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Dios es nuestro Padre


Dios es nuestro Padre
Dios es nuestro Padre CelestialDesde antes de la creación Dios nos predestinó para ser hijos suyos.  

Leer Efesios 1:3-5. Según este texto bíblico podemos ver varias cosas:

Por amor y por su puro afecto nos predestinó para ser adoptados hijos (entonces somos hijos por su amor)...


Sermones cristianos


Dios es nuestro Padre Celestial.


Somos hijos por medio de Jesucristo (es sólo a través de Jesús que recibimos ese privilegio y esa poderosa condición).

Escogidos desde antes de la creación para ser santos y sin mancha delante de él (entonces la identidad de hijos genera una transformación de vida).




Nos bendijo con toda bendición espiritual en Cristo (además por amor Dios Padre estableció una herencia única y abundante para sus hijos).  

A la luz de todo esto podemos ver que un objetivo de Dios al crear al ser humano era tener hijos, el planeó tener una gran familia, por eso Él es Dios y Padre de todos (Efesios 4:6). 

Cuando un padre en la tierra espera un hijo(a) prepara su habitación, hace arreglos en casa y prepara a los demás hijos, de igual manera Dios Padre preparó la tierra, organizó el Edén y dispuso todo para la llegada de sus hijos. Él ama a sus hijos mucho más que los padres de la tierra a los suyos.  

El Padre en el Nuevo Testamento:  

Sin duda alguna es en el Nuevo Testamento (por la misma obra de Jesús) donde encontramos la mayor revelación del Padre celestial. Veamos el significado de palabras griegas usadas para el Padre en el Nuevo Testamento:
   
a) “Pater”:

Este término que en primera instancia significa “Padre” tiene otros significados muy importantes a la luz de nuestro tema. Pater además significa: nutridor, protector y sustentador. Al leer Juan 1:12-13 vemos que somos engendrados por voluntad de Dios, y eso lo convierte en nuestro proveedor, protector y Aquel que nos sustenta. 




b) "Abba": 

Esta palabra es usada en el Nuevo Testamento en tres ocasiones. “Abba” es la palabra formada por los labios del niño, e implica confianza y familiaridad. Entonces Jesús se dirige a Dios como lo hace un niño con su padre: Marcos 14:36 (“Abba, Pater”) en plena confianza de protección y fortaleza. Evidencia una relación de cercanía e intimidad personal.  
 
Vemos la palabra también en Romanos 8:15 en donde Dios no ha dado espíritu de adopción por el cual podemos crecer y fortalecer nuestra relación con el “Abba, Pater” en plena confianza sin temor, relación que por consecuencia fortalece la fe del hijo en el poder de su Padre. El deseo de Dios es que desarrollemos mucho más nuestra relación Padre e hijo con él. 

En Gálatas 4:6 se nos enseña que Dios envió el “Espíritu de su Hijo” en ésta caso habla del Espíritu Santo quien nos revela y da testimonio de la obra de Jesús por nosotros, y por él podemos clamar: “Abba, Padre”. Ahora vemos aquí que además el Espíritu Santo quiere llevarnos a un mayor crecimiento en la relación con el Padre, en un ambiente de confianza familiar.

El versículo siete nos recuerda que conocer y aceptar la paternidad divina es fundamental para experimentar la herencia en Cristo.     

A través del término “Abba” Dios nos enseña que él es un Padre amoroso, cercano y presente, familiar y personal. Jesús desea que conozcamos mucho más al Padre celestial, así como lo mismo procura el Espíritu Santo. Lamentablemente y por lo general la imagen que se tiene del Padre celestial es distorsionada. 




Muchas personas conciben a Dios como un ser distante (ausente), un anciano de mal humor, o como un ser castigador. Sin embargo a leer la Biblia vemos que es lleno de amor, bondad, cercano y misericordioso.   


Posibles obstáculos para recibir a paternidad de Dios:

1) La religión.

Por lo general la religión nos enseña a un Dios lejano, exigente con muchas rutinas religiosas. Casi que inalcanzable, un juez severo y duro en el trato con los seres humanos.  No interesado en las dificultades personales de los humanos. Recordemos que Jesús confrontó con fuerza a la religión que habían establecido sacerdotes y fariseos en su tiempo.  

2) Nuestra experiencia en la familia.

Debemos reconocer que Dios estableció un padre terrenal para cada persona, para que así cada niño asimile el significado y realidad de lo que significa “padre”. Entonces ese padre terrenal viene a ser quien reemplaza a Dios en su paternidad, y la buena o mala relación con el padre terrenal viene a determinar la relación con el Padre celestial. 

Nuestra identidad es el resultado de varios factores, siendo nuestra formación en el hogar el más importante.   
 
Al nacer de nuevo recibimos una nueva identidad, es espiritual y superior a la terrenal. Ahora somos hijos del Rey de Reyes y Señor de Señores, hijos del Todopoderoso, hijos del Creador de todas las cosas, hijos amados profundamente por el Padre celestial, tanto que dio a su Hijo primogénito por tenernos a nosotros. Es fundamental ser conscientes de esto y apropiarnos de ello.     

Fue Dios mismo quien diseñó el hogar como el espacio de formación, protección y provisión para los hijos. Precisamente por eso el diablo ataca el modelo de Dios de muchas maneras, mediante la violencia intrafamiliar, divorcio, abuso, maltrato y rechazo a los hijos, abandono del hogar, etc.

Por eso hay muchas personas con heridas o profundo dolor debido al rechazo, abusos, abandono de sus padres, entre otros. Y al llegar a Jesús es difícil aceptar y vivir la paternidad de Dios. Hablamos de situaciones como:

Intento de aborto por parte de sus padres.
Violencia y agresiones físicas y verbales por parte de sus padres.
Abandono por uno o por los dos padres.
Abuso sexual recibido de sus padres.
Padres que no proveyeron para sus necesidades.
Padres que no fueron expresivos en su afecto, ni fueron proveedores de amor.

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Jesús vivió también momentos muy difíciles, desde el vientre cuando José y María embarazada huían de Herodes, cuando su familia lo dio por loco al decir “está fuera de sí”, entre otros. Por eso nos entiende perfectamente, y desea sanar nuestro corazón y acercarnos al Padre celestial. 

Nuestro corazón necesita ser sano y libre, para recibir la paternidad de Dios y ser mejores padres y esposos en la tierra.

Solamente en Dios nuestra alma encuentra respuesta y provisión verdadera. Sólo Dios satisface de verdad la necesidad espiritual y emocional que el ser humano requiere, sólo Dios puede ministrar y sanar los vacíos paternales y restaurar nuestra identidad: Salmo 27:10. 

Somos herederos de Dios y coherederos juntamente con Cristo, por eso también dice la Escritura que Jesucristo es el primogénito entre muchos hermanos. Gracias Dios por darnos el gran privilegio y honor de ser tus hijos.

Escrito por pastor Gonzalo Sanabria.  

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