EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO
El texto de hoy
(Hch. 4) destaca que Pedro estaba lleno del Espíritu Santo y así habló ante la
multitud. Esto nos recuerda cuán importante es el poder del Espíritu Santo. Es
así de claro: sin el poder del Espíritu de Dios no seremos efectivos en aquello
que el Señor nos ha encomendado. Es con el poder del Espíritu Santo que podemos
hacer Su obra, ya que ésta es sobrenatural, el poder que la acompaña también
debe serlo. Por eso Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder,
amor y dominio propio. Gracias Señor por la bendita unción de tu Espíritu…
EL PODER DEL
ESPÍRITU SANTO
“Entonces Pedro, lleno del Espíritu
Santo dijo… sea notorio a todos vosotros que en el nombre de Jesucristo de
Nazaret… este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra
reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del
ángulo” Hch. 4:8-11.
El hombre que
recibió el milagro era cojo de nacimiento, limosnero, era llevado y dejado cada
día en la puerta del templo para que pidiera limosna a los que entraban.
Podemos concluir que su vida era triste, sin sueños, y de suma impotencia al
ver como transcurrían los años de su vida. Lo más seguro es que no sólo recibía
limosnas, también palabras de menosprecio, burla y condena, “a lo mejor está
así por algún pecado” declaraban algunos tal vez.
Dios manifestó
su poder y gracia sanando a éste hombre y transformando toda su vida, éste
hombre que fue sanado tenía cuarenta años de aflicción, pero un día llegó su
milagro. Dios es todopoderoso y bueno, y todo tiene su tiempo, él sabe cómo,
con quien y cuando hacerlo. Pedro estaba lleno del poder del Espíritu Santo,
estaba sometido a Dios, era una vasija dispuesta para que Dios manifestara su
gloria. Te invito a leer: “Pablo Es lleno Del Poder Del Espíritu Santo”.
Pedro afirma que
éste milagro ocurrió por el poder que hay en el nombre de Jesucristo de Nazaret,
de ésta manera da la gloria a Dios. Esto nos recuerda que todo lo que hacemos
es por la gracia del Señor, y que en todas aquellas cosas significativas que
alcancemos debemos levantar en alto el Nombre del Señor. Hay tanto poder en el
nombre de Jesucristo que las enfermedades huyen, los demonios tiemblan, y un
día toda rodilla en los cielos, en la tierra y debajo de ella, se doblara ante
éste Nombre el cual Dios Padre exaltó hasta lo sumo.
Los edificadores
rechazaron la principal piedra, nos enseña el texto de hoy. Los edificadores de
la vida espiritual del pueblo de Israel eran precisamente los sacerdotes,
escribas y ancianos, pero ellos rechazaron y aún crucificaron al Señor Jesús,
quien es la cabeza del ángulo ¿qué significa esto?
La cabeza del
ángulo era aquella piedra singular, y muy fuerte, que se ponía como fundamento
o soporte para construir una edificación, ésta serviría de apoyo inicial, conformándose
ángulos con las otras piedras que se iban agregando poco a poco, ésta piedra daba
fuerza y unidad a la casa, era el origen de toda la construcción. El apóstol Pablo
dijo: “nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es
Jesucristo”. Así pues Cristo es la principal piedra del edificio que es su
iglesia. La Iglesia está sostenida y es edificada por Cristo Jesús.
Reflexión final:
Jesús
caminó en un ministerio sobrenatural por el poder del Espíritu Santo que estaba
en él. Así como el Verbo se hizo carne y con sus pies iba por todo Israel, con
su boca predicaba y con sus manos tocaba a los enfermos, quiere el Señor hoy a
través de su cuerpo (la iglesia) ir por el mundo llevando su mensaje y poder
salvador, sanador y libertador aun mundo necesitado de la gloria de Dios, digamos
pues “heme aquí dispuesto estoy”.
(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria)
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