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Cómo tener fe ante los problemas

Sermón: Cómo tener fe ante los problemas.  

 

 

 

1) Alimenta tu fe mediante la palabra de Dios. 

Las pruebas, las adversidades y los obstáculos son parte del camino de la fe, y Dios mismo en su palabra nos enseña cómo tener fe ante los problemas de la vida. La fe se fortalece a través de la palabra de Dios, y como resultado de la comunión con Cristo.   

Nuestra fe viene por el oír la palabra de Dios, recordemos que el Señor Jesús dijo: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Así como el cuerpo se nutre con el alimento natural, nuestra fe se nutre con la palabra del Señor.  

Algunas situaciones difíciles son breves, otras de mayor extensión; algunas son leves otras causan gran dolor en nuestro corazón. Sin embargo, es muy importante tener en cuenta que sólo en el Señor Jesucristo está la verdadera fuerza y ayuda, él tiene el poder para transformar todas las dificultades.   

Como nos enseñan los evangelios, por grande y recia que sea la tormenta, por fuertes que sean los vientos contrarios, el Señor Jesús puede transformar la situación, y generar tiempos de bendición y victoria. 

2) Decide confiar en Dios por encima de los que tus ojos ven. 

La palabra de Dios nos enseña en el Evangelio de Lucas: “Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales parándose de lejos alzaron su voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!”, según Lucas 17:11-13.   

Una crisis o dificultad, es en realidad, una oportunidad que nos permite ver la fuerza y solidez de la fe en Dios que tiene el cristiano. La verdad es que cuando todas las cosas están bien, no es difícil alabar al Señor o servirle; por el contrario concluimos que su mano y su respaldo, están con nosotros.   

Sin embargo, cuando observamos al detalle la Escritura, podemos ver muchos casos en los que los hijos de Dios experimentaron oposición, persecución y traición, aunque ellos estaban viviendo y haciendo la voluntad del Señor. Ellos no estaban en pecado, pero por causa de agradar a Dios fueron rechazados y perseguidos, y hasta maltratados. 

 

 

 

Es en estos tiempos, cuando suceden cosas que nuestra mente no comprende y que pueden ser dolorosas, en donde la verdadera fe sale a relucir, y muestra su fuerza. 

Por la Biblia, podemos decir que la fe no procura entenderlo todo, sino que está segura y convencida en Aquel que todo lo puede y todo lo sabe. La verdadera fe no cuestiona, ella confía en la bondad, poder y amor de Dios.   

La verdadera fe en el hijo de Dios, cree y confía en el completo, perfecto y total amor del Señor por sus hijos; aquel amor que va más allá del entendimiento del ser humano; es aquel amor que llevo al Verbo a hacerse carne y morir de la manera más vergonzosa y vil en la cruz del calvario.   

3) La fe en el cristiano procura la presencia de Dios. 

Es muy importante, destacar aquí cómo la verdadera fe nos lleva a buscar al Señor Jesús. El pasaje bíblico de hoy nos dice: “yendo Jesús a Jerusalén… ellos le salieron al encuentro”. 

Estos hombres leprosos se enteraron que el Señor Jesús pasaba, y lo buscaron, fueron diligentes, ellos sabían que él era su respuesta y solución. 

Con cierta frecuencia, las crisis nos ciegan y nos impiden ver que la solución está en el mismo Señor; por eso, debemos poner nuestros ojos en Jesús, en Aquel que nunca cambia y tiene cuidado de su pueblo. 

La Escritura también nos enseña que la mayoría de las veces, las angustias o los problemas nos acercan a Dios. No nos agrada esto, pero a veces las adversidades son herramientas divinas que nos acercan al Señor.   

Sin duda alguna, la vida para los leprosos en Israel no era nada fácil. Para la mentalidad judía, ellos estaban bajo el juicio del Señor; los leprosos debían habitar en las afueras de la ciudad; tenían que proclamar su condición si alguien se acercaba; y desde el punto de vista ceremonial, el leproso estaba impedido y no podía entrar al templo como los demás judíos. 

Desde aquella condición, estos leprosos decidieron buscar al Señor Jesús, superando todos sus obstáculos, confiaron en el Señor y clamaron: “Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros”. Y el Señor Jesús, fue propicio a su clamor, los sanó, restauró su corazón, y  su vida en general.    

Estos milagros del Señor, nos recuerdan que podemos confiar plenamente en él, nunca nos decepcionará ni cerrará sus oídos a nuestro clamor.

 

 

 

Conclusión: La Biblia nos enseña de manera contundente, Dios es bueno, él tiene cuidado de sus hijos, y aunque atravesemos por los tiempos más difíciles él nos dará su fuerza y ayuda; acerquémonos con corazón sincero a su presencia. 

Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria. 

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4 Comments:

  1. Respuestas
    1. Dios bendiga tu vida y toda tu familia. Muchas gracias por dejarnos tu comentario.

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  2. Q grande y poderoso es nuestro Dios. Precioso estudio q nos recuerda confiar en Dios siempre en la dificultad, en el desierto; pero también cuando todo nos va bien. Muchas gracias pastor

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    1. Dios te bendiga Sara. Muchas gracias por tus palabras y por el apoyo a este ministerio. El Señor Jesús guarde tu vida y la de toda tu familia.

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