“he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales
eran Moisés y Elías, quienes
aparecieron rodeados de gloria,”, Lc.
9:30-32). La palabra gloria en hebreo traduce: honor; honra; gran cantidad; multitud; riqueza; reputación; majestad;
esplendor, importancia, peso; y en griego traduce: esplendor,
grandeza, magnificencia, brillo. La Gloria de
Dios es la manifestación grandiosa, poderosa, magnifica de su presencia.
La gloria es de Dios, pero hace
partícipe al hombre. Veamos el texto nos dice: “Moisés y Elías aparecieron rodeados
de gloria” y “vieron la gloria de Jesús”, porque la gloria es de
Dios (le pertenece a Dios), pero Dios delega porciones de gloria en sus hijos,
por eso la Biblia dice:
“¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies. (Sal 8:4-6).
“¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies. (Sal 8:4-6).
Exponerse
a la presencia de Dios o a su gloria, es exponerse a la transformación de Dios
en nuestra vida, le ocurrió a Moisés en el Sinaí: “Y la gloria de Jehová reposó sobre el monte Sinaí,
y la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día llamó a Moisés de
en medio de la nube. Y la apariencia de la gloria de Jehová era como un
fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de
Israel”.
Esa transformación la ha diseñado también Dios para
nosotros, pues ya en el N.T. la Escritura lo declara: “Por tanto, nosotros
todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del
Señor”, 2 Cor. 3:18, la palabra
transformación viene del gr. metamorfoo, raíz de
nuestra palabra metamorfosis: proceso compuesto por varias etapas de formación
de un estado larvario a la adultez.
El texto dice: “de gloria en gloria”, otras versiones dicen: “con gloria creciente”; “cada vez más gloriosos”; “cada vez tenemos más de su gloria”; “cada día con mayor resplandor”, indicando que vamos de un nivel de gloria a otro, la meta es la misma imagen del Señor, participando el Espíritu Santo en ésta labor.
El texto dice: “de gloria en gloria”, otras versiones dicen: “con gloria creciente”; “cada vez más gloriosos”; “cada vez tenemos más de su gloria”; “cada día con mayor resplandor”, indicando que vamos de un nivel de gloria a otro, la meta es la misma imagen del Señor, participando el Espíritu Santo en ésta labor.
Reflexión final:
Dios ha planeado que nuestra vida sea un continuo crecimiento, Dios ha enviado
a su Hijo para mostrarnos el camino, Dios ha enviado su Espíritu Santo para que
sea nuestro consolador, maestro y guía, Dios nos ha dado su poderosa palabra y
nos llama a caminar con él, y en ése andar seremos transformados, de gloria en
gloria… Dios quiere traer cambios a tu vida, cosas nuevas, búscalo y déjalo
actuar en ti…
Te invitamos a leer los siguientes artículos:
1. “ESCUCHANDO A DIOS”
3.
“LA UNCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO”
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