LA SEÑAL DEL ALFARERO Y EL BARRO
(Señal del alfarero y el barro) Cuando Dios envió a Ananías a ministrar a Saulo de Tarso, le dijo:
“ve, porque instrumento (vasija) escogido me es este”.
Somos hijos de Dios, con un plan específico diseñado por el Señor, y él nos lleva en un continuo proceso de maduración, y tiene como objetivo formar la imagen de su Hijo en nosotros, y usará todas las herramientas y circunstancias para cumplir Su voluntad en nosotros. Él es el alfarero y nosotros barro en sus manos. Veamos este interesante estudio
Somos hijos de Dios, con un plan específico diseñado por el Señor, y él nos lleva en un continuo proceso de maduración, y tiene como objetivo formar la imagen de su Hijo en nosotros, y usará todas las herramientas y circunstancias para cumplir Su voluntad en nosotros. Él es el alfarero y nosotros barro en sus manos. Veamos este interesante estudio
LA SEÑAL DEL
ALFARERO Y EL BARRO
“Palabra
de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero,
y allí te haré oír mis palabras”, Jer. 18:1-2.
1. La obediencia de Jeremías.
Lo primero que Dios le dice a Jeremías es: “Levántate”, podemos ver ésta
palabra desde la perspectiva física y emocional. Quizá estaba cansado, o demasiado
cómodo.
Emocionalmente afectado: el pueblo de Israel estaba bajo de ánimo, pues Babilonia era el imperio opresor, Israel estaba en decadencia moral, espiritual y política; fue tiempo de guerras y crisis, y el ministerio de Jeremías enfrenta oposición de sus hermanos, otros profetas y reyes; básicamente por el contexto su mensaje fue de juicio, quizá todo esto había traído una sombra de desaliento sobre el profeta, pero Dios le dice: “Levántate”.
Emocionalmente afectado: el pueblo de Israel estaba bajo de ánimo, pues Babilonia era el imperio opresor, Israel estaba en decadencia moral, espiritual y política; fue tiempo de guerras y crisis, y el ministerio de Jeremías enfrenta oposición de sus hermanos, otros profetas y reyes; básicamente por el contexto su mensaje fue de juicio, quizá todo esto había traído una sombra de desaliento sobre el profeta, pero Dios le dice: “Levántate”.
Jeremías somete
su razón para obedecer por revelación. A veces obedecer a Dios implica avanzar,
aunque no entendamos lo que está pasando; detrás de la obediencia se esconden
grandes milagros y bendiciones, como le sucedió a Elías con la viuda de Sarepta de Sidón. Dios nos enseña varias cosas en éste texto de Jeremías:
a)
Él
sabe a qué escenario nos lleva para enseñarnos (“vete a casa del alfarero”).
b) La
obediencia nos hace avanzar hacia la revelación y bendición de Dios (“allí te
haré oír mis palabras”).
c) El
sometimiento a Dios, es fundamental para ser transformado, “Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre
la rueda”, Jer. 18:3
(Jeremías “desciende”, quizá su casa estaba en un lugar más alto de la ciudad y
debe descender; a veces “descender” no es agradable, pero sin duda alguna es
necesario).
d)
La
casa del alfarero nos habla de aquel escenario dónde Dios trabaja.
2. La restauración
de una vasija, Jer. 18: 4a: “Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano”. Cuando el alfarero comienza su labor, ya tiene en mente que vasija
hará. Asimismo Dios ha planeado un diseño y propósito para cada uno, desde
antes de la fundación del mundo. Él es el Arquitecto Divino.
En éste desarrollo podemos ver procesos afectados, vasijas
quebradas, soldados heridos. Aunque Dios tiene grandes planes y su amor por
nosotros es inmenso, a veces la vasija se echa a perder en su mano, por
dificultades del material (dureza, impureza, falta de consistencia, piedras y
objetos extraños…).
