Como mantener la esperanza en Dios

Sermón: Cómo mantener la esperanza en Dios. 

 

 

 

En un mundo donde abundan las malas noticias, es muy importante saber cómo mantener la esperanza en Dios y en su cuidado. Nuestra fe debe ser fortalecida en las promesas divinas, pues esto nos ayuda a conservar la esperanza en Dios, él es fiel y nos sustenta con la diestra de su poder.  

Vivimos en un mundo donde se ven y palpan los peligros de conflictos internacionales, las dificultades nacionales, los temores de las enfermedades, la inestabilidad económica, entre otras cosas; son tiempos en donde, como hijos de Dios, debemos fortalecer nuestra confianza y esperanza en el Señor Jesús.   

Estos tiempos postreros, son también tiempos en los cuales nuestra esperanza y certeza en la promesas de Dios son atacadas, de una o de otra manera. Es por eso, que debemos nutrir la fe que es Cristo Jesús, Señor nuestro.     

Definamos el término “Esperanza”.   

Esta palabra es utilizada, por ejemplo, en la Carta a los Romanos 8:22-25 “Toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. 

Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos”. 

En este pasaje la palabra “esperanza”, se traduce del término griego “elpis” que además quiere decir: Esperar con anhelo. Expectativa confiada.   

Es importante, también considerar que esta palabra (“esperanza”) en la Biblia tiene que ver lo invisible y futuro. Podemos describir “esperanza” como la feliz espera del bien. Indica además, la acción de esperar con confianza. 

En el Nuevo Testamento se utilizan varios adjetivos para calificar nuestra esperanza: buena; bendita; viva y mejor. Esto nos deja ver el poder de una esperanza fuerte y sólida en el cristiano. La esperanza se nutre con las fieles promesas de Dios.

 

     

 

Nuestra esperanza se fortalece con las promesas de Dios. 

Como nos enseña la Carta a los Romanos 8:22-25, el apóstol Pablo nos habla inicialmente del gemir de la tierra y de nosotros como hijos de Dios, esperando la redención plena de nuestro cuerpo. Entonces, nuestra esperanza tiene que ver con una redención en su plenitud.    

Por eso, el texto nos sigue diciendo que fuimos salvos en esperanza, es decir, nuestra salvación es veraz y segura en Cristo, pero la plenitud de ésta se dará en el rapto de la iglesia, ya que es en aquel momento cuando recibiremos el anhelado cuerpo glorificado e incorruptible.    

El apóstol Pablo añade diciendo: “La esperanza que se ve, ya no es esperanza; pues lo que se ve, ya no hay que esperarlo”. Entonces, nuestra esperanza está establecida en las promesas de Dios, cosas que no vemos, pero que son verdaderas, son maravillas incorruptibles, puras, eternas, son realidades que permanecen para siempre.

 

 

 

La esperanza en Dios hace fuerte al cristiano. 

Nos dice además este pasaje, en el versículo veinticinco que “y con paciencia lo aguardamos”, aquí el término “paciencia” también significa “perseverancia”, entonces la esperanza produce una capacidad adicional no sólo de esperar, sino de perseverar, aquella fortaleza para superar obstáculos.    

De esta manera, podemos decir que nuestra esperanza está basada en lo invisible y futuro, pero que nos anima y fortalece cada día para perseverar, y esta es la fe que agrada a Dios; por eso, el Señor Jesús ante la incredulidad de Tomás expresó: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron”, según el evangelio de Juan 20:29. 

Cristo cumplió su palabra cuando dijo que al tercer día resucitaría. Aquellos que creen en las promesas del Señor nunca serán avergonzados. La esperanza tiene un cimiento que la hace fuerte y singular: la fe. Ya que la fe es la certeza de lo que se espera, la esperanza mantiene fuerte el ánimo del cristiano, aunque las circunstancias externas sean adversas. 

Por tanto, cuando decides sumergirte en las promesas de Dios, orando según estas palabras divinas, reflexionando en las buenas palabras del Señor y estudiando el carácter divino revelado en las Sagradas Escrituras, tu esperanza se mantendrá viva, vigente y poderosa, y el diablo no podrá derribar tu fe.  Adelante. El Señor está contigo.

 

 

 

Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria. 

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