Somos propiedad de Dios

Reflexión: Somos propiedad de Dios

 

 

 

La palabra de Dios nos enseña que nosotros fuimos comprados por precio, y que ese precio fue la sangre de Cristo derramada en la cruz del Calvario. Somos creación del Señor y propiedad de Dios.   

La Sagrada Escritura nos enseña que hemos sido sellados por Dios con su Santo Espíritu, y esta expresión es utilizada por el Señor para explicarnos varios aspectos fundamentales de la redención en Cristo. 

En tiempos antiguos, el sello era utilizado en diversos materiales como instrumento o evidencia de autenticación. Es decir, con el sello se daba garantía de que el artículo o escrito en cuestión, era legítimo.   

También el sello cumplía con una función de protección exclusiva sobre un producto o persona. El sello indicaba que había una autoridad real y poderosa sobre el enviado o su encomienda.   

La palabra de Dios nos dice en la Carta a los Efesios 1:13-14 “En El también ustedes, después de escuchar el evangelio de la salvación, y habiendo creído, fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida para alabanza de su gloria”.   

Debemos destacar la expresión “sellados para el día de la redención de la posesión”, frase que nos recuerda un uso particular que se le daba al sello en aquel momento en Grecia. 

Pues además de lo ya mencionado, cuenta la historia que podía un señor enviar a uno de sus criados a la ciudad a comprar madera, una vez comprada debía marcarla con el sello de su señor, y éste vendría tiempo después a recoger su madera. Aquella que reconocería por el sello que se había puesto, y que señalaba ser de su propiedad.    

Es interesante tener en cuenta, que la palabra de Dios también nos dice que el Señor levantó (arrebató) a Enoc, al profeta Elías, y también por el poder del Espíritu Santo levantó al Señor Jesús, y promete además que el Señor levantará a su Iglesia, aquella que es de su propiedad, la que compró con su sangre y ha sido sellada con el Espíritu Santo. Gracias Señor Jesucristo por tu amor, bondad y fidelidad.    (Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria).   

 

 

 

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