Cristo venció, y con él también podemos hacerlo | Estudios y Sermones Cristo venció, y con él también podemos hacerlo - Estudios y Sermones

Ads 468x60px

Cristo venció, y con él también podemos hacerlo

Sermón: Cristo venció, y con él también podemos hacerlo.

 

 

 

1) Cuidado con las distracciones.  

El objetivo de Satanás es destruir la vida de comunión con Dios, y apartar al cristiano del camino del Señor. El diablo aborrece la adoración a Dios, y utiliza sus dardos de fuego para distraer y confundir al cristiano. 

La Biblia también nos dice que Dios “busca adoradores en espíritu y en verdad”, lo que de manera implícita nos dice que no abundan. El verdadero adorador no adora de acuerdo a sus emociones, el verdadero adorador sabe que cuando adora no es por sí mismo, sino por la gracia  de Dios que es en Cristo Jesús.   

Debemos observar y considerar, que el diablo también busca adoradores y les promete “las riquezas y glorias de éste mundo”; mientras que nuestro Dios nos hará participes de Su gloria, aquella que es verdadera y eterna. Nada de lo que el mundo y Satanás ofrecen, se pueden comparar con lo que Dios ha planeado para nuestras vidas.  

2) El mismo Señor Jesús fue tentado.  

Nos dice la palabra de Dios en el Evangelio según San Mateo 4:8-10 “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le habló diciendo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces el Señor Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo servirás”. 

En esta ocasión, el tentador viene para procurar cambiar la adoración de Dios por cosas del mundo y su sistema. Debemos tener presente, que en el Antiguo Testamento Dios exhortó a Israel para que no se olvidara de él, nos dice el Libro de Deuteronomio 8:11 

“No suceda que comas y te sacies, y tengas casas, tu ganado, tu plata y tu oro y todo se aumente, y se enorgullezca tu corazón y te olvides de Jehová tu Dios”. 

Estas palabras nos recuerdan y nos enseñan que una de las tentaciones que enfrenta el hijo de Dios es olvidarse de su Señor, de su Salvador, de Aquel que le cuida y le bendice todos los días de su existencia.   

 

 

 

3) No anheles prosperidad sin Dios. 

Como podemos observar, otra tentación es procurar riquezas sin Dios. con mucha frecuencia, en el afán de “prosperar” vemos a cristianos en negocios ilegales, cristianos que dan el primer lugar al dinero, líderes que venden o negocian su ministerio, entre otras cosas. 

La Escritura nos enseña claramente, que Dios quiere bendecir a sus hijos, aun en el área financiera; pero la prosperidad que viene del Señor es integral. Por eso, nos dice la Biblia: “amado yo deseo que seas prosperado en todo, así como prospera tu alma”, según la 3ª de Juan 1:2.   

Creo, que como cristianos, hemos cometido un error, y es el haber reducido el término “bendición” a finanzas. La prosperidad de Dios tiene que ver con una buena comunión con él, paz en tu matrimonio, temor de Dios en el corazón de los hijos, una ferviente fe en Jesucristo nuestro Señor, y su presencia cubriendo toda nuestra casa.   

Una verdad generalizada y propia del ser humano, es que ningún padre de familia quiere el mal para sus hijos, y así como el padre natural quiere que sus hijos estén bien, el Padre Celestial también quiere que sus hijos tengan bienestar, gozo y salvación.  

Recuerda, el Señor Jesús dijo: “Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y lo demás vendrá por añadidura”. Entonces, el orden de prioridad celestial es: primero la voluntad de Dios, su diseño y sus tiempos; y lo demás vendrá, como el Señor lo ha establecido.   

 

 

 

4) Dale a Dios y a su diseño el primer lugar, y serás bendecido.  

Un principio de vida que es fundamental para nosotros, como hijos de Dios, es: Dios honra a los que le honran. Sin embargo, en el pasaje de hoy, vemos que Satanás paga para que lo adoren, Dios busca adoradores por amor, adoradores genuinos, no motivados por un pago.  

Por la Escritura misma sabemos que todas las riquezas son de Dios, pero no todas las riquezas del hombre, provienen de Dios. Debemos tener presente que la bendición del Señor no añade tristeza con ella. Teniendo todo esto claro, vemos que Jesús derrotó al tentador, y nosotros en Cristo también podemos vencerlo.   

Desde el huerto del Edén podemos ver que la lucha del ser humano se origina en su ego (aquel anhelo de fama, poder, riquezas, vida desenfrenada e inmoral, entre muchas otras cosas). El camino del verdadero éxito es la cruz, pues vivir para Dios y sus planes es nuestra razón de ser, y lo único que genera verdadero gozo y paz.    

Por eso, debemos procurar siempre evitar la tentación de querer demostrar poder, guardémonos del orgullo, de la arrogancia, del éxito sin quebrantamiento o sin formación del Divino Maestro. Un corazón humilde glorifica a Dios. 

Como nos enseña la Biblia, nuestro Señor Jesús venció al tentador, con la integridad de su corazón y fortalecido en la Palabra  de Dios. Vemos que al tentador Jesús le respondió: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo servirás”, Mateo 4:10. Y esta victoria no pasó inadvertida, pues el Padre celestial manifestó su aprobación y respaldo hacia Su Hijo, y le envió ángeles para que le sirvieran: 

“El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían”, según el Evangelio de Mateo 4:11.       

Reflexión final: El Señor Jesús venció, vivió como un hombre en esta tierra, y por eso nos comprende, ahora vive en nosotros, por él podemos vencer, y “fiel es Dios quien dará con la tentación juntamente la salida”. Gracias Señor porque en ti podemos vencer.

 

 

 

Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria. 

4 Comments:

  1. Q precioso el estudio ! Muchas Gracias pastor.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Sara por tu comentario. Dios bendiga tu vida y familia.

      Borrar
  2. Amen,Dios siga aumentando sabiduria a su vida

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Dios te bendiga. Muchas gracias por tus palabras y por el apoyo a este ministerio. El Señor Jesús guarde tu vida y la de toda tu familia.

      Borrar