Dios es tu escudo

Dios es tu escudo

Génesis 15:1 “Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande”.

En este versículo la frase “Después de estas cosas”, no hacen mirar hacia atrás, ¿Qué había sucedido? En el capítulo anterior Abram había enfrentado a quienes habían secuestrado a su sobrino Lot, familia y bienes. A pesar de que la batalla había sido intensa, Dios le da la victoria sobre sus enemigos, que eran cuatro reyes cananeos.

Vemos que el Señor habla a Abram y lo primero que le dice es: “No temas”. Esta frase la usa Dios frecuentemente para hablar a sus hijos y siervos, por ejemplo, a Isaías, Jeremías, Josué, Gedeón, a Pablo el apóstol, y hoy a nosotros. Aquí se lo dice a Abram, pues seguramente temía de las consecuencias de los reyes cananeos que había enfrentado, o temía sobre su futuro, o quedarse sin hijo (como podemos ver en Génesis 15:2-3), pero Dios que conoce los corazones, le habla fortaleciendo su fe.

Ahora vemos como Dios le muestra la razón a Abram por la que no debe temer: “Yo Soy tu escudo”. La palabra “escudo” aquí, viene de un término hebreo que además traduce: defensa, protección, arma. Eso es Dios para Abram, y para todos nosotros, pues Él es Dios y nunca cambia.

El miedo se transforma como un muro que no deja avanzar, encadena a las personas y no permite el fluir de los dones de Dios. El enemigo es experto en usar el miedo como arma, pues con esto no permite que los hijos de Dios avancen hacia aquello que el Señor ha preparado, por esto Dios dice: “No temas”, Avanza, que el Señor está contigo.

Ahora podemos observar como Dios le hace una promesa a Abram: “tu galardón será sobremanera grande”. Al observar la Biblia, vemos que Dios anima a sus hijos y lo hace de diversas maneras, es esta ocasión, promete un “gran galardón”, que traducido al hebreo significa “multiplicación de la recompensa”, “gran salario”. En el versículo diez y ocho la Biblia nos dice: “Dios hace un pacto con Abram, diciendo: a tu descendencia daré esta tierra”, podemos concluir que las bendiciones, premios y galardones, no sólo son para nosotros, sino también para nuestra descendencia.

Conclusión: Dios es nuestro escudo y fortaleza, por eso debemos desechar el miedo, el Señor está pendiente de sus hijos. Continuemos en el camino de su propósito, sin desmayar pues el ha prometido su bendición y protección. Adelante que con la ayuda de Dios llegarás a la meta.    

(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria)

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