Hablamos de dones mal utilizados, líderes que se apartaron, hermanos que caen y se quedan allí, resentimientos que nunca llegaron a un genuino perdón, otros se estancaron en el proceso, etc. Pero Dios tiene el poder para restaurar, “y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla”, Jer. 18: 4b. Es interesante que el alfarero hizo una vasija nueva y mejor, y además utiliza el mismo material, no lo desechó. Dios no rechaza a nadie, y siempre hará cosas mejores.
Hablamos de dones mal utilizados, líderes que se apartaron, hermanos que caen y se quedan allí, resentimientos que nunca llegaron a un genuino perdón, otros se estancaron en el proceso, etc. Pero Dios tiene el poder para restaurar, “y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla”, Jer. 18: 4b. Es interesante que el alfarero hizo una vasija nueva y mejor, y además utiliza el mismo material, no lo desechó. Dios no rechaza a nadie, y siempre hará cosas mejores.
3. Dios usa una
técnica apropiada para cada uno. El alfarero
conoce muy bien su oficio. En casa del alfarero encontramos la rueda, el barro,
los hierrillos y desbastadores, utilizados para dar forma, quitar las
asperezas, y pulir los detalles de la vasija; y por supuesto el horno, que da
la dureza correcta y estructura final a la vasija. Dios requiere de nosotros
sometimiento y arrepentimiento genuino, Jer. 18:5-9.
Dios es soberano, es bueno, santo y justo. Sus manos son bondadosas con el humilde de espíritu, y fuertes con el soberbio de corazón. Cuando la vasija ha pasado por todo el proceso debidamente, al final, el alfarero la decora y hermosea, porque de allí saldrá a ocupar lugares de prominencia, y participará de eventos reales.
De igual manera Dios levanta sus vasijas a lugares de honra y bendición, depositando en ellas sus tesoros, por eso dice la Escritura que somos “vasijas de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de los hombres”.
Dios es soberano, es bueno, santo y justo. Sus manos son bondadosas con el humilde de espíritu, y fuertes con el soberbio de corazón. Cuando la vasija ha pasado por todo el proceso debidamente, al final, el alfarero la decora y hermosea, porque de allí saldrá a ocupar lugares de prominencia, y participará de eventos reales.
De igual manera Dios levanta sus vasijas a lugares de honra y bendición, depositando en ellas sus tesoros, por eso dice la Escritura que somos “vasijas de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de los hombres”.
Conclusión: Bendito sea Dios,
quien tiene grandes planes con nosotros; algunas veces estos planes sufren, se
estancan, se dañan. Pero Dios tiene el poder de restaurar, ante un genuino
arrepentimiento, Dios interviene con su poder sanando, levantando y restaurando.
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La señal del alfarero y el barro.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarMuy bueno este estudio. Me fue de gran ayuda...
ResponderBorrarGracias
Muchas gracias Dady por dejarnos tu valioso comentario. Bendiciones.
BorrarMuy bien espplica Dios les bendiga
ResponderBorrarGracias por tus palabras, son muy importantes para nosotros. El Señor Jesucristo bendiga tu vida y toda tu casa.
BorrarMuy bueno ami me gusta mucho las enseñanzas xq uno se prepara muy bien para las predicas
ResponderBorrarDios le siga dando mas sabiduría pastor
Muchas gracias por dejarnos tu comentario, es muy valioso para nosotros. Dios bendiga tu vida y a todos los tuyos.
Borrarme gusta ese tema del alfarero porque me identifica a mi la gloria es para Jehová de los ejército dios derrame muchas bendiciones para el pastor González Sanabria y sus familias
ResponderBorrarDios te bendiga. Muchas gracias por tus palabras y por el apoyo a este ministerio. El Señor Jesús guarde tu vida y la de toda tu familia.
BorrarMuy buena.explicasion de la santa.palabra de.Dios,Dios le siga bendiciendo
ResponderBorrarEl Señor Jesús bendiga tu vida y tu familia. Muchas gracias por dejarnos tu valioso comentario, y por apoyar esta labor.
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