Dios es galardonador de los que le buscan
Dios es galardonador de los que le buscan.
Nos dice la Biblia en Hebreos 11:6 “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.
Este versículo nos habla de que Dios premia, remunera, recompensa a aquellos que le buscan. Sin embargo, buscar no es una acción que suceda por casualidad, sino que, si miramos su significado en el diccionario, encontramos que buscar es “hacer lo necesario para encontrar o hallar a una persona o cosa”.
Cuando nosotros buscamos algo, lo hacemos con insistencia, con empeño, con firmeza, y con perseverancia con el fin de encontrarlo. De ese modo, es como debemos hacerlo con Dios. Pero muchas veces, esto no es fácil. Nuestra propia naturaleza nos lo impide.
Satanás emplea todos sus medios y hace lo posible para que pongamos nuestra vista en las cosas terrenales, para que nuestro centro de atención sean las cosas cotidianas de nuestro día a día.
Por ejemplo, nuestras preocupaciones, problemas, ansiedades, ese programa o serie que tanto nos gusta ver en la tele, ese plan con amigos que no podemos rechazar, esas horas de trabajo extra que nuestro jefe nos ha asignado, etc) y cuando nos damos cuenta, hemos agotado nuestro día y no hemos tenido tiempo para el que debe ser nuestra prioridad, Dios.
Sin embargo, la palabra de
Dios nos dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas
estas cosas os serán añadidas (Mateo 6:33), siendo “estas cosas” a las que se
hace referencia en la lista mencionada previamente a ese versículo (“qué
comeremos, qué beberemos, trabajo, vestido”, todas ellas son nuestras
necesidades terrenales).
Dios promete cuidarnos y proveernos cada día, si le buscamos, no nos faltará nada (Salmos 34:10). Él tiene para nosotros, como dice su Palabra, planes de bien y no de mal (Jeremías 29:11) para darnos un futuro y esperanza; pero, si leemos el resto del capítulo 29, nos damos cuenta de que estos planes se cumplirán cuando le busquemos de todo corazón, con toda sinceridad.
Hemos de buscar un encuentro personal con Él, quitando toda religiosidad vana. Acerquémonos a Dios con un corazón humilde, sincero, dispuesto a someternos a su voluntad, pidámosle al Espíritu Santo, que nuestros oídos sean sensibles a su voz y será entonces cuando oremos y hallemos respuesta, Él nos escuchará y librará de todos nuestros temores (Salmos 34:4).
Dios nos dará libertad de una forma diferente, nos librará de esa esclavitud que está formada por todo lo que nos quita paz, lo que merma nuestra felicidad, por las cosas que nos quitan el gozo.
Cuando buscamos a Dios, Él también se encarga de transformar nuestro carácter, trae alegría (Salmos 105:3), renueva nuestras fuerzas (Isaías 40:31), nos lleva al perdón (2ª Crónicas 7:14) y convierte la ira en amor. Él nos da vida (Amós 5:4) y nos protege, poniendo su mano sobre los que le buscan (Esdras 8:22). ¡Qué gran bendición tenerle en nuestras vidas!
No esperes el momento perfecto para buscar a Dios, ese momento, es hoy, es ahora. Acércate al trono de Dios en oración, con toda humildad de corazón y arrepentimiento verdadero y Él cambiará tu vida. Confía siempre en sus promesas porque Él cumple su Palabra, ten ánimo (Salmos 27:14).
Aunque no recibas de
inmediato lo que has pedido, continúa perseverando, no te vengas abajo ni dudes.
Aunque no lo creas, Él sigue obrando en nuestras vidas, encomienda tu vida al
Señor, confía en Él y Él hará (Salmos 37:5). (Escrito por Sara Cascado – Editado por Pastor Gonzalo Sanabria).
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