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EL ESPÍRITU SANTO EN LA IGLESIA Y EN EL CREYENTE

Introducción: Una pintura hermosa nos puede llamar la atención, o un hermoso vehículo, o contemplar un atardecer. Pero, más cautivante es ser testigos de su construcción. 

Mucho más maravillosa es la obra del Espíritu Santo en la iglesia y sus diversas maneras de actuar en la vida del creyente: “pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, y en Samaria y hasta lo último de la tierra” Hechos 1:8...    




EL ESPÍRITU SANTO EN LA IGLESIA Y EN EL CREYENTE

1) LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO EN LA IGLESIA:

a) Es protagonista en el nacimiento y existencia de la iglesia de Cristo.   

Nota: Recordemos que así como de un costado de Adán Dios hizo a la mujer, Jesús fue herido en un costado al morir por nosotros. Del costado (herida) de Adán salió Eva, del sacrificio de Cristo nació la iglesia. 

La Biblia misma nos enseña que la iglesia es el cuerpo de Cristo, y así como el cuerpo de Cristo fue engendrado en María por la obra del Espíritu Santo: Lucas 1:30-38, el Espíritu Santo viene sobre los 120 (cuerpo de Cristo) en pentecostés, y nace la iglesia. 

Y así como Cristo dependió del Espíritu Santo mientras estuvo en la tierra, la iglesia debe depender del Consolador (el Espíritu Santo).



     
b) Genera testimonio de Cristo y unidad en la iglesia

Nota 1: La iglesia de Cristo es una sola, es un solo cuerpo, no es una unión organizacional sino espiritual, es por esa única Iglesia que Cristo viene, por eso dice: “Cristo amó a la iglesia, y se entregó por ella… a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, santa, sin mancha y sin arruga”. Somos una sola iglesia en Cristo.

c) El Espíritu Santo inspiró y confirma la Palabra escrita (2 Tim. 3:16-17).   

d) La proyección de la iglesia debe ser dirigida por el Espíritu Santo (Hechos 13:1-3 y 20:28).   

Nota: Desde el principio Dios ha querido guiar al hombre, pero el obstinado corazón humano muchas veces ha impedido esta obra. En los postreros tiempos Dios ha enviado su Espíritu Santo a morar dentro del hombre, para guiarlo, y para conducir su iglesia. Su deseo es llevarnos al mejor lugar, al lugar de nuestro destino.  

2) LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO EN EL CREYENTE:

a) Para una verdadera vida espiritual el creyente requiere al Espíritu Santo (Rom. 8:1-2).

Nota: Es el Espíritu Santo quien nos ayuda a hacer morir en nosotros el orgullo, la mentira, el robo, el pecado sexual, la ira, la amargura, el rencor, etc. Sin el Espíritu Santo no podemos obedecer al Señor.




b) Acciones del Espíritu Santo:

Ø Produce vida y renueva, Juan 3:5-6.
Ø Da testimonio y santifica, Rom. 8:11 y 1 Pe. 1:1-2.  
Ø Fortalece, Efesios 3:14-16.
Ø Procura comunión y guianza, 2 Cor. 13:14 y Juan 16:13-15.
Ø Unge y capacita para el servicio, Hechos 10:37-38.

Nota: Las obras sobrenaturales de Dios, los grandes desafíos que el Señor pone delante de sus hijos y siervos, y una verdadera vida cristiana sólo se pueden vivir y alcanzar con la ayuda y obra del Espíritu Santo en el cristiano. No es posible que el hijo de Dios haga la obra del Señor sin el Espíritu Santo, y el Espíritu requiere para su obra a los hijos de Dios dispuestos.  
  
Conclusión: Muévete con tu poder amado Espíritu Santo en la iglesia y en cada uno de nosotros. Digámosle al Señor: “Dios dispuesto estoy. Te entrego mi vida, mi futuro, todo, ayúdame a hacer tu voluntad. Amado Espíritu Santo ayúdame a conocerte cada día más”.

Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.

Te invitamos a leer: “EL SELLO DEL ESPÍRITU SANTO”.   


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