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La presencia de Dios transforma nuestra vida

Sermón: La presencia de Dios transforma nuestra vida.

 

 

 

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La presencia de Dios transforma nuestra vida.

Vivir con anhelo por la presencia de Dios en nuestra vida es fundamental, el salmista dijo: “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo”. Cuando vivimos sin Dios o alejados de él, es como pretender caminar por el desierto sin ser afectados por el sol ardiente y por la gran escasez de agua. 

Es claro, sí el agua en la tierra puede saciar la sed de nuestro cuerpo y genera vida, es vital reconocer que sólo el agua de vida en Cristo Jesús puede saciar la sed de nuestra lama y darnos vida eterna. Procuremos la presencia de Dios, aquella que transforma nuestra vida, él es la fuente de nuestra vida.      

Nos dice la palabra de Dios en el evangelio según San Lucas: “Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; más esta mujer ha regado con sus lágrimas mis pies, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta con perfume ha ungido mis pies”, según Lucas 7:44-46.        

Este pasaje de las Sagradas Escrituras nos enseña que el Señor Jesús destacó la adoración de ésta mujer, mucho más allá de la “atención” que la prestó Simón, el fariseo. 

El Señor Jesús honró y valoró la adoración que le brindó aquella mujer “pecadora”, por encima de los formalismos de Simón. A la luz de este texto, reflexionemos en aquellos factores que componen la adoración que Dios valora y que le agrada.   

Debemos destacar en primer lugar, la importancia de reconocer quien soy y quien es Dios. La Biblia dice que ella era una mujer “pecadora”, basados en la Biblia no podemos concluir con certeza que era una prostituta (quizá lo era), su pecado era evidente para toda la ciudad, era una mujer rechazada y señalada.

 

 

 

Es interesante observar, cómo se humilla delante del Señor Jesús. Esto nos recuerda que Dios es santo, y cuando nos acercamos a él, su santidad nos hace conscientes de nuestra condición, y por ende podemos reconocer nuestra gran necesidad de su amor y perdón.   

Un segundo aspecto que debemos destacar, es que debemos tener pasión por Dios. Vemos este anhelo en esta mujer, pues cuando ella se enteró que Jesús estaba en la ciudad fue a buscarlo, se esforzó y perseveró, tuvo que vencer algunos obstáculos, como el saber que era la casa de un  fariseo, y no sería bienvenida por ellos, no había sido invitada, tuvo que vencer su sentimiento de indignidad, entre otras cosas más. 

Podemos observar en tercer lugar, la disposición de esta mujer para despojarse de sí misma. El contexto nos habla de “un frasco de alabastro”, el alabastro es un mármol translucido, generalmente con visos de varios colores, de gran costo; y su contenido era “perfume”, el cual también era de gran precio. 

Podemos decir entonces, que esta fue una “costosa” adoración. Nuestro Dios no es “barato”, quiero decir, seguir al Señor y hacer su voluntad implica nuestra firme decisión de agradarle por encima de todo; él es el bien más preciado que en el universo visible e invisible pueda existir.    

 

 

 

Podemos ver en cuarto lugar, una evidente y valiosa actitud de humildad en esta mujer. El pasaje bíblico nos dice que ella adoró “a sus pies”. El orgullo no se postra ni se dobla ante la presencia de Jesús. 

Pero, la palabra de Dios nos enseña que la verdadera grandeza se alcanza de rodillas, Jesucristo da gracia a los humildes, y mira de lejos al corazón orgulloso y soberbio. 

Conclusión: Como podemos ver nuestro Señor Jesucristo transformó la vida de aquella mujer, la perdonó y restauró su autoestima. Ella salió justificada, aceptada y honrada por Cristo mismo. Son estos los poderosos resultados de un encuentro con Jesucristo el Señor.     (Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria). 

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2 Comments:

  1. ¡Cuando mis rodillas tocan el suelo, mi corazón toca el cielo ! Q bendición poder humillarnos ante Él, porque eso significa q le conocemos y que queremos estar con Él porque nuestra vida no es nada, sin Él
    Q Precioso estudio.

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    Respuestas
    1. Dios bendiga tu vida Sara, y toda tu familia. Muchas gracias por dejarnos tu valioso comentario.

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