El Servicio a Dios Requiere Madurez.
Introducción: Seguramente en el servicio a Dios nos encontraremos con obstáculos,
oposición y crisis, pruebas que demandaran nuestra mayor fe en Dios y
perseverancia ante las dificultades. El Señor mismo es nuestra fortaleza y en
su presencia alcanzaremos la sabiduría para enfrentar cada situación, confiando
en él y perseverando veremos su respaldo sobrenatural…
a) Llamados a crecer en Cristo, 1 Corintios 3:1-4.
“De manera que yo, hermanos,
no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en
Cristo. Os di a beber leche, y no
carne; porque aún no podíais digerirla, ni aún ahora podéis; porque aún sois carnales; pues
habiendo entre vosotros celos, y contiendas, y divisiones, ¿no sois carnales, y
andáis como hombres? Porque cuando uno
dice: Yo soy de Pablo; y otro: Yo de Apolos; ¿no sois carnales?”
La inmadurez espiritual impidió al apóstol pablo enseñar alimento sólido a
la iglesia de Corinto. Su condición de carnalidad (ausencia de espiritualidad)
los califica como niños. La expresión “ni sois capaces todavía” nos deja ver
que no procuraron su crecimiento espiritual y por ende se pierden bendiciones
de la revelación de Dios.
Cuando un cristiano se niega a recibir la leche de la palabra él mismo se
está cerrando para recibir la carne o alimento solido de la palabra. Podemos
ver algunos tipos de personas aquí:
El hombre natural, no ha nacido de nuevo, no tiene al Espíritu Santo.
El hombre carnal, es aquel que necesita crecer alimentado por la leche de
la palabra.
El hombre carnal inconstante, es aquel que lleva más tiempo, pero es
inmaduro, necesita renovar su comunión y compromiso con Dios.
El hombre maduro o espiritual, es aquel que ha crecido mediante la leche de
la palabra, y ahora es fuerte y capacitado para recibir la carne de la palabra.
Es muy interesante ver que Pablo llama “niños” a aquellos hermanos en la
iglesia de Corinto que andaban en celos, contiendas y divisiones. Es decir la
madurez espiritual se refleja en una conducta altruista o que busca el
bienestar de los demás. Podemos recordar las palabras de Jesús y más bien
bendecir y no maldecir, hacer bien al enemigo y derrotar el mal haciendo lo
bueno.
b) Los ministros son siervos de Dios (3:5-9).
Pablo enseña como él y Apolos son cristianos al servicio de Dios, y que al
fin y al cabo es el Señor el dueño de la iglesia. Cada uno recibe de Dios
diferentes talentos o capacidades, por ejemplo Pablo plantó y Apolos regó, pero
solamente Dios es quien da crecimiento a la semilla. Aunque los hombres podemos
hacer muchas cosas, si estas no son aprobadas por Dios no tendrán un verdadero
y genuino crecimiento.
Pablo deja claro que la gloria es de Dios. Nos enseña también la armonía
que había entre Pablo y Apolos, ellos se complementaban en su ministerio o
servicio. Pablo deja ver que aunque los dos sirven al mismo Señor, la
recompensa será diferente para cada uno. En el tribunal de Cristo veremos
muchas sorpresas, pues Dios entrega su recompensa según el corazón y la obra de
cada uno, no según el criterio de los hombres.
c) La gracia de Dios: privilegio y responsabilidad (3:10-15).
El apóstol Pablo viene hablando de servicio no de salvación, por tanto la
gracia de Dios a la cual se refiere aquí es aquella capacidad dada por Dios
para hacer la obra a la cual nos ha llamado. Por tanto Dios con el llamado
otorga una gracia especial para cumplir con esa comisión. La frase “la obra de
cada uno” nos recuerda el privilegio y responsabilidad de servir a Dios.
Es muy importante mantener claro una verdad: Jesucristo es el fundamento.
La palabra fundamento aquí es traducida del término griego “dsmelios” que
significa también cimiento, base, piedra base. Éste término también se usa en
Apocalipsis 21:14 para referirse al cimiento de la ciudad celestial. Esto
significa entonces que lo que hagamos para la obra de Dios debe tener como
cimiento y base a Cristo mismo y su verdad. Todo aquello que no sea sostenido
por él ni tenga su diseño caerá.
d) El creyente como templo del Espíritu Santo (3:16-17).
“¿No sabéis que sois templo
de Dios, y que el Espíritu de Dios
mora en vosotros? Si alguno destruye
el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual
sois vosotros, santo es.”
Pablo una vez más les recuerda a los Corintios el llamado de Dios a no
participar de la vida desordenada que se desarrollaba en la ciudad. Así como un
templo físico es consagrado o dedicado
para el culto exclusivo a Dios, el creyente ha sido escogido para ser templo
del Espíritu Santo y debe estar dispuesto para él.
e) Somos propiedad de Dios (3:18-23).
De manera clara y contundente el apóstol les recuerda que todo creyente
nacido de nuevo es de Cristo, pues fue él quien pagó precio de sangre en la
cruz por cada uno. Ellos no le pertenecen a ningún servidor del Señor sino a
Dios mismo (esto es una amonestación a los seguidores de Pablo, de Cefas, de
Pedro, etc). Los mismos apóstoles servían a Dios por su gracia y podían enseñar
sabiduría porque el Señor mismo se las daba, entonces todos se debían a
Cristo.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
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