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Mira los problemas como Dios los ve

Sermón: Mira los problemas como Dios los ve.

 

 

 

Introducción: La Biblia contiene muchos ejemplos de siervos que ante sus enemigos pensaron volver atrás, o que se desanimaron ante las recias batallas; sin embargo, Dios los fortaleció y animó, y al final ellos lograron superar sus propios temores y vencieron. No mires el tamaño de tus enemigos, mira la grandeza de Dios.      

1) La situación de Israel. Éxodo 14:11-12.  

“Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto”. 

El capítulo catorce de Éxodo nos narra el paso de Israel por el Mar Rojo. Después de salir de Egipto por la poderosa mano de Dios, el pueblo hebreo enfrenta ahora el Mar Rojo, y al mirar atrás ven venir al Faraón con todo su ejército, con toda la caballería y sus carros de guerra, de modo que los israelitas temieron en gran manera.     

Como podemos ver en los versículos once y doce, el pueblo hebreo expresa palabras de muerte y fracaso, expresan su deseo de volver a la vida antigua de esclavitud en Egipto, concluyen que haber salido había sido un gran error.     

Esto nos recuerda, que cuando enfrentamos momentos difíciles en la vida, el ser humano reacciona muchas veces con los peores pensamientos, y se imagina los peores escenarios. 

Los obstáculos (en este caso el Mar Rojo), los enemigos (en este caso Faraón), y las batallas (representadas aquí, en aquel ejército egipcio), pueden generar en nosotros temores y angustias, deseos de huir y abandonarlo todo, y hasta deseos de morir (como sucedió con los israelitas en el desierto).   

Vemos entonces a un pueblo lleno de desconfianza, con una profunda visión de fracaso, dispuesto a volver a la esclavitud, y sin ánimo de seguir adelante hacia la tierra prometida por el Señor. Todo esto generado por el miedo y la incredulidad.  

 

    

 

2) La fe de Moisés. Éxodo 14:13.    

“Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis”. 

Con facilidad, nos inclinamos a lo que la mayoría piensa, pues pensar diferente cuesta. Lo más cómodo, es pensar como los demás, y de esta manera se evita el rechazo. 

Por ejemplo, cuando los doce espías fueron a conocer la tierra, diez de ellos regresaron diciendo que no podían conquistar la tierra prometida porque estaba llena de gigantes, ciudades con grandes murallas y poderosos ejércitos. 

Sólo dos de ellos pensaron diferente (Josué y Caleb), pero los otros diez hicieron que todo Israel llorara y se quejara ante la imposibilidad de conquistar Canaán. En medio de aquel ambiente de incredulidad y visión de fracaso, Moisés habla confiado en Dios.     

El versículo trece, nos muestra a un Moisés lleno de confianza en el Señor, él tiene la certeza de que Dios hará un milagro allí, por eso dice: “Miren la salvación que Dios hará ahora”. 

Moisés tiene la certeza de que el Señor destruirá a sus enemigos, él está seguro de que los poderosos milagros que acaban de ocurrir atrás en Egipto no han sido en vano, aquellos opresores caerán ante el poder de Dios para siempre. El Señor no los había traído hasta allí para que murieran, su propósito era llevarlos a la tierra prometida.      

Quizá en el camino hacia el propósito de Dios para nuestra vida, surjan obstáculos e inconvenientes, quizá el enemigo se levante contra nosotros, y tal vez el desánimo pueda golpear nuestro corazón; pero allí, es necesario fortalecer nuestra fe en Dios, cual Moisés frente al Mar Rojo, y sin duda, veremos la obra del Señor a nuestro favor.    

 

 

 

3) La fe en el poder de Dios genera tranquilidad. Éxodo 14:14. 

“Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos”. 

Es muy importante tener presente que Moisés no sólo se encuentra frente al Mar Rojo, también a sus espaldas viene Faraón con todo su ejército, y además enfrenta la incredulidad y negativismo de los hebreos en aquel momento.    

Pero, Moisés decide seguir confiando en el poder y cuidado de Dios, y aquella fe la expresa a través de su boca, como dijo el apóstol Pablo por el Espíritu: “Creí, por lo cual hablé”.   

Cuando nuestra fe en el Señor es cierta y firme, ésta modifica nuestra manera de hablar, y aunque las circunstancias externas sean adversas, la fe es la certeza de lo que se espera, es decir, la fe mantiene en nosotros la expectativa segura y veraz de los milagros de Dios que vienen en camino. 

Lo primero que Moisés dice es  “Jehová peleará por vosotros”. Siempre debemos tener presente esto, ya que esta verdad determina nuestra actitud ante la batalla. A veces, el enemigo de nuestras almas se levanta contra nuestra vida o familia, queriendo infundir miedo, pero la certeza de que Dios pelea por nosotros, nos hace estar firmes y seguros.  

La segunda parte de la expresión de Moisés fue: “y vosotros estaréis tranquilos”. La confianza en el cuidado y poder de Dios, genera tranquilidad en nuestro corazón. Pero ¿Qué significa aquí la palabra “tranquilos”? 

El término “tranquilos” aquí, se traduce en otras versiones bíblicas como: estar quietos, sin preocupación, estar callados, guardar silencio. Entonces, no debemos permitir que la preocupación nos aflija, ni que la ansiedad nos lleva a hablar mal contra Dios, sino que debemos confiar, y esperar los milagros y las intervenciones de Dios.  

 

     

 

4) Es fundamental orar y avanzar. Éxodo 14:15-16.    

“Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco”. 

Es muy importante, observar en detalle las palabras de Dios a Moisés. En primer lugar, el Señor le hace una pregunta a su siervo: “¿Por qué clamas a mí?”; no nos está diciendo esto que nos debemos clamar, pues a lo largo de la Biblia, Dios nos anima una y otra vez a orar y clamar. 

Esto queda claro con la siguiente frase del Señor a Moisés: “Di a los hijos de Israel que marchen”. Entonces, aquel no era el momento de clamar, sino de marchar. Debemos ser personas de oración, pero no debemos quedarnos sólo orando, debemos avanzar hacia la voluntad del Señor para nuestra vida.  

Aquel no era el momento de clamar, ni de quejarse, ni de desear volver atrás; era el momento de avanzar. Pero ¿Cómo avanzar si adelante estaba el Mar Rojo?  

La estrategia para superar este inmenso obstáculo se la da Dios a Moisés, lo podemos ver en el versículo dieciséis. Notemos la cantidad de verbos que Dios usa, y el sujeto de aquellas acciones: “alza tu vara”, “extiende tu mano”, “divídelo”, “y entre Israel” por el mar en seco. 

Es decir, Dios quiere hacer grandes cosas, pero el hijo de Dios debe actuar, debe disponerse para avanzar, y salir de su zona de temor e inseguridad. Dios ha diseñado actuar a través de sus hijos. El diablo desea que los cristianos vivan con miedo, pues esto les impide avanzar quedándose en el desierto, cuando adelante hay una hermosa tierra por conquistar.     

Los obstáculos son tan grandes y poderosos, como nosotros mismos les adjudiquemos ese poder. Es el temor el que hace a los gigantes más grandes. La fe pone sus ojos en el poder y cuidado de Dios; la fe que avanza es la que ve como el mar se abre, y es la fe que pasa por en medio de los obstáculos, superando lo que antes creía que era imposible. 

Conclusión: No existe ningún poder o ser, más grande que nuestro Dios. Él tiene cuidado de su hijos siempre. Por eso, no importa la crisis o adversidad, con la ayuda del Señor siempre triunfaremos.     (Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria).      

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