JESÚS ROMPE LAS CADENAS DE AFLICCIÓN
Introducción: En el principio la tierra estaba desordenada y vacía, pero Dios restauró
todas las cosas, y al final dice la Biblia, “y vio todo lo que había hecho y he
aquí era bueno en gran manera”. Jesús sigue sanando y liberando y transformando vidas. Todo lo que Dios hace es bueno…
JESÚS
ROMPE LAS CADENAS DE AFLICCIÓN
I. LA
CONDICIÓN DEL HOMBRE ENFERMO, Marcos 7:31-32.
Sordo, tartamudo, cautivo espiritual y rechazado social.
Nota:
Al
considerar la vida de éste hombre, podemos compararla con nuestra vida antes de
Cristo. Corazones heridos, enfermos por el pecado, cautivos del rencor,
amargura, vicios, etc. Su autoestima estaba por el suelo, y la visión de su
futuro era completamente oscura.
Tanto que el no viene a Jesús, a él lo trajeron (fue la fe de otros). A causa de su condición lo consideraban bajo el juicio de Dios o bajo maldición, y era rechazado y aislado, además de una barrera en él: no podía oír ni hablar.
Tanto que el no viene a Jesús, a él lo trajeron (fue la fe de otros). A causa de su condición lo consideraban bajo el juicio de Dios o bajo maldición, y era rechazado y aislado, además de una barrera en él: no podía oír ni hablar.
II. LA
OBRA DE JESÚS, Mr. 7:33a.
A. El
Señor lo separa de la multitud.
Nota: Debemos destacar ésta
acción. En muchos textos bíblicos Dios habló a sus hijos, a sus siervos en un
momento de separación, por ej: Moisés, Elías, Jacob. En medio del ruido de la
multitud y velocidad de nuestra era, apartarnos para oír a Dios también es importante.
B. Jesús
ministró sus oídos y su lengua, Mr. 7:33b.
Nota 1: Jesús
ministra los sentidos donde el hombre estaba afectado. Pero creo que todos
necesitamos ser ministrados allí, en nuestros oídos para escuchar a Dios y en
nuestras lenguas para hablar lo correcto, porque algunos oídos no oyen a Dios y
algunas lenguas hablan lo incorrecto.
Nota 2: Es
importante que observemos aun el orden en que Jesús ministra a éste hombre:
primero sus oídos, y luego su lengua. Porque debemos primero oír, y luego
hablar. Por eso el Señor le dice a la iglesia: “el que tiene oído, oiga lo que
el Espíritu dice a las iglesias”.
Nota 3: Nos
dice el texto: “y escupiendo, tocó su lengua”, esta manera seguro nos sorprende
pero así actúa nuestro Dios, de diversas maneras, como él quiere, pues es Dios
soberano.
C. Jesús
intercedió y declaró la palabra, activando el milagro, Mr. 7:34-35.
Nota: Jesús “gimió”, del
griego “stenazo” que es una expresión de un sentimiento interno de dolor, hablamos
de una intercesión profunda. “Alzó sus ojos al cielo”, ¿sí Jesús dependió del
Padre, mientras estuvo en la tierra, podemos nosotros hacerlo de otra manera?.
En
segundo lugar Jesús declara la palabra: “Sé abierto”, y lo que estaba cerrado
se abrió y lo que estaba atado se soltó. Éste es el proceso: separación, oír a
Dios, intercesión, declarar la palabra y luego ver la activación del milagro.
D. Jesús
por su gran amor todo lo hace bien, Mr. 7:36-37.
Nota: Jesús cuidó su
manifestación como Mesías, pues el pueblo no sabía a veces como manejar esto,
pues aun intentaron tomarlo y hacerlo rey, pero él desaparecía. Él no vino a
ser coronado aquí, vino a dar su vida en rescate por muchos.
“Se
maravillaban, diciendo: Bien lo ha hecho todo”, él todo lo hace bien, aunque a
veces no comprendemos, otras veces dudamos, en otros momentos decimos no es
posible, y tal vez digamos ¿Por qué estoy viviendo esto? Pero, Dios es soberano
y todopoderoso, y al final veremos que por su amor él todo lo hace bien.
Conclusión: Jesús
tomó la vida de un hombre enfermo, rechazado, y fracasado, y la transformó en
una vida sana, libre, con propósito, pero ante todo conoció al Cristo de la
gloria. Ese hombre aprendió que para Dios todo es posible, y que todo lo que él
hace, lo hace bien.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
Te
invitamos a leer: “EL MANÁ PAN DEL CIELO”.
Comentarios
Publicar un comentario