Derrotemos el miedo:
Debemos en primer lugar descarar la expresión “Después de éstas cosas” pues nos hace mirar atrás ¿Qué había sucedido antes? En el capítulo anterior Abram había enfrentado a quienes habían secuestrado a su sobrino Lot, familia y bienes. La batalla había sido intensa, pero finalmente Dios le dio la victoria sobre sus enemigos (eran cuatro reyes cananeos). La victoria sobre ellos fue milagrosa porque el Señor respaldó a Abram.
La expresión "No temas" nos recuerda además que el temor es una emoción con la cual luchamos como seres humanos, la cual aparece ante los desafíos, caminos inciertos, en tiempos de batalla, ante las malas noticias, entre otras coas, pero es superada con la fe en Dios y la fortaleza que viene del Espíritu Santo, por eso dice la Biblia: "No nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio" 2 Timoteo 1:7.
En este caso en particular Dios se lo dice a Abram, pues seguramente temía las represalias de los reyes cananeos que había derrotado, o temía su futuro, o quedarse sin hijo (leer Génesis 15:2-3), pero Dios que conoce el corazón de Abram, le habla fortaleciendo su fe y su confianza en el cuidado divino.
Además el Señor le explica a Abram la razón por la cual no debe temer: “yo soy tu escudo”, algo así como: “aunque no tengas ejércitos como ellos, yo soy tu ejercito” o “aunque no tengas corona como ellos, yo soy tu corona y poder”.
El término "escudo" aquí proviene de una palabra que además traduce: defensa, protección, arma. Esto era Dios para Abram (y también para nosotros, pues también es nuestro Dios y él no cambia). Él es nuestra defensa y protección.
En éste caso promete un “gran galardón” que traducido desde el idioma hebreo significa además: “multiplicación de la recompensa”, “gran salario”. El Señor recompensaría a Abram de una manera grande y significativa.
Según Génesis 15:18 "En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grane, el río Eufrates", y podemos concluir entonces que las bendiciones, galardones, y recompensas que el Señor envía, no sólo son para nosotros sino también para nuestra descendencia.
Continuemos en el camino de Su propósito, sin desmayar, él ha prometido bendecir. Adelante, los que avanzan son los que llegan a la meta y Dios está contigo para ayudarte.
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