Jesús y su amada
Tema: Jesús y su amada.
El amor de Dios por nosotros, es bello, fiel y perfecto. En la Biblia encontramos muchas ilustraciones de ese amor; en esta ocasión veamos lo que dice en Génesis 24, versos 61 al 67:
“Entonces se levantó Rebeca y sus doncellas, y montaron en los camellos, y siguieron al hombre; y el criado tomó a Rebeca, y se fue. Y venía Isaac del pozo del Viviente que- me –ve; porque él habitaba en el Neguev. Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían.
Rebeca también alzo sus ojos y vio a Isaac, y descendió del camello. Porque había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros? Y el criado había respondido: Este es mi señor. Ella entonces tomo el velo, y se cubrió. Entonces el criado contó a Isaac todo lo que había hecho. Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó, y se consoló Isaac después de la muerte de su madre".
Narra la escritura que una joven virgen, se fue de su tierra dejando su casa, sus padres, sus hermanos y todo cuanto la rodeaba, su nombre es Rebeca, para ir a desposarse con un joven que nunca había visto. Nos dice también que cuando ella llegó, aquel joven, la tomó como su esposa, la amó y su corazón se consoló.
Conociendo el tiempo y el llamado de Dios.
El joven de quien habla el pasaje bíblico, es Isaac, el hijo de Abraham, y la historia vuelve a repetirse, pero esta vez no con Isaac; sino con Jesús, el hijo de Dios.
El vino a su pueblo Israel, pero ellos no le conocieron, sino que fueron incrédulos e indiferentes, por lo que su corazón fue entristecido, a tal grado que desde lo más profundo de su alma, cuando llegó cerca de la ciudad (Jerusalén) al verla lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh. Si también tu conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Lc.19:41.
En la historia de Isaac, él
estaba triste porque había perdido a su madre y estaba solo, por lo que fue
consolado con su esposa Rebeca. En el caso de Jesús, él fue entristecido porque
su pueblo amado no lo conoció; su corazón fue derretido como cera, dice su
Palabra.
Dejando atrás todo por encontrarte con Jesús.
La joven de la historia había oído hablar de Isaac, a quien aún no conocía, pero sí había oído al siervo de Isaac, hablar maravillas de él, por lo que su corazón fue cautivado, y emprendió el camino para encontrarse con el hombre que sería su esposo.
Así también, tú habías oído a los siervos de Dios, decir que Jesucristo es el Hijo de Dios, que en él está el amor verdadero, la paz que tu alma anhela, vida en abundancia, redención, que él es el Alfa y la Omega, principio y fin, autor de eterna salvación para todos los que le obedecen, el camino, la verdad y la vida, Abogado defensor, Rey y Señor; y además de todo esto, que él mandó a buscarte, porque te amó desde antes.
Y por cuanto atendiste a su llamado aun sin conocerle a plenitud quien él era, él te amo, te vistió de ropas de honra, te coronó de justicia y te puso nombre: “Mi Amada Iglesia”. Con tu llegada consolaste su corazón, llenaste de alegría los cielos y aun los ángeles se regocijaron e hicieron fiesta por ti.
Conclusión.
La historia del amor de Isaac y Sara, encierra aciertos y desaciertos, comenzó y finalizó aquí en la tierra; en cambio el amor de Dios es fiel y eterno. De todo lo que tu dejaste atrás por él, nada te hace falta, ni tampoco había algo más valioso que su amor; porque en Jesucristo encontraste el amor verdadero, fidelidad eterna, gozo duradero, paz ilimitada.
Todo lo que tu alma anhela lo encuentras en tu amado Jesús; y lo más maravilloso es que el amor de Jesús es eterno, nuestra comunión con él es para siempre; él dijo: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”, Jn. 14:3. ¡Jesús, eres el amado de mi corazón!
(Escrito por Yesenia
Aguilar – Editado por Pastor Gonzalo Sanabria).
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Bendito sea nuestros Dios por su Amor.
ResponderBorrarGloria a Dios. el es nuestro amado. Gracias por compartir este sermón
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