CÓMO PREDICAR UN MENSAJE CON PODER

Cómo predicar un sermón con poder
(Cómo predicar un sermón con poder). Todos deseamos compartir y predicar mensajes que muestren el poder de nuestro Dios y una palabra donde el Espíritu de Dios pueda hacer una obra transformadora en quienes oyen la predicación. Un mensaje cristiano y bíblico, organizado y bien sustentado, puede perder su impacto si quien lo enseña no sabe entregar de manera correcta el sermón. 

El primer requisito para llevar bien la Palabra de Dios, es precisamente una buena comunión con él, pues es muy difícil decir en público lo que no nos ha dicho en secreto…  




¿CÓMO PREDICAR UN MENSAJE CON PODER?

Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros 2 Tesalonicenses 3:1

Estudiaremos ahora algunos fundamentos o consejos que se deben poner en práctica para predicar un mensaje con poder:

1. Se requiere el poder de Dios para predicar un sermón con poder.

Recordemos las palabras del apóstol Pablo: “Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder” 1 Cor. 2:4. Debemos procurar el respaldo del Señor en la comunión personal con él, su unción y denuedo para exponer Su palabra. Es muy difícil hablar de Dios, sin hablar con él primero.

La Palabra del Señor es un mensaje del cielo, viene de Dios, eso lo hace sobrenatural, por eso debemos procurar el respaldo y poder sobrenatural de Dios. En la comunión con Dios viene la revelación del Espíritu, esto es muy importante para no predicar nuestras ideas o prejuicios, sino la voluntad y verdad de Dios.    




          2. Orden para predicar el sermón:    

Recordemos que la misma Escritura nos dice que Dios es un Dios de orden, esto no significa que dejaremos de lado la obra y dirección del Espíritu Santo, sino que procuraremos honrar precisamente su dirección. 

Esto nos habla de ser ordenados en nuestro bosquejo y ceñirnos a él (pues en nuestro tiempo de oración es el mensaje que Dios nos dio). De esta manera evitaremos andar por muchas ideas y conceptos, que impiden dejar un mensaje claro y conciso en el auditorio. Además distribuiremos de manera apropiada el tiempo. 

(Te invito a leer el tema: Dios trae lo mejor para tu vida. ). 

3. Una dinámica apropiada.    

Una correcta modulación en la voz es muy importante. Si gritamos, lo más seguro es que esto molestará, y si lo hablamos demasiado bajo pues nadie oirá. La voz debe ser firme, agradable, y mantener una velocidad correcta (debemos evitar hablar tan rápido que no se entienda, ni tan despacio que el auditorio se duerma).        
    
El rostro del predicador debe expresar el gozo de servir a Dios, y la confianza en el poder del Señor que transforma todas las situaciones. Pues el rostro triste y amargado ya es un mensaje. Los gestos y el uso correcto de nuestro cuerpo en la narración son muy importantes, pues hace dinámica y agradable la experiencia enseñanza-aprendizaje.

Esperamos que el libro “Sermones para predicar, Tomo I” sea una herramienta de estudio y ayuda para predicar la palabra de Dios (son sermones debidamente bosquejados y enriquecidos con reflexiones y comentarios desde el escenario histórico, cultura y gramatical; por eso puede leerse también como libro devocional). El libro en formato electrónico puedes adquirirlo aquí en: Sermones para predicar.         

4. Enseñanza bíblica.     

Recordemos que la Biblia dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” 2 Tim. 3:16. Nuestro mensaje debe tener un buen sustento bíblico, es decir debe estar enriquecido con pasajes de la Biblia, pues Dios ha prometido bendecir y respaldar su Palabra, y no la nuestra. 

Por supuesto debemos mantener un equilibro, pues leer demasiados textos bíblicos y muy largos fatiga y adormece a os oyentes. Te invito a leer: Persevera, tu milagro está cerca.

5. Al predicar un sermón éste debe contener un desafío.      

Santiago por el Espíritu Santo nos dice: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” Santiago 1:22. 

Cada mensaje es un llamado a obedecer a Dios y creer en Su palabra, es una invitación seguir Su camino confiando en Su ayuda y cuidado. Cada mensaje predicado es un reto para cambiar nuestras vidas y agradar al Señor.

Reflexión final: Procuremos honrar a Dios y Su palabra, primero poniéndola por obra, y luego enseñándola. Esforcémonos por servir a nuestro Dios con excelencia, procuremos predicar sermones con su poder, él se merece lo mejor.  




(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria)



Cómo predicar un sermón con poder. 

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