Hay sanidad para el corazón quebrantado
Introducción: La palabra de
Dios enseña contundentemente que él es nuestro sanador. Así se manifestó en el
Antiguo Testamento, y se hizo mucho más evidente en el ministerio terrenal de
Jesucristo el Señor, y al partir delegó su poder y autoridad en la iglesia.
Entonces la iglesia de
Cristo se convierte en un instrumento de Dios para traer sanidad y libertad de
toda opresión demoníaca. Por eso el Señor envió al Espíritu Santo, porque la
unción pudre el yugo y quebranta la aflicción causada por el reino de las
tinieblas. Veamos este interesante tema
Hay sanidad para el quebrantado de corazón.
1) La unción del Espíritu Santo genera libertad y sanidad. Hechos 10:38.
“Cómo Dios ungió con el
Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo
bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”.
Respecto al ministerio
terrenal de Jesús en Israel la Escritura nos dice en Hechos 10:38 varias cosas
muy importantes que debemos tener en cuenta hoy:
a) “Jesús fue ungido con el
Espíritu Santo y con poder”. Uno de los símbolos del Espíritu Santo en la
Biblia es el aceite, y Jesús fue ungido con el poder del Espíritu Santo, lo que
lo hizo efectivo en el ministerio. Aquella unción se mantuvo sobre él en la
medida en que él mantuvo la relación con el Espíritu Santo.
b) “Jesús anduvo haciendo
bienes”. La unción del Espíritu Santo te convierte en un generador de bendición
para otros. A donde Jesús iba llevaba bendición y vida eterna, cuando la
presencia de Dios fluye cosas maravillosas suceden.
c) “Jesús anduvo sanando a todos
los oprimidos por el diablo”. Esta expresión nos permite ver que la sanidad
está relacionada también con la libertad de la opresión demoniaca, es decir hay
sanidad física y hay sanidad espiritual.
d) “Porque Dios estaba con
él”. Vemos pues que la presencia de Dios hace huir toda opresión y aflicción demoníaca, ante la gloria de Dios las tinieblas retroceden. Los poderes de las
tinieblas no resisten la presencia de Dios y por eso las cadenas y las ataduras
demoniacas caen y son destruidas.
2) Jesús desarrolló un ministerio sobrenatural por la unción del Espíritu
Santo. Lucas 4:18-19.
“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas
a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad
a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”.
Como podemos ver el Señor está
predicando en la sinagoga de Nazaret y se presenta allí, apoyado en la
Escritura, como el ungido de Dios. El Espíritu del Señor, el cual es otro
título para el mismo Espíritu Santo, está sobre él y por eso puede entonces ministrar
sanidad y libertad, y predicar el año de la gracia de Señor (“año agradable”)
es decir ha llegado el tiempo de perdón y libertad.
El Señor ha sido enviado para dar y
anunciar libertad, y para sanar a los quebrantados de corazón. ¿Quiénes son los
quebrantados de corazón? La palabra “quebrantado” en Lucas 4:19 se traduce del
término griego “suntribo” que además significa: estropeado, hacer pedazos,
romper, aplastado.
Entonces hablamos de aquellas
personas que han sido lastimadas o cuyo corazón ha sido herido fuertemente; un
corazón fracturado o herido vive con dolor y su capacidad o potencial se ve
disminuido altamente.
Desde el punto de vista natural
cuando una herida o un golpe no son sanados ni se presenta la restauración del
trauma, la afectación aparecerá más adelante y seguramente será peor, pues
habrá quizá infección o tal vez otros órganos serán afectados.
Por esto es que para el Señor Jesús
fue muy importante esa faceta de su ministerio: La sanidad de los quebrantados
de corazón.
(Adquiere ahora sin costo alguno nuestro libro cristiano, aquí en: GRATIS LIBRO CRISTIANO).
(Adquiere ahora sin costo alguno nuestro libro cristiano, aquí en: GRATIS LIBRO CRISTIANO).
3) Algunos ejemplos bíblicos de quebrantados de corazón:
En el Salmo 69:20 se nos dice: “El escarnio ha quebrantado
mi corazón, y estoy acongojado. Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo
hubo; y consoladores, y ninguno halle´” y vemos las palabras de David con las que expresa que se
encuentra con su corazón quebrantado, y en ese tiempo de tribulación no
encontró quien le diese consolación.
Algunos versículos como el 4, el 8 y
el 19 nos enseñan que David vivía una fuerte oposición y persecución, además su
propia familia lo rechazaba y otros levantaban contra él calumnias y mentiras,
y todo esto había traído sobre él quebrantamiento y congoja, es decir
decepción, frustración, angustia.
A veces vivimos tiempos difíciles de
manejar porque son circunstancias dolorosas, o recibimos ofensas y traiciones,
calumnias se levantan sin dar motivo, y todo esto causa tristeza o dolor en el
corazón, esto debemos manejarlo correctamente para que no se convierta en
amargura de corazón.
También en Nehemías 2:2 el rey Artajerjes le dice a Nehemías “tú tienes
quebranto de corazón” y le explicó Nehemías porque estaba triste, le dijo: “la
ciudad de mis padres (Jerusalén) está desierta y destruida”. El rey Artajerjes
decide que Nehemías vaya con su autorización y ciertos recursos a reconstruir
la ciudad.
(Te invito a leer: Sermones escritos para predicar).
(Te invito a leer: Sermones escritos para predicar).
Esto nos recuerda que a veces caemos
en la depresión, tristeza o angustia, es decir entramos en un quebrantamiento
de corazón, y lo que debemos hacer es:
Ir a la presencia de Dios y permitir
que su poder nos levante,
Procurar que la unción del Espíritu
Santo traiga sanidad,
Allí en la presencia de Dios también
recibiremos su sabiduría y favor para actuar correctamente y superar la crisis
(como lo hizo Nehemías).
No debemos caer en la frustración, ni
cerrarnos al obrar de Dios, Jesús sigue sanando, él sigue transformando nuestro
corazón, él sigue liberando y rompiendo las ataduras y cadenas que el enemigo
quiere imponer al pueblo de Dios.
David, Nehemías, Job y muchos otros
experimentaron el quebrantamiento de su corazón por diferentes circunstancias
dolorosas de la vida, pero también buscaron a Dios y el Señor sanó sus
corazones y los levantó con su poder y bendición. Jesucristo el Señor ha venido
a sanar a los quebrantados de corazón y poner en libertad a los cautivos.
Conclusión: No es tiempo de afligirse es tiempo de libertad.
Jesucristo el Señor dio su vida para redimirnos de la condenación eterna y para
que hoy vivamos una vida en abundancia, rechacemos pues lo que no es de Dios y
disfrutemos la bendición de la vida nueva en Cristo Jesús.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
amen gloria a Dios
ResponderBorrarAmen, Amén
ResponderBorrarTremendo DTB
ResponderBorrarAmado pastor gonzalo oramos por su vida flia y ministerio , le damos gracias a Dios por las refkexiones que nos comparte son de gran bendicion pqra nuestras vidas
ResponderBorrar