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En los tiempos difíciles, Dios es nuestra fortaleza.
Debemos siempre tener presente las palabras de Pablo cuando, por el Espíritu Santo, dijo: “Ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”, Romanos 8:39.
La palabra del Señor nos enseña que el ministerio del apóstol Pablo tuvo que enfrentar y superar muchas dificultades y obstáculos, cosas como la murmuración, oposición, muchos peligros, varias decepciones, soledad e incomprensión aún por parte de la iglesia misma, diversos ataques espirituales, aún la enfermedad y la traición; sin embargo, su confianza en Dios le permitía salir victorioso.
La Biblia misma nos enseña que en la parte final de su vida, él dijo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe, y me está guardada la corona de justicia”.
A pesar de todas las cosas, y aunque el enemigo lo acechó hasta el fin de sus días, el apóstol fue fortalecido por el Señor Jesucristo y llegó a la meta trazado por Dios.
Debemos entonces tener presente que, aunque enfrentemos dificultades en el camino de la fe, aunque el diablo procure con sus intentos producir desánimo, o procure llevarnos a la desobediencia, o quizá presione nuestra vida para hacernos renunciar, nuestro Dios es fiel y todopoderoso, no hay obstáculo más grande que su poder y su fuerza.
Por todas sus promesas, por su fidelidad y amor, persevera, sigue adelante, toma nuevas fuerzas en Dios y cumple con tu llamado, pues está guardada la corona de honra que nuestro Señor Jesucristo tiene preparada para ti.
Acércate en oración al Señor, renueva
tus fuerzas en Su presencia y avanza, el problema se hace más pequeño en la
medida en que caminas hacia la voluntad de Dios, nada es difícil para él. (Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria).
Te invito a leer:
1) La fe en Dios mueve montañas
2) Jesús es
nuestro mejor maestro
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Amen
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