La revelación de Jesús a Juan
La revelación de Jesucristo al apóstol Juan en la isla de Patmos, Apocalipsis 1. Introducción: El libro de
Apocalipsis es sin duda un texto muy importante no sólo porque es palabra de
Dios y por tanto es viva y eficaz, sino porque contiene los acontecimientos que
han de suceder al final de los tiempos...
Un texto lleno de figuras y
símbolos con grandes y profundas revelaciones, que lejos de atemorizar al ser
humano debe generar en él fe y amor, pues aquí se nos revela todo aquello de lo
cual nos libra el Señor y nos concientiza por qué el alto precio que pagó en la
cruz para perdón de nuestros pecados.
El libro de Apocalipsis es
un libro profético por excelencia, su objetivo además de darnos revelación de
Cristo y su poder, es fortalecer la fe y la esperanza de los cristianos
perseguidos en aquel tiempo y de los cristianos de hoy para perseverar en la fe
que es en Cristo Jesús.
Sermón: La revelación de Jesús a Juan.
1) El apóstol Juan en la isla de Patmos. Apocalipsis 1:1-2.
“La revelación de Jesucristo,
que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder
pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, que ha
dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de
todas las cosas que ha visto”.
En primer lugar la palabra
“revelación” se traduce del término griego “apokalupsis” (de allí el nombre del
libro) que además significa: Manifestación. Quitar el velo. Descubrimiento
Entonces es un libro en el
que Dios quita el velo que cubría la secuencia de los acontecimientos finales,
estaba listo, pero fue a Juan y en el año 90 d.C. aproximadamente cuando le fue
revelado.
Probablemente el apóstol
Juan tenía 90 años de edad cuando recibe esta revelación y muere luego en la
ciudad de Efeso a sus 96 años. Debemos anotar aquí que para Dios es mucho más
importante la disposición que la edad, pues a pesar de su avanzada edad Juan
recibe la revelación de uno de los más importantes libros de la fe
cristiana.
Esta visitación de Dios a
Juan se da en la isla de Patmos, Apocalipsis 1:9. Como nos dice el texto bíblico el apóstol había
sido desterrado a esta isla prisión por predicar el evangelio bajo el gobierno
del emperador Domiciano.
La isla de Patmos es una
isla volcánica, su flora es limitada, tiene pocos árboles, su terreno es
rocoso, incluso en la actualidad tiene muy pocos cultivos (es más bien hoy día
un sitio turístico). Ubicada a cien kilómetros de Efeso, el imperio romano la
usaba como prisión y lugar de destierro.
Podemos imaginarnos al
apóstol Juan en aquella época viviendo en una ausencia total de comodidades,
pero en aquel desierto y difícil lugar Dios lo visitó, y esto es lo más
importante. No importa donde estés, los ojos de Dios estarán siempre sobre
ti.
En medio de tiempos de gran
persecución, en un lugar olvidado y lejano, en un lugar seco y difícil, Jesucristo
llegó para ministrar a su siervo y encomendarle una nueva misión. Dios nunca
olvida a los suyos, él nunca desecha a aquellos que le han seguido y le han
servido.
2) La visión de Cristo glorificado. Apocalipsis 1:4-6.
A la luz de estos dos versículos
podemos ver cosas muy importantes:
a) Este escrito es dirigido a las siete iglesias de Asia inicialmente.
Debemos tener en cuenta que el número siete en la Biblia indica: totalidad, plenitud,
completo; señala esto entonces que es un mensaje para la iglesia de todos los
tiempos y en general.
b) El autor es Dios en su trinidad. Jesucristo, el testigo fiel; el Espíritu
Santo (“los siete espíritus que están delante de su trono”, es la plenitud del
Espíritu Santo, de igual manera reposó sobre Cristo: Isaías 11:2 en donde vemos
los siete espíritus) y el que está sentado en el trono es Dios Padre.
c) Del Señor Jesucristo se nos enseñan aquí varios aspectos fundamentales:
El testigo fiel: La palabra “testigo” se traduce aquí del término griego “martus” que
además significa: uno que da testimonio mediante su muerte. Entonces Cristo
mediante su muerte testifica y certifica la verdad del infierno eterno y la
salvación por medio de él.
El primogénito de los muertos: indica que él es el primero que resucitó en gloria (pues vive
con un cuerpo glorificado para nunca más morir, los que resucitaron en la
Biblia volvieron a morir). Cristo resucitó en gloria, vive por la eternidad y
es dador de vida para todo aquel que en él cree.
El soberano de los reyes de la tierra: La palabra “soberano” se traduce del término griego
“arcon” que además significa: gobernante, indica esto entonces que Cristo es el
gobernante y soberano de todos los reyes y líderes del mundo.
