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El Espíritu Santo y su poder

Sermón: El Espíritu Santo y su poder.

 

 

 

 

La palabra de Dios nos enseña de manera contundente la importancia del Espíritu Santo y su poder en nuestra vida. De manera que, sin el poder del Espíritu de Dios no seremos efectivos en aquello a lo cual Dios nos ha llamado. 

El Espíritu Santo actúo con todo poder en la vida de Jesús, y es que sin el poder del Espíritu Santo no podemos hacer Su obra, ya que ésta es sobrenatural, el poder que la acompaña también debe serlo. El poder del Espíritu es una gran necesidad en la vida de todo hijo de Dios.   

Enfrentamos oposición, obstáculos, enemigos espirituales y naturales, y por eso, Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio. Gracias, amado Dios, por la bendita unción de tu Espíritu. El pasaje bíblico de hoy (Hechos 4), destaca que Pedro estaba lleno del Espíritu Santo, y con su poder predicó a la multitud,  y sus resultados fueron poderosos.      

Nos dice la Escritura en el libro de los Hechos: “Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo dijo… sea notorio a todos vosotros que en el nombre de Jesucristo de Nazaret… este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo”, según dice Hechos 4:8-11. 

En el capítulo anterior, un hombre recibió un gran milagro, pues él era cojo de nacimiento, limosnero, era llevado y dejado cada día en la puerta del templo para que pidiera limosna a aquellos que ingresaban al santuario en Jerusalén.   

Nos damos cuenta entonces, que la vida de este hombre era triste, sin sueños, y de suma impotencia al ver como transcurrían los años de su vida. Lo más seguro es que no sólo recibía limosnas, también palabras de menosprecio, burlas, algunos lo condenaban por su situación, y muchas otras cosas.  

 

    

 

Pero, Dios misericordioso y todopoderoso, manifestó su poder y gracia sanando a éste hombre y transformando toda su vida, éste hombre que fue sanado tenía cuarenta años de aflicción, pero un día llegó su milagro. El instrumento de Dios fue el apóstol Pedro, quien estaba lleno del Espíritu Santo y su poder, fue aquella vasija dispuesta para Dios. 

Es muy importante tener en cuenta que el apóstol Pedro afirmó que éste milagro ocurrió por el poder que hay en el nombre de Jesucristo de Nazaret, de ésta manera dio toda la honra a Dios. 

Todo lo que hagamos y logremos debe ser para la gloria del Señor, debemos levantar en alto el Nombre de Dios. Hay tanto poder en el nombre de Jesucristo que las enfermedades huyen, los demonios tiemblan, y un día toda rodilla en los cielos, en la tierra y debajo de ella, se doblará ante la presencia y el nombre del Señor Jesucristo.  

El pasaje bíblico de hoy, nos enseña que los edificadores rechazaron la principal piedra; los edificadores de la vida espiritual de Israel eran precisamente los sacerdotes, escribas y ancianos, y fueron ellos quienes rechazaron, y aún crucificaron al Señor Jesús, y este vino a ser la cabeza de ángulo ¿qué significa esta expresión?   

 

 

 

La piedra del ángulo o cabeza del ángulo, era aquella piedra especial, y muy fuerte, que se ponía como fundamento o soporte para construir una edificación; ésta serviría de apoyo inicial, conformándose ángulos con las otras piedras que se iban agregando poco a poco, ésta piedra daba fuerza y unidad a la casa. La piedra del ángulo era el comienzo y fundamento de la construcción.    

Debemos recordar aquí que el apóstol Pablo expresó por el Espíritu Santo: “Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo”. Así pues, el Señor Jesucristo es la principal piedra del edificio que es su iglesia. La Iglesia es sostenida, sustentada, fortalecida, edificada por el mismo Señor Jesucristo.    

Conclusión: Como nos enseña la Escritura, nuestro Señor Jesucristo caminó en un ministerio sobrenatural por el poder del Espíritu Santo que estaba en él. Nosotros necesitamos al Espíritu Santo y su poder, todos los días de vida en esta tierra.  

Así como el Verbo se hizo carne y con sus pies iba por todo Israel, con su boca predicaba y con sus manos tocaba a los enfermos; anhela el Señor hoy, a través de su cuerpo (la iglesia) ir por el mundo llevando su mensaje y poder salvador, sanador y libertador, a un mundo necesitado de la gloria de Dios, digamos pues “heme aquí dispuesto estoy, revísteme de tu Espíritu Santo y su poder”.

 

 

 

Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria. 

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