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UN ESCUDO UNGIDO

UN ESCUDO UNGIDO
Introducción: La Biblia nos enseña la realidad de la batalla espiritual, somos hijos de Dios, y también soldados del ejército del Señor. 

Esto implica que seamos obedientes a Su autoridad, aprender el correcto uso de las armas espirituales, y conocer las estrategias de la batalla, los planes y maquinaciones del enemigo, y por supuesto avanzar firmes en Cristo pues él ya nos dio la victoria…      

UN ESCUDO UNGIDO (2 Samuel 1:21)

“Montes de Gilboa, ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas; Porque allí fue desechado el escudo de los valientes, el escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite” 2 Sam. 1:21.

1) El escudo es el arma defensiva más antigua.

Nota 1: Hoya día podemos ver poderosas y grandes armas de guerra, pero en tiempos antiguos no era así. El escudo era precisamente un arma defensiva, los escudo grandes protegían la integridad del soldado, pero los más pequeños eran usados más bien para la batalla cuerpo a cuerpo, y protegían los órganos vitales.
     
Nota 2: Los materiales usados más comunes en la construcción de escudos eran:

a) Madera.
b) Cuero (procesado, secado, tensado y formado por varias capas, protección contra las flechas y lanzas).
c) Cobre.
d) Bronce (más resistente que el cobre).
e) La Biblia nos habla de escudos de oro y de bronce: 1 Reyes 14: 25-27.  




2) El escudo del rey Saúl.    

Nota: Por el hecho de ser el rey, seguramente tenía Saúl un escudo especial, muy bien construido, hermoso y adornado con oro y plata. El término escudo es traducido desde el término hebreo bíblico: “maguen” que implica: protección, cerco, defensa. Es muy interesante ver que la Biblia nos habla aquí de un escudo ungido, esto nos lleva a pensar en varias cosas:
  
a) La expresión “ungir el escudo” hace referencia a la costumbre de aplicar aceite sobre el cuero del escudo para hacerlo así flexible y adecuado para el uso en la batalla. El aceite también hace el cuero más duradero, pues el aceite es un nutriente para el cuero.

b) El texto nos habla de “el escudo ungido”, ungir es aplicar aceite. En la Biblia el aceite es símbolo del poder del Espíritu Santo, hablamos entonces de la unción. Jesús dijo: “recibiréis poder cuando venga sobre vosotros el Espíritu Santo”, los discípulos del Señor habían aprendido a predicar y a orar por los enfermos y endemoniados, pero Jesús no los manda a la batalla sin el poder del Espíritu Santo. 

c) ¿Cómo obtenemos el aceite? Las aceitunas se cosechan del olivo, y luego son trituradas en el lagar o en el molino de piedra, para finalmente obtener el aceite. En la medida en que nos disponemos para Dios, y permitimos su obra en nosotros fluirá Su carácter. En la comunión con el Espíritu Santo el aceite es renovado y multiplicado.   




3) En la batalla el escudo es fundamental.  

Nota: Al considerar el contexto (leamos 2 Samuel 1:4-12, 23-25) podemos concluir varias cosas importantes:

a) Las batallas son parte del camino del pueblo de Dios.
b) El hijo de Dios debe estar preparado.
c) La fe no debe estar puesta en las capacidades humanas, sino en el poder de Dios (vemos que Saúl y Jonatán eran ágiles como el águila y fuertes como leones).
d) La caída del rey Saúl empezó por una flecha de los filisteos: 1 Crónicas 10:1-6 (entonces el rey Saúl murió en tres etapas: la flecha de los arqueros filisteos, intenta suicidarse con su propia espada y finalmente el amalecita acaba de matarlo). Ante la flecha la pregunta es ¿dónde estaba el escudo? ¿Por qué no fue usado?
e) Simbólicamente hablando ¿Quizá la ausencia de unción en el escudo permitió la obra destructora del enemigo en la vida del rey Saúl? La comunión con Dios nos hace fuertes ante la dificultad, por eso es importante cuidarla.        




4) El término escudo aparece sólo una vez en el Nuevo Testamento: Efesios 6:16.       

Nota 1: El término escudo se traduce del griego bíblico “thureos” que significaba anteriormente una piedra para cerrar la entrada de una cueva; luego, un escudo, grande que protege todo el cuerpo del soldado. El escudo de la fe nos protege de los dardos de fuego del maligno. 

Son mensajes que vienen alimentados con el fuego del infierno, hablamos de mensajes de incredulidad, calumnias, resentimiento, menosprecio, deseos de renunciar, mensajes que promueven el pecado, falta de perdón, etc. Cuando el dardo de fuego no se apaga sino que se permite, rompe el escudo y causa el daño para el cual fue enviado.

Nota 2: Sin embargo debemos tener presente que Dios pelea por nosotros y nos defiende: Salmo 3:1-4.      

Conclusión: No tengas temor Dios es tu escudo y fortaleza, procura su presencia y él te defenderá. Fortalece tu comunión con el Espíritu Santo, y la unción será renovada y fortalecida en ti. No desmayes, persevera, Dios está contigo.
(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria)


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