EL ESPÍRITU SANTO ES TU AYUDA

Introducción: Respecto al tema de la oración hay muchos conceptos, como: “no es necesario orar tanto” “no hay que ser religiosos” “ya no hay que orar” “eso es para otros” etc. Sin embargo vemos a Jesús nuestro modelo orando y hacerlo con frecuencia, incluso se apartó noches enteras a orar. Cuando empezamos a darnos cuenta que la oración es un privilegio y el camino para conocer más a Dios, que cuando oramos el poder del Señor se activa a nuestro favor y que mediante la comunión con él nos son revelados secretos del reino, entonces la perspectiva cambia, pues la oración es un arma poderosa que promueve la acción del reino de Dios en la tierra…    

EL ESPÍRITU SANTO ES TU AYUDA

“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” Romanos 8:26.

El versículo de hoy nos recuerda que el Espíritu Santo nos ha sido dado para ayudarnos. Él nos ayuda en “nuestra debilidad” frase que en éste caso está relacionada con nuestra incapacidad para orar en la perfecta voluntad del Padre celestial. Pero el Espíritu no sólo nos ayuda a orar, él también nos quiere ayudar a tomar buenas decisiones, a servir a Dios de manera que su nombre sea exaltado, nos ayuda librándonos de las trampas del enemigo, nos fortalece con la unción para ministrar el poder de Dios, nos convence de pecado, en fin Su obra es maravillosa y sobrenatural.    

El Espíritu Santo nos ayuda también cuando estamos siendo tentados por el enemigo o por nuestra propia naturaleza carnal, nos ayuda cuando aparece el desánimo ante los obstáculos y la oposición, también nos ayuda llevándonos por el camino de la santidad al hacernos ver la maldad de nuestro propio corazón, y nos anima para avanzar hacia el plan del Señor para nuestra vida. Muchas gracias Dios por enviar tu Espíritu Santo.   

La expresión “pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos” nos hace recordar las palabras de Santiago: “Pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:3). Muchas de nuestras peticiones, por no decir casi todas, son egoístas, están basadas en nuestros propios deseos, pues generalmente buscamos la satisfacción personal y el alcance de nuestros propios logros. Nuestra naturaleza caída es continuamente un escollo a superar cuando de hacer la perfecta voluntad de Dios se trata.

Ante ésta debilidad Dios ha enviado su Santo Espíritu para que nos ayude. Por eso debemos procurar que el Espíritu de Dios sea nuestro Maestro, amigo y compañero de oración. Así como en una ocasión los discípulos le dijeron a Jesús “enséñanos a orar” debemos decirle continuamente al Espíritu Santo: “ayúdame a orar, guíame para ser un instrumento de oración, úsame eficazmente para orar de acuerdo al plan de Dios”.     

“El Espíritu Mismo intercede por nosotros” es una expresión maravillosa, pues nos enseña que es Dios mismo orando a través de nosotros. También la Escritura nos dice que: “abogado tenemos para con el Padre a Jesucristo el justo” entonces tenemos dos intercesores ante el trono del Padre celestial: a Jesucristo y al Espíritu Santo, que poderosa bendición y que gran privilegio tenemos como hijos de Dios. 

No descuidemos tan grandes bendiciones, quiero decir no descuidemos nuestra comunión con Dios, los más grandes secretos nos son revelados en la intimidad con el Señor ¿o acaso no se reservaba Jesús la revelación de sus enseñanzas para cuando estaba a solas con sus discípulos? Invierte tiempo en el secreto con Dios y él te bendecirá en público. 

Reflexión final: La Escritura también nos dice que “el Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente” por tanto el Espíritu Santo te está esperando. Él quiere usarte y enseñarte los secretos y maravillas de Dios. Fortalece tu comunión con él ahora y entra en un nuevo tiempo con el Señor.

Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.

Te invitamos a leer: “EL PODER DE LA FE”. 

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