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Jesús es nuestro mejor maestro

Sermón: Jesús es nuestro mejor maestro.

 

 

 

Jesús es nuestro Maestro por excelencia. La palabra de Dios nos enseña en los evangelios que el ministerio de enseñanza que el Señor Jesús ejerció fue muy fuerte, él no sólo lo hizo a nivel de la sinagoga local, sino que fue un constante Maestro para sus discípulos. 

Teniendo esto en cuenta, debemos tener presente que el Señor Jesús no sólo instruyó a los doce, pues la Escritura nos enseña que luego tuvo setenta discípulos más. 

De igual manera, debemos destacar que el Señor Jesús se ocupó de modo especial de los doce, pues estos serían protagonistas fundamentales en el futuro de la nueva iglesia.  

La Biblia nos enseña que el ministerio de enseñanza del Señor Jesús fue altamente reconocido, por eso vemos que con frecuencia lo llamaban: Maestro, y vemos que aún los mismos fariseos y escribas de aquella época así lo reconocieron.   

Es muy importante, tener en cuenta que a lo largo y extenso de la Biblia podemos ver a líderes instruyendo y delegando en otros el ministerio. 

Por ejemplo, Moisés fue quien instruyó a Josué; el profeta Elías lo hizo con Eliseo; el Señor Jesús a los doce; el apóstol Pablo a Timoteo y Tito, y sin duda hoy día no hay excepción para esto. Es necesario y fundamental instruir y formar a las nuevas generaciones. 

Es interesante recordar aquí que el Señor al resucitar y antes de ascender al cielo dijo: “Haced discípulos enseñándoles todas las cosas que os he mandado”.  Vemos pues, que la instrucción y la enseñanza son herramientas fundamentales para la extensión del reino de Dios en todas las naciones de la tierra.  

 

 

 

Debemos mantener un corazón manso y humilde para ser enseñados por Dios y por sus instrumentos; y de igual manera para enseñar a otros. Debemos además, mantener un corazón que anhele profundamente conocer más al Señor, su naturaleza, carácter y obra.  

Por todo esto, debemos apreciar y valorar la enseñanza y la capacitación, debemos ser formados para servir al Señor con los motivos correctos y que glorifiquen a Dios. El objetivo de capacitarnos y aprender no es nuestra propia gloria, sino la de Dios; en todo asunto debemos procurar que Cristo sea glorificado.   

La palabra de Dios nos enseña que somos un cuerpo en Cristo, y todos coordinadamente debemos aportar desde lo recibido del cielo, para que el reino de nuestro buen Dios continúe extendiéndose por toda la tierra que habitamos, con razón dijo el apóstol Pablo por el Espíritu: 

“Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros”. 2 Tesalonicenses 3:1.

 

 

 

Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria. 

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