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Dios nunca se equivoca, todo lo hace perfecto

Sermón: Dios nunca se equivoca, todo lo hace perfecto.

 

 

 

La palabra de Dios nos dice en el libro de Éxodo: “Entonces Moisés se volvió a Jehová, y dijo: Señor, ¿por qué afliges a este pueblo? ¿Para qué tú me has enviado? Porque desde que yo vine a Faraón para hablarle en tu nombre, ha afligido a este pueblo; y tú no has librado a tu pueblo de esta aflicción”, según leemos en Éxodo 5:22-23. 

Debemos tener en cuenta que para este tiempo, el pueblo hebreo trabaja para faraón construyéndole ciudades de almacenamiento, bajo un fuerte ritmo de trabajo y en condiciones duras y adversas.   

Como el Señor dijo, los hermanos Moisés y Aarón, vinieron y se presentaron ante el faraón para que dejara ir a Israel, pero ante esta petición el rey egipcio decide aumentar el trabajo de los hebreos, y por esa razón, la paja que antes les facilitaba para hacer los ladrillos, ahora debían ellos mismos ir a buscarla.  

Ante esta nueva situación, el pueblo de Israel señala a Moisés y a Aarón como culpables de esta nueva dificultad. Es muy importante tener presente, que ellos estaban haciendo la voluntad de Dios, y que fueron enviados por el Señor, no fue su propia iniciativa. 

Este suceso, nos enseña y recuerda algo muy importante que debemos tener presente en nuestra vida como siervos de Dios, y es que el hecho de que estemos haciendo la voluntad del Señor, no significa, ni implica necesariamente, que estaremos exentos de adversidades, dificultades e incomprensión por parte de aquellos a quienes servimos. 

Podemos considerar por ejemplo, el caso de nuestro Señor Jesucristo, de quien la Biblia nos dice que: “anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo” y “nunca hizo maldad ni hubo engaño en su boca”, sin embargo, el Señor fue calumniado, rechazado, ofendido, resistido por los grupos religiosos, traicionado por uno de los suyos, entre otras cosas.

 

 

 

El pasaje bíblico de hoy, nos dice que “Moisés se volvió a Jehová”, esto hace referencia a la oración, nos habla de buscar la presencia de Dios, y es en realidad lo que debemos hacer ante la adversidad, ante los obstáculos, o ante la incapacidad de comprender lo que nos está sucediendo.   

Al observar al detalle, las palabras y preguntas que hace Moisés a Dios, podemos ver nuestra humana reacción ante lo que pensamos es un fracaso o una equivocación, y podemos caer en la tentación de cuestionar al Señor, su manera de actuar, y podemos murmurar contra su voluntad; Moisés preguntó: ¿por qué afliges a este pueblo? ¿Para qué me enviaste? 

Observamos además, que Moisés se culpa sí mismo: “desde que yo vine a faraón… ha afligido a este pueblo”; culparnos es la otra tentación en la que caemos cuando las cosas no salen como esperamos, pero en realidad, estas actitudes no ayudan a solucionar la situación, más bien son cosas que empeoran el momento. 

Como Moisés, debemos acudir a la presencia de Dios, y hacerlo con el propósito de encontrar Su dirección y estrategia para salir en victoria, pues finalmente lo que procuramos es hacer Su voluntad. En él siempre encontraremos ayuda y fortaleza. 

Y en la parte final, leemos que Moisés le habla al Señor y le dice: “y tú no has librado a tu pueblo”, frase que muestra a Dios como culpable de la situación. Culpar a Dios, es otra de las cosas que somos tentados a hacer, cuando los resultados no son buenos para nosotros.

 

 

 

Culpar a Dios, es parte de nuestra herencia adánica, esto lo podemos ver cuando Dios le pregunta a Adán por su desobediencia, éste le contestó al Señor: “la mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí”, podemos notar que Adán no dice: “mi esposa”, é dijo: “la que me diste”.  

Sin embargo, la palabra de Dios nos enseña de manera clara y contundente que Dios no tiene falla alguna (el libro de Deuteronomio 32:5 nos dice: “es de sus hijos la mancha”, Dios no se equivoca, siempre tiene la razón, él continúa sentado en Su trono y su obra es el resultado de Su amor y perfecta soberanía. Cuando nos aconseja es para llevarnos por el mejor camino, y para impedir que suframos el dolor y la muerte.     

Reflexión final: Ante las adversidades y obstáculos, ante tiempos difíciles e incomprensibles, debemos acudir a Dios para fortalecernos y continuar haciendo Su voluntad, superando la incomprensión, y la tentación de querer cuestionar la obra de Dios. Él sabe perfectamente lo que hace y cuando lo hace. Confiemos en su amor y cuidado.   (Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria).

 

 

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