La necesaria renovación de nuestra mente.
La palabra de Dios nos enseña que estamos viviendo en los últimos días, los cristianos deben estar atentos y no deben “ignorar los planes del enemigo”; es decir, no pueden ser indiferentes a los planes del reino de las tinieblas.
Estos tiempos apuntan a la segunda venida del Señor Jesucristo, y la iglesia cristiana debe desarrollar y fortalecer su discernimiento. Como hijos de Dios, sabemos que somos planes poderosos del cielo, somos el propósito de Dios, y por lo tanto, debemos caminar con el Señor con el discernimiento que implican estos tiempos.
La mente de ser humano contiene un potencial inmenso, y el diablo también sabe esto. Por eso, la Escritura nos enseña que la mente debe vivir un proceso de renovación.
Efesios 4:23 “Ser renovados en la actitud de su mente”.
En este texto, la palabra “renovar” significa: “hacer nuevo”, “reformar” y para lograr éste objetivo el Señor nos ha equipado con las herramientas idóneas. Me refiero a la palabra de Dios, la poderosa sangre del Señor Jesús, la obra del Espíritu Santo de Dios, etc, factores que transforman la mente del cristiano.
Por supuesto, la misma naturaleza de
Jesucristo en cada uno de nosotros, además de un corazón rendido a Dios, y la
obra de su Santo Espíritu terminarán completando una poderosa verdad en nuestra
vida, y es que nosotros tenemos la mente del Señor.
1 Corintios 2:16. ¿Quién ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”.
Es fundamental exponer nuestra mente a la palabra del Señor, y a la obra de su Espíritu. La palabra de Dios es alimento para nuestra alma, y transforma nuestro proceso de pensamiento. El Señor Dios desea la completa restauración de sus hijos, y la renovación de la mente es sin duda una de las áreas fundamentales en éste proceso.
Recuerda que en él somos más que vencedores, y Cristo mismo habita en cada cristiano; por eso, tenemos su mente. Su pensamiento nos lleva a vivir de la manera que agrada a nuestro Padre celestial, y así haremos y viviremos la voluntad de Dios agradable, buena y perfecta.
Recuerda: Jeremías 17:10 “Yo, el
Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos, para darle a cada uno
según sus acciones y según el fruto de sus obras”. (Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria).
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