Dios renueva el amor en la familia

Introducción: No podemos ignorar las maquinaciones del enemigo, y una de las facetas que el diablo ataca es la vida familiar. Como hijos de Dios debemos discernir las estrategias de las tinieblas y reprender sus obras, y más bien con el poder y el amor de Dios proteger y salvar el hogar. 

Nuestra familia es un tesoro, y debemos procurar el amor de Dios para que haya sanidad, armonía y paz en la casa…     

Dios renueva el amor en la familia.

Dios ha diseñado la familia y la responsabilidad de cada uno, cuando procuramos hacer lo que a cada uno le corresponde la familia es bendecida y la atmosfera es de paz y armonía.

Lamentablemente en el hogar se pueden generar heridas y a veces son muy profundas, otras son causadas de manera indirecta, heridas que deben ser atendidas para disfrutar las abundantes bendiciones de Dios en casa. Cuando las heridas no se atienden pueden generar infecciones y su condición empeorar hasta afectar profundamente la salud integral de la persona.     

Cuando se alberga en el corazón el resentimiento, el rechazo, la falta de perdón o sentimientos similares, estos con el tiempo se convierten en raíces de amargura que consumen la vida de la persona y no puede vivir la plenitud que Cristo ha venido a darle.

Las heridas se pueden dar entre esposos, padre e hijos, entre hermanos o familiares en general. Veamos por ejemplo Efesios 5:33-6:4

“Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido. Hijos, obedeced en el Señor  a vuestros padres… Honra a tu padre y a tu madre… para que te vaya bien, y seas de larga vida… y vosotros padres no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”.

Vemos que cuando no hacemos lo correcto, es decir cuando no desempeñamos bien nuestro papel delegado por Dios como padres, como esposos o como hijos no nos irá bien, incluso la vida no será larga sobre la tierra.

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Ante las fallas nuestras y errores de los demás, debemos ejercer el amor de Dios, el cual nos lleva a perdonar y tolerar a los demás miembros de la casa, el amor de Dios nos lleva valorar a cada uno, y podemos ponernos en los zapatos del otro para comprenderlo y ayudarlo.  

Debemos llevar nuestro corazón a Cristo cuando es ofendido o lastimado, y no buscar venganza ni herir al otro, siempre será mejor acudir a la presencia de Dios para recibir restauración y sabiduría para hablar en amor con los otros miembros de nuestra familia.  

No dejes de orar y amar a los tuyos, a su manera y en su tiempo perfecto Dios hará una obra maravillosas en tu casa. Recuerda lo que dijo Josué: “Yo y mi casa serviremos a Jehová”.

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Escrito por pastor Gonzalo Sanabria.  

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