La paternidad divina
Introducción: (Paternidad divina – Dios
Padre) Nos dice la Biblia en Juan 1:12 “Más a
todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de
ser hechos hijos de Dios”. Sin duda también nuestros pecados son lavados por la
sangre de Cristo, somos librados de la condenación eterna, pero es necesario
destacar el poderoso privilegio de ser hijos de Dios, es fundamental conocer a
Dios como Padre…
LA PATERNIDAD DIVINA - DIOS PADRE
En el texto que
acabamos de leer (Juan 1:12) se nos enseña quienes entran a disfrutar de Dios
como Padre, y experimentan la condición de hijos de Dios, y por tanto se
convierten en receptores de todas las bendiciones que eso implica.
Vemos entonces dos
acciones mediante las cuales una persona se convierte en hijo de Dios:
1) Según el contexto “recibir a Jesús”.
2) Creer en su nombre.
La palabra “recibir”
hace referencia a aquel momento en el que reconocemos por obra del Espíritu
Santo nuestra condición de pecado, acudimos a Jesús y creemos y
aceptamos que su por su sangre somos perdonados, y le entregamos nuestra vida
al Señor Jesucristo.
Entonces aquí no
sólo somos perdonados, sino que somos hechos hijos de Dios, a partir de ese
momento Dios es nuestro Padre y debemos aprender a relacionarnos con él como hijos.
Ser librados del infierno es una de las cosas que sucede al convertirnos a
Jesucristo, pero como vemos aquí, la paternidad divina es un beneficio, honor y
privilegio que Dios nos da a través de Jesús.
Leamos 1 Juan 3:1-3 “Mirad cuál amor nos ha
dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos
conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no
se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se
manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo
aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es
puro”.
Es fundamental
conocer, asimilar y experimentar la paternidad de Dios, pues es así como
viviremos toda la plenitud de su amor, cuidado y cumplimiento de sus planes
para nuestra vida. Esto es vital, ya que cuando Israel salió de Egipto por su
mentalidad bajo aflicción en esclavitud no pudieron avanzar ni disfrutar su
libertad por el desierto ni conquistar como era debido la tierra prometida.
La paternidad de Dios en el Antiguo y en
el Nuevo Testamento.
El Antiguo Testamento
hace referencia al Dios Padre en unas veinte ocasiones, donde vemos su énfasis
proveedor y protector, y como Padre de la nación de Israel. Mientras que en el
Nuevo Testamento hay unas 250 referencias al Padre celestial, entonces es una
revelación mucho más precisa y abundante en el N.T.
Es una de las verdades
reveladas más importantes del Nuevo Testamento que precisamente mediante la
obra de Jesucristo venimos a tener y conocer, incluso el deseo del Hijo es
revelar al Padre, por eso dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie
puede venir al Padre sino por mi” Jesús es el camino al Padre, vale la pena
entonces preguntarnos aquí ¿Qué tanto hemos recorrido ese camino? Es decir ¿Qué
tanto conocemos a nuestro Padre celestial?
Quizá le conocemos
más como Creador, Protector, Salvador, Señor y dueño de todo, pero en su papel
como Padre no le conocemos mucho, tal vez muy poco experimentamos con Dios esa
relación Padre e hijo.
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La
paternidad de Dios restaura la identidad del hijo.
Es muy importante
tener en cuenta que el diablo no desea que el cristiano nacido de nuevo tenga
clara su identidad como hijo de Dios. Por el contrario lo vemos atacando a
Jesús al respecto cuando por ejemplo le dijo: “Sí eres Hijo de Dios, di que
estas piedras se conviertan en pan”.
Cuando el cristiano
no conoce y vive su condición como hijo de Dios no puede disfrutar su herencia
en Cristo, pues el hijo que no sabe quién es su padre ¿cómo ha de recibir y
disfrutar de su herencia, la que por ley le corresponde?
Encontrarnos con
Jesús es el primer paso para encontrarnos con nuestro Padre celestial, es así
como el cristiano conoce, identifica, se apropia y experimenta su identidad con
su Padre verdadero y original. Al conocer su origen, naturaleza y condición,
identifica su propósito y razón de existencia. Allí le es revelado su propósito
de vida, herencia y destino eterno.
Es fundamental
conocer y experimentar la paternidad divina para vivir la identidad como hijos
de Dios, y todos los privilegios que esto significa. De otra manera somos
criaturas, pero no hijos. Dios nos hace sus hijos cuando le entregamos nuestra
vida, reconocemos que Jesús dio su vida por nuestros pecados y por la fe le
recibimos en nuestro corazón como Dios y Salvador.
Gracias Señor Jesús
por haber derramado tu sangre en la cruz para limpiarnos de pecado y darnos el
más grande privilegio: ser hijos de Dios, con todos los privilegios que esto
implica. Somos hijos del Creador de los cielos y de la tierra.
Déjanos tu comentario diciéndonos ¿cuál crees que es el mayor privilegio de ser hijo(a) de Dios?
Escrito por pastor Gonzalo Sanabria.
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El de sentirnos queridos por Él.
ResponderBorrarAsí es Juan Manuel. Nadie nos ama como Dios nos ama.
BorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarQué gozo tener a nuestro Señor!!
ResponderBorrarSin duda Sara, tener a Jesús es el más grande privilegio.
BorrarCreo que el mayor bendición es poder sentir su protección y saber que, aunque cometa errores, Él estará allí para levantarme, perdonarme y guiarme en mi arrepentimiento y dirección.
ResponderBorrarAsí es Ruby, Dios siempre estará a nuestro lado para ayudarnos y enseñarnos el camino por el cual debemos ir. Bendiciones, y gracias por dejarnos tu comentario.
BorrarAhora entiendo,verdaderamente su amor por mi
ResponderBorrarGracias Evelio por dejarnos tu valioso comentario. Bendiciones.
BorrarEl mayor privilegio es la gracia.....
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