Con la fuerza de Dios podemos vencer
Sermón: Con la fuerza de Dios podemos
vencer.
Es interesante, considerar que aunque nuestro Señor Jesucristo hizo la voluntad de Dios en esta tierra, tuvo que enfrentar el rechazo, la burla, oposición y la traición, entre otras cosas; pero, sostenido con la fuerza de Dios alcanzó salvación para toda la humanidad.
También la palabra del Señor, nos enseña el caso de apóstol Pablo, pues en su ministerio podemos ver persecución, murmuraciones y calumnias contra él, muchos peligros, enfermedad, varias decepciones, soledad, muchas veces incomprendido, continuos ataques espirituales y físicos; y finalizando su vida expresó:
“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe, y me está guardada la corona de justicia”, según 2 Timoteo 4:8. Realmente, con la fuerza de Dios podemos vencer.
Aunque el diablo, persiguió y acechó al apóstol hasta el fin, Pablo se fortaleció en Jesucristo nuestro Señor y pudo vencer, porque más grande es nuestro Dios que cualquier poder y estrategia del enemigo. Por eso, renueva tus fuerzas en Cristo y persevera, hay grandes bendiciones por alcanzar.
Nos dice la palabra de Dios en el libro de los Hechos de los Apóstoles 4:1-3 que: “Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, pues ya era tarde”.
La Biblia nos enseña que el reino de
las tinieblas y los demonios procuran detener y estorbar los planes del Señor
para nuestras vidas. Una de las estrategias que el enemigo utiliza es el
resentimiento, el enojo o rencor. Conocido esto también, como raíz de amargura.
Debemos tener en cuenta que la palabra “resentimiento”, desde el griego bíblico, indica desagrado, indignación, estar dolorosamente angustiado. El pasaje bíblico de hoy, nos enseña que los sacerdotes (en su mayoría fariseos) y los saduceos, aunque diferían en doctrina, se unieron para oponerse a la predicación del evangelio.
La Biblia nos dice que ellos estaban “resentidos” y motivados por aquel enojo, hicieron encarcelar a los apóstoles del Señor Jesús.
Es fundamental, evitar el resentimiento, pues este ciega el buen juicio. Podeos ver que aunque eran sacerdotes, no lograron ver que la obra era de Dios. Estos sacerdotes eran los encargados de dirigir la vida espiritual de Israel, pero llevados por el resentimiento, estaban luchando y oponiéndose a Dios mismo.
Este evento nos enseña que no importa cuánto conocimiento bíblico podamos tener, podemos ser víctimas de nuestro propio resentimiento. Debemos desechar el enojo y la amargura, o estos nos llevarán a cometer grandes equivocaciones.
El pasaje bíblico también nos dice que: “los pusieron en la cárcel”. Las cárceles y cautiverios no solo son físicos, recordemos que las verdades físicas son resultados de las espirituales. De hecho, Jesús realizó muchas liberaciones en su ministerio terrenal.
Con discernimiento, debemos evitar cualquier
forma de resentimiento y de rencor, pues sin querer tal vez, seamos usados por
el enemigo para estorbar la obra de Dios. Por eso es fundamental, cuando así se
requiera ejercer el perdón (“perdonándoos unos a otros, como Dios también os
perdonó en Cristo”). El perdón es un arma poderosa.
A pesar de todas las dificultades y de la oposición, los apóstoles del Señor realizaron su labor, ellos enfrentaban persecución por parte del imperio romano, por parte de las autoridades religiosas del momento, por parte de los judíos no creyentes y una fuerte oposición espiritual demoniaca; pero, no se rindieron, ellos se renovaron sus fuerzas en Cristo Jesús.
Debemos tener en cuenta, que cuando el resentimiento (en nosotros o en otros) es derrotado por el amor, por el perdón, y por el poder de Dios, los resultados son gloriosos, la Biblia nos dice que miles y miles de personas se convertían a la fe en Cristo Jesús.
Conclusión: Nuestro buen Dios ha
prometido estar con nosotros, seguramente en el camino encontraremos obstáculos
que superar, pero con la fuerza del Señor avanzaremos. No permitamos que el
enemigo siembre la semilla del resentimiento en el corazón, caminemos en el
poder y en el amor de Dios, y veremos su gloria a nuestro favor.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
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