Quizá hoy muchos no lo reconocen como tal, porque en su
primera venida vino como Cordero, pero en su segunda venida viene como Rey de
reyes y Señor de señores, y entonces, como está escrito, toda rodilla se
doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor (aquella confesión
no será para salvación, sino como un reconocimiento de su soberanía y poder).
Al que nos amó y nos lavó con su sangre. Expresión que nos recuerda que fue por
puro amor que Jesús vino a dar su vida en rescate por muchos, por amor se
sometió a una muerte vil y dolorosa, y su sangre única, perfecta y pura fue
derramada por nuestros pecados.
Nos hizo reyes y sacerdotes. Su bondad y amor fue aún mucho más allá del perdón de
nuestros horribles pecados, y nos dio el privilegio de participar de su
autoridad y gobierno (“reyes”), así como el más alto honor de servir en su
presencia (“sacerdotes”).
Apocalipsis 1:7-8 nos recuerda la segunda venida de Cristo, en la cual todo ojo le verá,
además de aquellos que lo sacrificaron y aún habrá lamentación en la tierra
(dolor por Aquel que rechazaron y por el juicio que llega con él).
3) El apóstol Juan cae rendido ante el Cristo glorificado. Apocalipsis
1:10-11, 17a.
Nos dicen en primer lugar
estos versículos que Juan “estaba en el Espíritu en el día del Señor” es decir
su ser estaba inmerso en la comunión con el Espíritu Santo en el día domingo, y
escucha a sus espaldas la voz del Señor Jesús con poder y fuerza.
Esto nos recuerda que
debemos adorar a Dios guiados por el Espíritu Santo y valorar nuestra comunión
con él, no debemos tratar esto con negligencia o indiferencia religiosa, Dios es personal y
digno de todo honor como Señor Todopoderoso. También nos recuerda cuán
importante es separar el día del Señor (domingo) para buscar a Dios.
Al apóstol Juan se le
comisiona escribir toda esta experiencia en un libro (Apocalipsis) para que
luego fuera enviado a las siete iglesias de Asia. Por supuesto al ser palabra inspirada
por Dios es viva, eficaz y útil para toda la iglesia de ayer, hoy y
siempre.
Como podemos ver en la
primera parte del versículo diecisiete el apóstol Juan cae como muerto a los
pies de Jesús; recordemos que Juan era el apóstol amado, quien se acercaba con
confianza al Maestro, quien había recostado su cabeza en el pecho del Señor
Jesús, era el escritor del evangelio que lleva su nombre y de tres cartas más,
pero ahora toda aquella teología y conocimiento caen rendidos ante la presencia
del Cristo glorificado lleno de poder y majestad.
4) La visión de Cristo en su gloria y poder. Apocalipsis 1:12-20.
El apóstol Juan nos
describe ahora la visión que tiene de Cristo resucitado en poder y gloria,
expresiones de gran valor y enseñanza para nosotros hoy:
a) La autoridad de Cristo, Apocalipsis 1:12-13.
Como nos enseña Apocalipsis 1:20 los siete candeleros de oro son las siete iglesias
de Asia menor, a las cuales el Señor les habla en los capítulos dos y tres de
éste libro (las cuales a su vez representan a toda la iglesia).
La figura del candelero (un
candelero permanecía encendido en el lugar santo del templo) nos recuerda que
las iglesias locales deben resplandecer con la luz de Cristo alimentadas por el
aceite o unción del Espíritu Santo, y para esto es fundamental la comunión con
Dios.
Al ver a Cristo en medio de
los siete candeleros, es decir, en el centro de su iglesia, nos recuerda esto
que él desea ser el centro de su pueblo, él es quien sustenta la iglesia y la
cuida. Él es el centro de la iglesia y quien da vida y fortaleza a su
pueblo.
Nos dice además el pasaje
que Jesús estaba “vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por
el pecho con un cinto de oro”, este vestido (túnica) largo hace referencia a la
autoridad judicial, nos habla de aquel poder que juzga, por eso dice la Biblia:
“el Padre dio todo juicio al Hijo”.
El cinto de oro en su pecho
nos recuerda que él es Dios y Rey, pues su material de oro indica divinidad, y
en su pecho como cuando un presidente o rey es establecido en su gobierno.
Pero además la túnica en la
Biblia también nos recuerda que era el vestido del sumo sacerdote, aquel que
intercede por los pecadores, entonces nos habla de Jesús en su papel
sacerdotal, entonces él es juez, rey y sacerdote, él es Aquel que hace juicio y
misericordia. Él gobierna con amor y poder.
b) La santidad de Cristo, Apocalipsis 1:14.
Ahora Juan nos describe a
Jesús con “su cabeza y cabellos blancos, como nieve”, el blanco es sin duda una
referencia bíblica a la santidad. En el Antiguo Testamento el sumo sacerdote
llevaba una ropa interior de lino fino blanco, David en el Salmo cincuenta y
uno dice: “Purifícame, lávame y seré más blanco que la nieve”. Entonces el
color blanco nos habla de pureza, ausencia de pecado.
