El Hades no debe ser el destino del ser humano

Introducción: Cuando Adán y Eva decidieron desobedecer a Dios no sólo se perdieron los grandes privilegios del Edén, la muerte vino a enseñorearse de la humanidad. 

Pero Dios que es bueno envió a su Hijo Jesucristo para restaurar lo que ha sido dañado, y salvarnos así de un horrible destino, Dios hace todo lo posible para que el hombre no vaya al lugar de condenación o Hades, Gracias Jesús por esta salvación tan grande…   

El Hades no debe ser el destino del ser humano

“Seol” en el hebreo del Antiguo Testamento y “Hades” en el griego del Nuevo Testamento son términos que hacen referencia a aquel destino después de morir para toda persona que no cree en Jesucristo.  

Una realidad que no podemos negar hoy día es que miles de personas mueren por segundo en el mundo, y la mayoría mueren sin Cristo. Sabias por ejemplo que a nivel mundial:

Ø Cada 40 segundos se suicida una persona.

Ø Cada día mueren 56.000 personas.

Ø Cada día mueren 3.500 personas en accidentes de tránsito.

Ø 20.000 personas mueren cada día por el tabaco y el alcohol.

Conscientes de que la mayoría del mundo no es nacido de nuevo en Cristo, podemos concluir que la mayoría de las personas que mueren van a la condenación eterna, ellos van al Seol o Hades.

Hay 7.500 millones de personas en el mundo y 800 millones son cristianos protestantes, es decir el 10.6 %, podemos concluir que de las 56.000 personas que mueren cada día, aprox. El 10.6 %, es decir 6.000 son salvos… sé que hay factores que no permiten un cálculo exacto, pero es para hacernos una idea.

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La Biblia nos dice que aquel lugar está en un continuo ensanchamiento: Proverbios 27:20 “El Seol y el Abadón nunca se sacian; así los ojos del hombre nunca están satisfechos”. En la Escritura “Abadón” hace referencia a un ser angelical demoniaco, y también a una región, al parecer un profundo abismo en el Seol.

La palabra “Abadón” significa: lugar de destrucción, lugar de ruina. Nos dice la Biblia que tanto el Seol como el Abadón nunca se sacian.     

La Biblia nos enseña que el cielo tiene puertas, ventanas, caminos de acceso; también el libro del profeta Habacuc 2:5 nos dice:

“El que es dado al vino es traicionero, hombre soberbio, que no permanecerá; ensanchó como el Seol su alma, y es como la muerte, que no se saciará; antes reunió para sí todas las gentes, y juntó para sí todos los pueblos”, nos permite ver este texto que el Seol tiene acceso, se ensancha, y que la muerte nunca se sacia.

Son librados de aquel terrible lugar todos aquellos que le entregan su vida a Jesucristo, y por tanto su nombre es escrito en el libro de la vida. 

Jesucristo murió en la cruz para salvación de los hombres, él resucitó y el Padre envió el Espíritu Santo a su iglesia, Jesús dijo: “Y recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me series testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Entonces es fundamental llevar a otros el evangelio, aquella persona que está cerca de ti sin Cristo en su corazón, es un campo misionero que espera tu entrada allí. 

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Escrito por pastor Gonzalo Sanabria.  

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