Quiero lo nuevo Dios
Introducción: Nuestro corazón debe mantener un anhelo por
conocer cada día más a Dios, el Señor ha establecido que el Espíritu Santo es
nuestro Consolador, es Aquel que nos quiere instruir y enseñar, él nos revela
aquellas cosas que ojo no vio no oído oyó, por eso es necesario fortalecer
nuestra comunión con el Espíritu Santo…
Quiero lo nuevo de Dios para mi vida
Ciento veinte estaban dispuestos para recibir al Espíritu
Santo, Hechos 1:13-15.
“Y
entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, y Juan y
Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, y Simón Zelotes, y
Judas hermano de Jacobo. Todos éstos perseveraban
unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y
con sus hermanos. Y en aquellos días Pedro se levantó en medio de los
discípulos (el número de las personas allí reunidas, era como de ciento veinte)”
Después de ver ascender a Jesús al cielo desde el monte
de los Olivos los discípulos volvieron a Jerusalén y reunidos en el aposento
alto “perseveraban unánimes en oración y ruego”. Durante diez días aprox.
buscan al Señor en oración, esto nos recuerda la importancia de perseverar
creyendo las promesas del Señor, pues Dios nunca nos decepcionará.
El versículo quince de Hechos uno nos dice que había 120
personas allí. Pero sólo algunos días antes quinientos hermanos habían visto a
Jesucristo resucitado (como nos dice 1 Corintios 15:6) ¿Dónde están los 380
restantes? Todo esto ocurrió en solo cincuenta días.
Seguramente haber visto a Jesús resucitado fue glorioso
pero ¿aquel impacto sólo duró algunos días? Tal vez estaban ocupados para ir a
orar al aposento alto, o tal vez tuvieron que viajar, o a lo mejor tenían miedo
de ser señalados, pero eran hermanos, es decir cristianos ¿qué paso con ellos?
No lo sabemos a ciencia cierta. Lo que sí sabemos es que
no estaban cuando el Espíritu Santo fue derramado sobre la iglesia. ¿Será que a
veces nos conformamos? ¿Será que queremos formar parte de la multitud y no de
los escogidos? ¿Será que sabían que la gente se iba a burlar de los 120? ¿Será
que para ellos ver al Señor una vez fue suficiente?
Jesús en varias ocasiones habló de la venida del Espíritu
Santo después de su partida ¿será que no creían lo suficiente en aquella
promesa? No sabemos con exactitud qué pasó con los 380. En otras ocasiones
miles siguieron a Jesús para recibir sus milagros, sanidades y provisión, pero
en el aposento alto sólo había 120 discípulos.
Es muy interesante tener en cuenta Hechos 2:17-18 “Y será que en los
postreros días, dice Dios: Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne; Y
vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Y vuestros jóvenes verán
visiones; Y vuestros ancianos soñarán sueños: Y de cierto sobre mis siervos y
sobre mis siervas derramaré de mi Espíritu en aquellos días, y profetizarán”,
a través de éstas palabras el apóstol Pedro explica que todo lo que estaba
sucediendo era el cumplimiento de la profecía de Joel.
El versículo 18 nos dice: “Sobre mis siervos y sobre mis
siervas derramare mi Espíritu” esto va mucho más allá de cubrir los dos
géneros. Veamos:
La palabra siervo(a) aquí se traduce del término griego
“doulos” que significa esclavo o siervo voluntario o involuntario. La raíz de
ese término griego es “deo” que significa: atar, ligar, sujetar. En el caso de
quien sirve a Dios es alguien que voluntariamente por amor a su Señor decide
sujetarse a él, por amor le sigue y le sirve.
Es mucho más que un encuentro ocasional, es un estilo de
vida. Esa pasión hace que la persona se destaque ante los ojos de Dios, pues no
está entre la multitud, ni entre los 380, forma parte de los 120. Es decir en
su corazón hay un profundo anhelo por las cosas del Señor, desea lo nuevo que
el Espíritu Santo trae. Su corazón siempre desea más de Dios.
Conclusión:
Damos gracias a Dios por lo que hasta aquí hemos recibido, pero él tiene mucho
más para darnos. Cosas nuevas del Espíritu Santo para nuestra vida han sido
planeadas, abramos nuestro corazón a él y a su obra.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
Quiero
lo nuevo de Dios.
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