EL AMOR DE JESUCRISTO
Introducción:
Cuando vivimos tiempos difíciles podemos cuestionar a Dios o dudar de Su amor y
cuidado. Por ejemplo Gedeón cuando fue visitado por el ángel de Jehová dijo: “si
Dios está con nosotros ¿por qué nos ha pasado todo esto?”. Pero Dios es amor y
tiene cuidado de sus hijos. Su silencio no es indiferencia ni enojo, él dio su
vida por ti y no permitirá que una pequeña crisis te aparte de él, recuerda él
dijo: “yo estoy contigo todos los días”…
EL AMOR DE JESUCRISTO
1) La misericordia de Dios es para todos (Lucas
23:34).
Nota:
Jesús pide misericordia y perdón para quienes le crucifican. Aún para aquellos
quienes ante su agonía echan suertes para definir quien se quedaría con sus
vestidos. “Vestidos” palabra traducida del griego “jimation” significa túnica
exterior, vestido, y echan suertes porque al ser sin costura era de alto valor
y debía conservarse entera. Jesús perdona a quienes le están causando dolor,
decepción y muerte, dándonos ejemplo una vez más del poder del verdadero
amor.
2) Jesús pide perdón para aquellos que se
burlaron de él y lo rechazaron (Lc. 23:35-37).
Nota
1: Jesús fue rechazado por los suyos, por su familia que lo
creyó loco, recibió la burla y menospreció de los gobernantes judíos y soldados
romanos. En Jesús hay perdón para todos los seres humanos, sin importar su
raza, estrato, color de piel, ni la gravedad de sus pecados, pues el poder de
su sangre limpia todos los pecados sin importar el tamaño de éstos. Te invito a
leer: “La restauración familiar en los últimos tiempos”.
Nota
2: En una ocasión había un hombre sentado en la playa,
afligido a orillas del mar, levantaba montones de arena y luego veía como las
olas derribaban su montaña, llevándose todos esos granos de arena. Se acercó un
amigo, le saludo y sentándose junto a él le pregunto ¿Qué te pasa? Él le
compartió su aflicción, estaba triste al reflexionar sobre sus múltiples y
grandes pecados.
Pero su amigo le dijo: “Ves como el agua
del mar derriba tus montañas de arena y se lleva todos los granos, mayor poder
tiene la sangre de Jesucristo, la cual puede llevarse todos tus pecados y
derribar toda tu culpa”. Aquel hombre entre lágrimas entregó su vida a Jesús,
quedando libre de aquella montaña de pecados que lo acusaba y afligía. Sólo en
Jesucristo hay perdón y salvación “porque
no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.
3) La paga del pecado es la
muerte (Lucas 23:32-33).
Nota 1:
La pena de la crucifixión y muerte era para los criminales de ése tiempo. Estos
dos hombres eran malhechores (traducción del término griego “kakourgos” que traduce
criminal). Otras versiones traducen malhechores como: ladrones, salteadores,
bandidos, criminales.
Nota 2: Los
crímenes del ajusticiado se inscribían en un letrero que se colgaba al cuello o
se clavaba en la cruz por encima de su cabeza, ver versículo
38. Ellos estaban allí por sus delitos, Jesús por los
nuestros. Los pecados del hombre en la tierra son registrados en los libros del
cielo, donde también está el libro de la vida (Apoc. 20:11-12).
4) Por excelencia Jesús es
salvador (Lc. 23:39-41).
Nota 1:
Es necesario evaluar nuestra vida, auto examinarnos, y considerar la obra y el
amor de Jesucristo por nosotros. Su estilo de vida había dejado huellas y
cicatrices de dolor y frustración (esa es la vida sin Cristo).
Nota 2:
Tenemos aquí dos hombres, uno que escuchó la voz de Dios en su conciencia y
otro que a pesar de su condición sigue burlándose. Algunas veces aunque el
hombre llegue a sus peores crisis, al límite de la muerte, endurece su corazón
y no se acoge la gracia de Dios en Cristo. C/u escoge su camino, c/u escoge
creer la verdad de Dios o la mentira del diablo, c/u escoge la vida o la
muerte, pero Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Los otros
caminos son caminos de mentira y muerte.
5) No importa el tamaño de la
crisis, acercarse a Jesús es la mejor decisión (Lc. 23:42-43).
Nota
1: Éste ladrón lo reconoce como rey, como el enviado de
Dios, pues le dice: “Acuérdate de mí, cuando vengas en tu reino”. Reconoce su
condición de decepción y vacío de vida (pues dice; “justamente padezco, pues es
lo merecido por mis hechos”). Él sabe que el Cristo volverá. Así como todas las
profecías respecto a Su primera venida se cumplieron: que nacería en Belén, que
crecería en Nazaret, que su ministerio se desarrollaría en Israel, que en
Jerusalén sería crucificado, que la tercer día resucitaría, y volvería al
cielo, todo se cumplió, también todas aquellas profecías respecto a su segunda
venida se cumplirán.
Nota
2: Jesús le habló del paraíso, le dijo “Hoy estarás conmigo en el
paraíso”, ésta palabra nos recuerda el Edén (nombre que significa paraíso,
delicia), allí estaban Adán y Eva en plenitud de vida, pero ellos fallaron y
tuvieron que salir del paraíso, pero Cristo vino a recuperar lo que se había
perdido, pero lo más grande no es la belleza del paraíso, ni todas sus
comodidades, ni todos sus beneficios, lo mejor no es el lugar, sino quien
estará allí: Dios mismo, y estaremos para siempre con el Señor. Este es el amor
de Jesucristo.
Conclusión: Cristo
murió por nosotros, por nuestros delitos y pecados, en Su cuerpo llevó nuestras
enfermedades y maldiciones, y sigue salvando a todo aquel que cree. Dios es
fiel y tiene cuidado de sus hijos.
(Escrito por Pastor Gonzalo
Sanabria)
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