El tiempo de Dios es perfecto
Sermón: El tiempo de Dios es perfecto
Nos dice la palabra de Dios “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”, en la Primera Carta de Pedro 5:6.
La palabra “humillaos” nos habla de bajar la cabeza, reconocer nuestra condición y necesidad, obedecer las autoridades, aceptar nuestros errores y equivocaciones, así como renunciar a nuestros propios deseos y pensamientos para hacer la voluntad de Dios.
De esto hablaba el Señor Jesús en el huerto de Getsemaní antes de ir a la cruz, cuando dijo al Padre celestial: “no sea como yo quiero, sino como tú”, humillarse es despojarse de sí mismo para hacer la voluntad de Dios, y someterse a su diseño y tiempo.
Nos dice el pasaje que debemos someternos a la poderosa mano de Dios. Es importante tener en cuenta que en la Biblia, Dios también se nos presenta como alfarero, aquel que moldea nuestro carácter y vida, como el alfarero le da forma a la vasija de barro.
El barro pasa por un duro proceso, durante el cual se convierte en un material moldeable, además de ser limpiado y purificado; pues, debe asegurarse el alfarero de que ninguna piedra o algo parecido afecten el producto final.
De igual modo, Dios trabaja en nuestro corazón y carácter quitando de nosotros aquellas cosas que nos afectan y estorban el propósito final.
Finalmente nos dice el texto bíblico: “para que él os exalte cuando sea el tiempo”; Dios nunca se tarda, él nunca llega tarde, los tiempos del Señor son perfectos y maravillosos. En el momento ideal, él pondrá en lugar de privilegio aquella vasija que se dejó moldear.
Recordemos aquí
las palabras del apóstol Pablo cuando dijo: “pero tenemos este tesoro en
vasijas de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de los
hombres”, en la Segunda Carta a los Corintios 4:7.
Es interesante por ejemplo, ver que Dios llamó a Moisés para liderar a Israel cuando tenía ochenta años, y mandó a sacar de la cárcel a José cuando éste tenía treinta años para convertirlo en el segundo señor de Egipto, después de faraón.
El Señor no se demoró con Moisés ni se anticipó con José, Dios sabe muy bien lo que hace; somos nosotros los que debemos confiar en su soberanía, amor y poder.
Así pues, decidamos
rendir nuestro corazón a Dios, nuestro buen alfarero, él actuará con amor y de
acuerdo a sus mejores planes, recordemos sus palabras: “Porque yo sé los
pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y
no de mal, para daros el fin que esperáis”, en el libro del profeta Jeremías
29:11. (Escrito
por Pastor Gonzalo Sanabria).
Te invito a leer:
1) El poder de confiar en Jesús
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Confiando en el tiempo De Dios. Gracias pastor por el estudio
ResponderBorrarDios te bendiga Sara. Muchas gracias por tus palabras y por el apoyo a este ministerio. El Señor Jesús guarde tu vida y la de toda tu familia.
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