Que tus palabras sean de bendición
Introducción: A veces impulsados por la ira o
por la depresión declaramos palabras de maldición o palabras que lastiman a
otros, y esto permite la obra de las tinieblas. Por eso la Biblia nos manda a bendecir.
Declaremos palabras de vida y no de muerte, palabras de victoria y no de
fracaso, no debemos negar nuestra realidad cuando estamos en dificultades, pero
si debemos declarar que por la fe en Cristo venceremos…
Que tus palabras sean de
bendición y no de maldición.
Nuestra boca debe ser una fuente de vida y no de
muerte. Leamos Santiago 3:10-12
“De una misma boca proceden bendición y
maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por
una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos ¿Puede acaso la higuera
producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua
salada y dulce”.
Santiago ante la realidad de la mala
administración de la lengua nos dice: “Hermanos, esto no debe ser así”, y
nuevamente usa un ejemplo de la naturaleza para enseñarnos. De una fuente de
agua no emana por la misma abertura agua dulce y agua amarga. Así como tampoco
un árbol produce un fruto diferente al de su naturaleza, es decir un árbol de
manzanas no produce limones, ni una naranja sale de un árbol de mangos.
De igual manera de una misma fuente no puede
salir agua dulce y amarga. Así mismo de nuestra boca no deben salir bendiciones
y maldiciones. Es necesario rendir nuestra boca a Dios, para que hablemos el
idioma del Señor, todo esto es para nuestra bendición, pues la Biblia dice en
Proverbios 18:20-21
“Del fruto de la boca del hombre se llenará su
vientre; se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en
poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos”.
Recordemos que cuando el Espíritu Santo se derramó en pentecostés nos dice la Biblia que “se les aparecieron lenguas como de fuego… fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas”.
Recordemos que cuando el Espíritu Santo se derramó en pentecostés nos dice la Biblia que “se les aparecieron lenguas como de fuego… fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas”.
Entonces es el Espíritu Santo quien nos ayuda a
cambiar nuestra manera de hablar, es el fuego del Espíritu de Dios el que debe
avivar nuestra boca para bendecir la creación, bendecir nuestra familia y
descendencia, bendecir la vida misma que Dios nos ha dado.
Es necesario reconocer que hemos pecado con
nuestra boca muchas veces, con murmuración, calumnias, maldiciones, múltiples
quejas ante Dios, etc. Pidamos perdón a Dios, rindamos nuestra boca al Señor y
permitamos al Espíritu Santo hablar a través de nosotros.
Conclusión: Gracias a Dios por
todos sus beneficios, y por darnos el privilegio de ser instrumentos de
bendición. El poder que él ha puesto en nuestra boca es muy grande, por tanto
procuremos su dirección para administrar bien lo que él mismo nos ha dado.
Escrito por pastor Gonzalo Sanabria.
Te invitamos a leer: "VOLVIENDO AL PRIMER AMOR".
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