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Tu milagro viene

Sermón: Tu milagro viene.

 

 

 

1) No abandones tu clamor.    

La voluntad de Dios es que nuestra familia se salve, pero a veces cuando vemos que esto no sucede de manera rápida, puede aparecer el desánimo y la duda. Pero, no debemos renunciar a nuestro clamor, ya que la Biblia nos dice que “el oído de Dios no se ha cerrado para escuchar, y tampoco su mano se ha acortado para salvar”. 

En cierta ocasión, una mujer sirofenicia de nación, vino al Señor Jesús para rogar por la sanidad sobre la vida de su hija enferma, ella tuvo que superar varios obstáculos, pero no abandonó su clamor. Inicialmente, Jesús no le respondió palabra alguna, y luego le dijo que sólo era enviado a los hijos de Israel, y que no debía tomar el pan de los hijos para darlo a los perrillos.     

Nos dice la palabra del Señor en el Evangelio según San Mateo: “Y ella dijo: Sí, Señor; pero aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces, respondió el Señor Jesús diciendo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora”, según Mateo 15:27-28.   

Según este pasaje bíblico, podemos ver a una madre que lucha en ruego e intercesión por la vida de su hija. Ella ha rogado a Jesús por un milagro, pero el Señor en primera instancia permaneció en silencio, y luego le dijo que él había sido enviado específicamente a ministrar los hijos de Israel. Ella era una mujer sirofenicia.  

A pesar del primer silencio de Jesús y de una aparente negativa, ésta madre no renunció a su clamor ante el Señor Jesús. Entonces, esta madre es un ejemplo de perseverancia y de fe, aquella fe que cree en los milagros del Señor Jesús en su familia.   

 

 

 

2) La perseverancia muestra nuestro anhelo de un milagro. 

Esta fe que persevera, es un mensaje de Dios que nos dice: “No renuncies a tu fe, ni abandones tu oración”. Ella pudo haber ofendido a Jesús, pensando muchas cosas, algo así como: “Primero no me responde, y ahora me contesta negándome la bendición”; sin embargo, ella no renunció, continuo rogando por la vida de su hija, ella perseveró confiando en la bondad del Señor.   

La verdad es que renunciar, es lo más fácil. Ante las adversidades, lo más fácil es abandonarlo todo, pero aquí vemos a una persona que insistió y luchó; ni los obstáculos, ni el desánimo la hicieron desfallecer. 

La palabra de Dios nos enseña que los discípulos del Señor Jesús callaron, pero ella siguió rogando e insistiendo. Esto nos recuerda que debemos perseverar, no renunciar, pues al final veras los milagros del Señor Jesús en tu casa y familia.

 

  

 

3) Poderoso es Dios para hacer milagros en toda nuestra familia. 

A veces los milagros del Señor se toman su tiempo, no suceden tan rápido como deseamos; pero ante esto, debemos seguir creyendo y perseverando en el camino del Señor. Son los que perseveran los que alcanzan la meta.    

No escuchas palabras negativas, más bien alimenta tu fe. La Biblia nos enseña que el Señor Jesús exaltó la fe de esta mujer, pues nos dice la Escritura que el Señor Jesús le dijo: “grande es tu fe”. 

La fe grande es aquella que confía y ama a Dios, aún en los tiempos más complicados e inciertos. La fe grande es aquella que sigue creyendo aunque la mente no comprende del todo lo que está sucediendo.   

La Biblia nos enseña que el Señor Jesús le dijo a esta mujer: “hágase contigo como quieres” y su hija recibió el milagro. Y esto nos hace pensar: ¿Qué deseamos ver en la vida de nuestros hijos?  

La Escritura nos dice finalmente que “y su hija fue sanada desde aquella hora”; entonces, la fe que persevera logra la acción poderosa de Dios en nuestra vida y en nuestra familia. Con fe, perseverancia y amor, lograremos ver los milagros del Señor en nuestra casa y familia.     

Conclusión: La Escritura nos enseña que nuestros hijos son simiente de y para Dios, y aunque el enemigo intente dañarles, el plan y el consejo del Señor prevalecerán. Levantémonos en intercesión por nuestra familia, y creamos en la obra sobrenatural y poderosa del Señor. Recordemos las palabras “Yo y mi casa serviremos al Señor”.

 

 

 

Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria. 

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