DERROTANDO EL RESENTIMIENTO

DERROTANDO EL RESENTIMIENTO
Aunque Jesús hizo la voluntad de Dios, tuvo que enfrentar el rechazo, la burla, oposición y la traición, pero su perseverancia alcanzó salvación para todos. Cuando consideramos también el ministerio del apóstol Pablo hallamos persecución, murmuraciones y calumnias contra él, muchos peligros, enfermedad, varias decepciones, soledad, muchas veces incomprendido, continuos ataques espirituales y físicos; pero vemos que al final dijo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe, y me está guardada la corona de justicia”, el enemigo hasta el fin lo acechó, pero Pablo se fortaleció en Jesucristo nuestro Señor y pudo vencer, porque más grande es nuestro Dios que cualquier poder y estrategia del enemigo. Por eso renueva tus fuerzas en Dios y avanza, pues hay grandes conquistas por alcanzar... 


DERROTANDO EL RESENTIMIENTO  

“Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde” Hechos 4:1-3. 

No podemos olvidar que los espíritus inmundos procuran detener y estorbar los planes de Dios en nuestra vida. Una de las estrategias que el enemigo utiliza es el resentimiento, el enojo o rencor. Consideremos primero que el término resentimiento en el griego bíblico indica desagrado, indignación, estar dolorosamente angustiado. El texto de hoy nos enseña que los sacerdotes (en su mayoría fariseos) y los saduceos, aunque diferían en doctrina se unieron para hacer el mal, ellos estaban “resentidos” y motivados por ese enojo hicieron encarcelar a los apóstoles.  

Cuidémonos del resentimiento y del rencor, pues estos ciegan el buen juicio. Vemos que aunque eran sacerdotes no lograron ver que la obra era de Dios. Dirigían la vida espiritual de Israel, pero llevados por el resentimiento, estaban peleando contra el Señor. Esto nos enseña que no importa cuánto conocimiento bíblico tengamos, o que nivel de autoridad Dios nos ha entregado, debemos desechar el resentimiento, o éste nos llevará a cometer grandes y graves errores (tengamos presente también que la falta de perdón introduce el corazón en una cárcel de maldad). Te invito a leer: “La Sobrenatural Pesca En El Mar De Galilea”.              

Debemos ver también como el enemigo procura cautivar o encarcelar a los hijos de Dios. Dice el texto que: “los pusieron en la cárcel”. Las cárceles y cautiverios no solo son físicos, recordemos que las verdades físicas son resultados de las espirituales. La misma Escritura nos dice: “Lo que se ve, fue hecho de lo que no se veía”, el profeta Isaías acerca del Señor Jesús profetizó: “He aquí mi siervo, mi escogido… he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones… para que abras los ojos de los ciegos,  para que saques de la cárcel a los presos,  y de casas de prisión a los que moran en tinieblas”. Un ejemplo de esto lo vemos  en el cautiverio del endemoniado gadareno, Jesús lo liberó y se convirtió luego un evangelista que llevó el mensaje por toda Decápolis.    

Cuidémonos del resentimiento y de las heridas en el corazón, pues sin querer tal vez, seamos usados por el enemigo para estorbar la obra del Señor. Por eso es fundamental, cuando así se requiera ejercer el perdón (“perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó en Cristo”).      

Los apóstoles hicieron su labor a pesar de la gran oposición, ellos enfrentaban persecución por parte del imperio romano, por parte de las autoridades religiosas del momento, por parte de los judíos no creyentes y una fuerte oposición espiritual demoniaca. Los apóstoles no se rindieron, ellos se fortalecieron en Dios. No cedamos ante el enojo o ante los deseos de venganza, derrotemos el resentimiento con el perdón y el amor de Dios.    

Las grandes conquistas nunca han sido fáciles, Hch. 4:4 nos dice que “muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil”. Recordemos que Josué tuvo que esforzarse, ser valiente, perseverante, superar crisis, y muchas otras cosas para conquistar la tierra prometida. De la misma manera como los apóstoles y Josué, nosotros debemos ser esforzados y valientes en el Señor, y veremos su gloria y poder a nuestro favor.

Es interesante ver que cuando el resentimiento (en nosotros o en otros) es derrotado por el amor, por el perdón, y por el poder de Dios, los resultados son gloriosos, pues la gloria de Dios fluye sin obstáculo (vemos que miles y miles se convertían a  Jesucristo).

Reflexión final: Dios ha prometido estar con nosotros, seguramente en el camino encontraremos obstáculos que superar, pero con la fuerza del Señor avanzaremos. No permitamos que el enemigo siembre la semilla del rencor, derrotemos el resentimiento y caminemos en el poder y en el amor de Dios.


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(Escrito por pastor Gonzalo Sanabria).

Te invitamos a leer:
1.   ¿QUÉ ES LA FE EN DIOS?   

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