También nos dice el
versículo catorce de Apocalipsis uno que “sus ojos como llama de fuego” es una
referencia al poder de Jesucristo para verlo todo, nada está escondido delante
de sus ojos. El fuego devora la hojarasca, la mala hierba, las hojas secas; el
fuego limpia, purifica, consume lo malo y lo vano.
Entonces el color blanco y
sus ojos como fuego nos recuerdan que Dios es santo y nada se escapa a su
mirada, por eso es necesario acudir a su misericordia y al poder de su sangre
que nos limpia de pecado, y nos transforma para vivir rectamente delante de
él.
c) El juicio de Cristo, Apocalipsis 1:15.
El bronce en la Biblia significa juicio. El altar donde se presentaban los
corderos para el sacrificio por el pecado era un altar de bronce. Nos recuerda
que Jesús llevó el juicio por nuestros pecados en la cruz del calvario. Al ser
sus pies de fuego nos enseña que él viene con todo poder para juzgar el pecado
y juzgar a las naciones de la tierra.
Su voz como estruendo de muchas aguas revela el poder de su palabra con
la que creó todas las cosas y que todo por ella se sustenta. Nos recuerda
además que su palabra es como el agua que genera vida, limpieza y transforma
todas las cosas.
d) Cristo gobierna, Apocalipsis 1:16.
Como nos enseña Apocalipsis 1:20 las siete estrellas son los siete
ángeles de las siete iglesias. La palabra “ángeles” aquí se traduce del término
griego “angelos” que significa: mensajero, ángel, por implicación pastor. Es
decir son los siete mensajeros o servidores de las siete iglesias.
Entonces nos muestra la Biblia aquí que Cristo tiene a sus siervos en su
diestra (la mano derecha es la mano del poder, es la mano del honor, es
autoridad). El Señor es quien con su mano protege, sostiene y bendice a sus
siervos. No es una mano que destruye sino que transforma y honra a aquel que se
dispone en las manos del Alfarero divino.
Nos dice además la Biblia que “su rostro era como el sol cuando
resplandece en su fuerza”. Aquí se nos habla de una luz poderosa, que no viene
del sol ni de las estrellas, es el resplandor de la gloria de Dios, luz ante la
que retroceden las tinieblas.
e) Cristo ministra y fortalece a su siervo, Apocalipsis 1:17-19.
Como nos enseña este pasaje y el resto de la Escritura, es Jesucristo
quien fortalece y renueva al cansado, él es quien anima al que se ha fatigado y
restaura al que ha caído. Jesús venció a la muerte y al Hades y ahora tiene las
llaves, él es quien abre y nadie cierra, él es quien cierra y nadie abre.
El emperador romano Domiciano fue quien envió a Juan desterrado aquella
isla prisión de Patmos, pero a su muerte se levanta otro emperador: Nerva,
quien dio libertad a Juan, porque donde Dios abre nadie puede cerrar.
La estancia en aquella isla fue la circunstancia y el tiempo que Dios usó
para revelar a Juan el libro de Apocalipsis, una vez terminó allí aquel
propósito Juan salió para pastorear la iglesia de Efeso y dar los mensajes que
el Señor le había asignado.
Cuando seguramente Juan pensaba que su vida terminaría allí y que el
ministerio para él ya había concluido, Jesús lo visita y le revela uno de los
libros más interesantes, leídos y estudiados de la historia de la humanidad: el
Libro de Apocalipsis.
De hecho el nombre “Patmos” significa “muerte”, pero en medio de la
muerte Cristo manifiesta su poder para dar vida (pues él venció a la muerte y
al Hades), y sacó de aquella isla a Juan quien siguió pastoreando la iglesia de
Efeso y dirigir (según la tradición) las siete iglesias de Apocalipsis en Asia
menor. Juan murió de viejo y fue el único de los doce apóstoles que murió de
muerte natural.
Conclusión: Jesucristo es Dios todopoderoso, con su poder y amor
cuida, sustenta y protege a los suyos. Él ha vencido al pecado, a la muerte y
al Hades, al diablo y a todas las potestades infernales, resucitó y volverá por
su iglesia.
Sigue Jesús dando vida y fortaleciendo
a su iglesia para llevarla en victoria aunque el reino de las tinieblas se
oponga una y otra vez. Sólo es cuestión de tiempo y el reino venidero será
establecido plenamente y nosotros reinaremos con él.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
Te invitamos a leer: LA CORONA DE ESPINAS DE JESÚS ¿QUÉ NOS ENSEÑA?
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Amén
ResponderBorrarPrecioso mensaje mi amado siervo del Altísimo Dios. Gracias Pastor.
Muy buen estudio, de gran bendición en mi vida; porque el Apocalipsis me parece un libro complicado y me hace entenderlo más.
ResponderBorrarBendiciones pastor